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Especial Empresa Global

La región del Pacífico prescinde de China y crecerá un 4% en 2025 con el riesgo de la guerra comercial

  • Japón es más sensible a los aranceles por su tradicional enfoque en las exportaciones
  • Filipinas liderará el crecimiento entre las economías en desarrollo en la región
Un mapa de la región del Pacífico. Dreamstime
Sergio Fernández

En plena guerra arancelaria, no hay país o región que quede libre de ver trabas al comercio. Sin embargo, la pausa arancelaria propuesta por Donald Trump sigue vigente y eso deja abierta la puerta a oportunidades empresariales en una de las regiones más ricas en recursos del planeta y con un mercado potencial de más de 1.000 millones de habitantes: los países del océano Pacífico. La región, que incluye países emergentes como Indonesia o economías maduras como Japón o Australia, crecerá de media un 4% en 2025, según las expectativas del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Esto implica incrementar el Producto Interior Bruto (PIB) de la región más de un punto porcentual que la media global. Y estas previsiones sí que recogen un entorno más difícil para el comercio y para las cadenas de suministro, por lo que cualquier escenario más benigno en materia arancelaria no hará más que avivar el atractivo en la región para los intereses españoles en la región y los que buscan una oportunidad en nuevos mercados.

El verdadero éxito de la región en términos de crecimiento del PIB sería la capacidad del Pacífico de generar bienes y servicios sin depender tanto de China como ha sido lo habitual hasta la fecha. La riqueza total generada por la mayor parte de los países de esta zona dependían de China como consumidor y como motor industrial. En los últimos años esta dependencia fue en descenso también por la lenta recuperación del país tras la pandemia, hasta el punto de crecer en 2025, de media, tanto como lo haría el gigante asiático según las proyecciones del FMI. Del mismo modo, no dependen tanto de Estados Unidos como otras áreas del planeta por lo que la región puede prosperar ajena a las políticas de Donald Trump (a excepción de Australia, Nueva Zelanda o Japón que sí que tienen relaciones comerciales con Estados Unidos de mayor calibre).

Por otra parte, el crecimiento de la economía global se quedará estancado en torno al 2,8% en el ejercicio en curso, según recogen las previsiones del Fondo Monetario Internacional. Es decir, 120 puntos básicos (más de un punto porcentual) por debajo de lo que la media de los países isleños del océano Pacífico anotará. Obviamente, existen diferencias por regiones, principalmente si se comparan las grandes economías desarrolladas las que están en vías de desarrollo. Solo la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (Asean, en inglés, que incluye a Tailandia, Indonesia, Malasia, Singapur y Filipinas, entre otras) crecerá este año más de un 4%, en la línea de los años posteriores al 2020 caracterizado por la irrupción de la pandemia. Y en años próximos también se mantendría esta corriente.

El gran atractivo para las empresas españolas en esta región está más allá del turismo de playas y destinos paradisíacos o resorts. La gran abundancia de materias primas y la necesidad de muchas economías emergentes de mejorar sus infraestructuras (clave para la expansión de sus economías y atraer a más inversores extranjeros) son las otras oportunidades que ofrecen la mayoría de estos países isleños con los que España tiene acuerdos comerciales. Solo como ejemplo, las grandes compañías cotizadas españolas (las que están dentro del Ibex 35) obtienen alrededor del 5% de sus ingresos de esta región en concreto, según el agregador de datos de FactSet. Y hay más compañías cotizadas (y no cotizadas) que también tienen presencia o filiales en estas regiones.

Además de la normalización de la expansión de los Productos Interiores Brutos de estos países en los próximos años también se producirá una caída de la inflación que fue característica de los países emergentes desde la apertura de las economías tras la pandemia del coronavirus. En 2023 se tocó el techo de la inflación en Filipinas, Australia, Nueva Zelanda, Indonesia y Japón. Los precios no caerán en 2025 al ritmo de lo visto en 2024, según el FMI. Pero, aun así, no se esperan sorpresas inflacionistas en 2025 aunque la guerra arancelaria pueda echar por tierra estas previsiones en caso de que se instale el peor de los escenarios posibles. En paralelo, los grandes bancos centrales de la región siguen ajustando sus políticas monetarias. En Australia y en Nueva Zelanda se mantiene un rumbo acomodaticio mientras que en Japón la tendencia es restrictiva.

  • Japón

Los beneficios empresariales en Japón se mantienen al alza, a pesar de que la economía nipona es particularmente sensible a cualquier política comercial global que restrinja o grave las importaciones y exportaciones. Esto se debe a que Japón es un país tradicionalmente orientado a las exportaciones y "está profundamente integrada en las cadenas de suministros globales", como recuerda el responsable de renta fija de Mediolaum International Funds, Daniel Loughney.

El Banco Central de Japón se encuentra además en una encrucijada, porque su enfoque de subir los tipos de interés para mantener bajo control el auge de los precios también fortalece al yen japonés. Esto es bueno para las importaciones porque reduce los costes pero malo para sus exportaciones. Y no todo depende de responsable monetario nipón, dado que gran parte de la fortaleza del yen se debe a la debilidad del dólar (la divisa japonesa actúa como valor refugio ante la incertidumbre). Sin embargo, Japón sigue siendo una economía de consumo especializada en la tecnología, robótica y automoción. Y su cercanía a Corea del Sur y China es otra ventaja competitiva para las empresas afincadas en las islas niponas.

El aumento de los precios también es un indicador de incremento salarial, algo que beneficia a compañías como es el caso del grupo Inditex o de firmas del sector agroalimentario como Freixenet o Codorniu, con presencia en el país. Del mismo modo, este incremento del consumo avivará el mercado de crédito del que podrían aprovecharse entidades españolas sobre suelo nipón, como pueden ser BBVA o Banco Santander. Gestamp o Cie Automotive también forman parte del tejido automovilístico en la región.

  • Australia

Australia fue uno de esos países desarrollados en los que la inflación se disparó hasta alcanzar el 5,6% de media en el ejercicio 2023. No obstante, el banco central nacional (RBA, por sus siglas en inglés) ajustó su política monetaria para contener el auge de los precios. Hoy el horizonte es otro. La flexibilización monetaria de los últimos meses llevó al RBA a situar sus tipos de interés en el 3,85% este mismo mayo en el que es el segundo recorte de tipos del 2025 de este banco central. Es una buena noticia para las empresas que tienen presencia en este país con recursos industriales y energéticos.

Compañías como Applus, Ferrovial, Técnicas Reunidas o CAF ya saben que en Australia las oportunidades pasan por la construcción de infraestructuras y por la exploración de los recursos nacionales. También están presentes las compañías eléctricas y vinculadas a las energías renovables que aprovechan el clima y las horas de luz para instalar paneles solares o molinos eólicos. Es decir, es un país grande, con una baja densidad de población (pero alto poder adquisitivo) que permite construir grandes explotaciones energéticas también gracias a un marco regulatorio favorable.

Australia será el país del Pacífico que liderará el crecimiento entre las economías desarrolladas de la región por delante de Nueva Zelanda y Japón. Así, el FMI considera que el PIB nacional crecerá un 1,6% este año y más de un 2% de cara al que viene. Mientras tanto, el IPC en el año en curso se situaría en el 2,5%.

  • Nueva Zelanda

También hay empresas ligadas al consumo que exportan sus productos a Nueva Zelanda así como empresas que tienen negocio en las tecnologías de la información en el país como Telefónica. La presencia española en el país se encuentra en constante crecimiento, como recuerdan desde el Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX) y donde la inversión extranjera encuentra facilidades para entrar en el país, incluso con apoyo gubernamental. A cierre del 2024, las importaciones españolas en el país alcanzan el 0,8% del total mientras que las importaciones suman un 0,3%. Uno de los mayores potenciales en la región es el sector de las energías renovables y las infraestructuras en todas sus facetas a pesar de que el territorio tenga una relevancia pequeña en términos de población. Pero su condición de economía desarrollada incrementa la accesibilidad de consumidores potenciales que demandan calidad a costa de precio.

En 2024 la economía sufrió una contracción del PIB, algo no visto en otras geografías desarrolladas como Japón. No obstante, para 2025 se espera un crecimiento de casi el 1,5%, según el FMI, que supondría la recuperación de la economía.

  • Filipinas e Indonesia

Un año más, Filipinas será la encargada de liderar el crecimiento de las áreas en desarrollo del sudeste asiático y el Océano Pacífico en general, con un crecimiento del PIB del 5,5% para este año y para los dos siguientes también, según las proyecciones del FMI. El turismo y los bajos costes laborales juegan a favor de Filipinas a la hora de captar financiación extranjera, en particular la española por sus lazos históricos.

Además, en Indonesia (su PIB crecería un 4,7%) se está desarrollando una clase media rápidamente que incrementa su poder adquisitivo y demandan productos de mayor calidad, como los que produce y exporta la economía española. Esto sin olvidar la estratégica situación del país a mitad de camino entre China y Japón con Europa, lo que implica ser un eslabón clave en el comercio regional.