Bolsa, mercados y cotizaciones

En medio año se deben lograr ya dos terceras partes del objetivo de 2025

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Al terminar el semestre toca hacer balance de la rentabilidad que llevamos acumulada en cartera en relación con los objetivos que nos habíamos marcado a comienzos de año para 2025. Si el seguimiento semanal frente a las expectativas me parece necesario; el mensual, esencial; el trimestral, indispensable; el semestral, como el anual, es obligatorio.

Para una cartera convencional de un inversor europeo -mitad renta fija/mitad renta variable-, el semestre acaba con un notable alto porque se debe lograr como mínimo el 3% de ganancia cuando la previsión para el conjunto del año se situaba en torno al 4,5%. El resultado a mitad de año supone la consecución de dos terceras partes de lo presupuestado, en un año que no ha sido una balsa de aceite para la inversión como sucedió en 2023 y 2024. Al susto que supuso la irrupción de la inteligencia artificial de DeepSeek en el sector que concentra toda la fortaleza del mercado, el tecnológico, se añadió el pánico provocado por Trump y su pizarra de los aranceles el 2 de abril. Las sesiones del jueves 3; viernes 4; lunes 7; martes 8 y la europea del miércoles 9 -hasta que Trump anunció un arancel del 10%-, provocaron esa sensación de que los mercados quitan el sueño y hay que salir huyendo porque se desconoce qué es lo que va a suceder sin dar ninguna reflexión de que en realidad puede ser un buen punto de entrada.

El balance está claro que es muy positivo salvo que se tenga una elevada posición en Wall Street, que pese a salvar en positivo el semestre, para el inversor europeo tiene la losa de la debilidad del dólar que hunde la rentabilidad de su cartera un 10%. Sin olvidar que de las Siete Magníficas sólo Nvida y Microsoft están en máximos históricos.

Terminado el primer semestre hay que pensar en las expectativas que genera la segunda parte del año. El terreno de ventaja que se ha tomado respecto a la planificación anual debe servir para amortiguar que seguramente el segundo semestre no será tan positivo. Las bolsas parecen moverse por técnico dentro de un rango definido, entre el techo y suelo anual, por lo que el riesgo de caída es muy elevado frente al potencial retroceso. Este es el motivo por el que sigo insistiendo desde finales del pasado año que en una clásica cartera Bogle, 60%/40%, hay que estar balanceado hacia la seguridad frente al riesgo. Sólo en la crisis de los aranceles señalé la oportunidad de progresivamente deshacer esta relación, pero como casi siempre en mercado no hubo tiempo de ejecución.

Las bolsas cotizan a precios muy exigentes, especialmente la estadounidense que encima ofrece expectativas de rentabilidad inferiores a las de un bono yankee, T-Note. El arranque de semestre nos llega, además, con el cierre del capítulo de los aranceles (9 de julio) y el inicio de la bajada de impuestos. Cumplir el presupuesto todavía es un reto.

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