
Las naciones del Océano Pacífico se van a caracterizar este 2023 por un crecimiento de su economía que deja muy atrás a lo que se espera para el Producto Interior Bruto (PIB) global. Puede que China capitalice gran parte de la expansión mundial este año, o que absorba la mayor parte de una eventual recesión, pero los verdaderos crecimientos se darán en otras regiones al sur y al este del gigante asiático, donde las economías en desarrollo levantan el atractivo de las compañías españolas que desembarquen en estas costas.
Frente al 2,8% del crecimiento que prevé el Fondo Monetario Internacional (FMI) para este 2023 la zona del Pacífico supera el 3% de media gracias a la estabilidad de regiones como Japón, Australia o Nueva Zelanda pero también por la fuerte expansión de países como Indonesia o Filipinas. El potencial que ofrece esta región, tanto para el sector turístico como para las exportaciones o el desarrollo de infraestructuras, ya es sabido para las empresas españolas. Como dato, se espera que el cierre del 2023 el conjunto de las empresas españolas cotizadas obtendrá más de un 5% de sus ingresos de los países bañados por el océano más grande del mundo, según FactSet. Un volumen de negocio que ha crecido año tras año.
Además, la inflación no será un problema en esta región, si se tienen en cuenta las previsiones que baraja el FMI para los años venideros. Aquellos países que donde los precios no hayan tocado su techo durante el ejercicio pasado lo harán este 2023 y ofrecerán unos Índices de Precios de Consumo (IPC) normalizados a fechas previas a la pandemia ya para 2024.
Japón
Japón es uno de los destinos más habituales de las compañías españolas al ser una economía desarrollada y por su cercanía al resto del continente asiático. En su relación bilateral con España se importan vehículos y piezas para vehículos y tecnología en su mayoría, mientras que las mayores exportaciones españolas a Japón se focalizan en alimentos o fármacos. Gestamp es un ejemplo del primer grupo que tiene presencia en Japón donde forma parte de la industria de la automoción del país. Del mismo modo, compañías como Inditex tienen a Japón entre sus diez geografías más importantes por ingresos, según FactSet.
No obstante, el peculiar camino que ha marcado el Banco de Japón (BoJ, por sus siglas en inglés) hasta la fecha puede debilitar la economía del país. Mientras el resto de bancos centrales ya está pensando en detener sus alzas de tipos -o incluso bajarlos- en el país nipón aún no han visto la necesidad de comenzar con las políticas restrictivas para poner freno a la inflación. Es cierto que no se esperan índices de precios al consumo tan altos como en Europa, donde se vieron incrementos interanuales del 10%, pero se espera que el pico se alcance en Japón en este 2023, un año en el que se anotará un 2,7% según el FMI.
Recientemente se ha producido un cambio de gobernanza en el BoJ con el que se espera que se abra una nueva etapa con una política monetaria más restrictiva. Esta dinámica será uno de los principales efectos nocivos en el crecimiento japonés que llevará a la economía al borde de la recesión de cara al 2025 según los últimos cálculos. Y es que ya se aprecia cierto desgaste en las exportaciones niponas que defraudaron en el dato de abril al reflejar el menor ritmo de crecimiento en dos años. De hecho, las tensas relaciones occidentales con China han volcado el esfuerzo comercial de Japón hacia Europa y Estados Unidos -y mientras cayeron las exportaciones niponas al gigante asiático-. Por el lado de las importaciones, en el mes de abril se produjo el primer paso atrás desde enero de 2021, lo que "invita a pensar en cierta pérdida de tracción de la demanda interna", apuntaron desde el departamento de análisis de Bankinter. Eso sí, el país podría despedirse de su característica deflación que ha estado presente casi treinta años ya que el aumento del gasto y el tímido ascenso de los salarios podría alcanzar el 2,7% de inflación este 2023 después de años con los precios a la baja. Las cifras no llegarían a escalar hasta equipararse a los niveles europeos o los vistos en Estados Unidos más aún si el Banco de Japón endurece las condiciones de la política monetaria nacional más de lo esperado por el mercado.
Australia
Australia es la otra gran región del Pacífico más próxima a occidente por su cultura y costumbres, que no por cercanía. En este país tienen actividad varias compañías españolas como Acciona, CAF, Applus, Ferrovial o Técnicas Reunidas entre muchas otras según recoge el ICEX. Uno de los grandes atractivos es su riqueza en materias primas y toda la industria ligada a la extracción, producción y transporte de las mismas, lo que invita a establecer negocios ligados a la construcción o mantenimiento de infraestructuras. Australia anunció recientemente su apoyo financiero para proyectos de hidrógeno. De hecho, el país tiene el potencial para producir grandes cantidades de energía limpia de bajo costo y "el hidrógeno podría ser una solución para exportar este excedente", apuntaron desde Julius Baer.
Sin embargo, el país tampoco escapa al rápido aumento de los precios que mantiene el IPC en el país en el 7%. EL Banco Central Australiano aún está en una fase restrictiva y mantuvo el alza de los tipos de interés en su última reunión, sorprendiendo a la mayor parte de expertos recogidos por Bloomberg que esperaba una pausa del responsable monetario australiano. Actualmente, los tipos están en el 3,85%: el nivel más alto desde 2012. Este tono duro hace prever al FMI que la inflación caerá al 5,3% al cierre del 2023 (lejos del objetivo del 2% de IPC que persigue la mayor parte de los bancos centrales del mundo) y lo que conlleva a su vez una contracción del crecimiento esperado para este año (al 1,6%). Aún así, la economía australiana no se ralentizará tanto como otras regiones occidentales y desarrolladas ya que el 2023 sería el peor ejercicio de aquí a 2025.
Nueva Zelanda
Nueva Zelanda todavía es un país que está corrigiendo su inflación como el resto de grandes economías del mundo: con subidas de tipos de interés de la mano de su banco central. Y esto recortará la evolución de su PIB hasta el 1,1%, según las principales previsiones de organismos internacionales. Será a partir de 2025 cuando recupera cierta normalidad, según las proyecciones del FMI. Pero eso no resta el atractivo del país que sigue aumentando su tráfico turístico tras la vuelta a la normalidad de China.
Otras regiones
El enclave estratégico de Indonesia en la ruta marítima asiática coloca en buena posición al archipiélago que se ha beneficiado de la descongestión de las cadenas de suministro y de sus recursos básicos. Y es que el 20% del PIB nacional lo aportan las exportaciones de gas, petróleo, minerales y agricultura, según los datos nacionales del 2022. Así, se posiciona como una economía en expansión que crecerá este año otro 5% según el FMI y que lo seguirá haciéndolo así por lo menos hasta 2025. Compañías como Repsol han sabido desarrollar proyectos en Indonesia ligados a sus recursos naturales. En concreto, la petrolera puso en marcha en el país un proyecto de captura de CO2 vinculado al megayacimiento de gas natural de Sakakemang que contempla el transporte y almacenamiento de carbono asociado a la producción de gas natural con un potencial de capacidad de almacenamiento de hasta 1,5 megatoneladas anuales.
En Filipinas ocurre algo parecido. El país será de las regiones con mayor crecimiento del Pacífico, alrededor del 6% en este ejercicio y en los posteriores según el FMI. Y más allá del potencial turístico del archipiélago del que también se hacen eco compañías españolas está su creciente balanza comercial. A pesar del bache que puede suponer el 2023 a escala global, si finalmente la economía se encamina a una recesión o a una ralentización de la actividad, los países dentro de la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN) -y de la que Filipinas forma parte- tienen la capacidad de convertirse en la cuarta economía global para 2030, según recoge el ICEX.