
El Banco de Inglaterra (BoE por sus siglas en inglés) ha recortado este jueves los tipos de interés en 25 puntos básicos, hasta el 4,25%. Es el cuarto recorte de los tipos desde que el organismo comenzó a bajarlos el verano pasado. La decisión, ampliamente esperada, de la 'Vieja Dama' de Threadneedle Street, como se conoce al banco central (325 años a sus espaldas), se ha producido prácticamente al tiempo que el presidente de EEUU, Donald Trump, ha confirmado un acuerdo comercial de gran alcance con Reino Unido. Los funcionarios del BoE han tomado su decisión de tipos (se suele votar el día previo al anuncio) y elaborado sus cálculos macro sin conocer, en teoría, los pormenores de un pacto comercial clave para la economía, en la medida en la que puede acabar con los aranceles que amenazaban con lastrar la actividad en las islas.
En la siempre muy observada votación de los funcionarios que integran el Comité de Política Monetaria (CPM), cinco de ellos han votado a favor del recorte aprobado, mientras que dos se han decantado por una nueva pausa en los tipos y otros dos (la habitual Swati Dhingra y el más oscilante Alan Taylor) han abogado por un recorte de 50 puntos básicos. Teniendo en cuenta que la expectativa era de ocho votos a favor del recorte estándar y uno (Dhingra) del recorte 'jumbo', se puede decir que ha saltado la sorpresa y que la división en el seno del comité se ha ahondado.
Las dudas que sobrevuelan a los funcionarios (el crecimiento no despega y se ve amenazado por la guerra comercial, la inflación y las presiones salariales no acaban de disiparse) se han sustanciado en una importante cautela a la hora de emprender el ciclo de recorte de tipos, con homólogos como el Banco Central Europeo (BCE) bajando el precio del dinero más deprisa. Esta cautela ha hecho que el CPM haya mantenido en su comunicado con la decisión la frase "debemos mantener un enfoque gradual y cauteloso", pese a que muchos analistas esperaban un mensaje más dovish eliminando esta afirmación. Este guiño más halcón de lo esperado ha provocado que la libra esterlina haya recuperado el terreno que había ganado con la noticia del acuerdo comercial y que había borrado justo antes de publicarse la nota del BoE.
"Las presiones inflacionarias han seguido disminuyendo, por lo que hoy hemos podido recortar los tipos de nuevo", ha declarado el gobernador del BoE, Andrew Bailey, en el comunicado que acompaña la decisión. "Las últimas semanas han demostrado lo impredecible que puede ser la economía global", ha añadido. Pocas horas después de la reunión en la que, teóricamente, se redactó este comunicado, la actualidad le daba la razón y Trump colgaba en redes sociales una publicación en la que avanzaba un acuerdo comercial de alcance con un "gran país". A lo largo de la noche, se iba descubriendo que se trataba de Reino Unido.
Buscando cubrirse las espaldas, el personal técnico del BoE elaboró previsiones barajando diversos escenarios según la política comercial. A pesar de la perspectiva de un acuerdo, el Banco de Inglaterra dejó claro que la principal amenaza para el Reino Unido proviene del impacto global de los aranceles estadounidenses en la economía británica. En sus números, el banco central recoge que el impacto en la actividad, debido al aumento de los costes y la mayor incertidumbre, reduciría la producción británica en 0,3 puntos porcentuales en tres años y la inflación en 0,2 puntos porcentuales en dos años. Si bien se ha revisado al alza el pronóstico de crecimiento del PIB para 2025 del 0,75 % al 1 %, se ha corregido a la baja el pronóstico de crecimiento para 2026, del 1,5% al 1,25%.
"Si bien los impactos de la evolución del comercio mundial en las proyecciones de referencia del Comité de Política Monetaria son relativamente reducidos, los riesgos en torno a estas proyecciones son importantes y bilaterales, incluso si las políticas comerciales en sí mismas no se modifican", explican los funcionarios en el informe que acompaña la decisión de tipos.
Con todo, no se puede obviar que estos cálculos tenían en cuenta la marejada posterior al famoso Día de la Liberación, aquel 2 de abril con terribles aranceles para casi todo el mundo que fue seguido, poco después, del anuncio de una pausa de tres meses para negociar país a país mientras se aplicaba un arancel global del 10%. Lo que ha venido después hará actualizar todas estas previsiones.
"La constelación futura de políticas comerciales es imposible de predecir en este momento, y la incertidumbre en torno a los principales canales de transmisión implica que el impacto de incluso un conjunto determinado de políticas comerciales sobre el crecimiento y la inflación mundiales es difícil de estimar con precisión. También existe incertidumbre sobre la respuesta de los mercados financieros mundiales a la evolución futura del comercio, incluidos los tipos de cambio", se justifican desde el BoE.
El banco central no ha actualizado sus previsiones sobre cómo el controvertido aumento de 26.000 millones de libras en las cotizaciones que pagan las empresas a la seguridad social se reflejará en el empleo, los precios y los márgenes de beneficio. Los funcionarios estiman un ligero aumento del desempleo este año y el próximo, del 4,75% al 5%, y que el crecimiento salarial (un 5,9% en los tres meses hasta marzo) seguirá desacelerándose hasta el 3,75% para finales de este año, lo que sería aproximadamente coherente con una inflación en el objetivo del 2%.
La senda de tipos
Las previsiones del informe respaldan la apuesta del mercado de tres recortes adicionales de tipos para diciembre, lo que situaría la tasa de referencia en el 3,5%. De esta forma, la inflación se situará en el objetivo del 2% para el primer trimestre de 2027. El BoE prevé ahora que la inflación alcance un máximo del 3,5% en el tercer trimestre de este año, por debajo del 3,7% previsto anteriormente, debido principalmente a la caída de los precios de la energía.
"Lo más llamativo de la declaración es lo que no dice, es decir, ninguna reacción significativa contra el cambio a la baja de las expectativas del mercado sobre los tipos de interés desde marzo. De hecho, al publicar una previsión (basada en las expectativas de los tipos de interés del mercado) de una inflación inferior al objetivo del 2% para dentro de tres años, el BoE parece refrendar las expectativas de los inversores de que los tipos acabarán bajando al 3,5%", valora Ruth Gregory, analista de Capital Economics.
Dicho esto, Gregory resalta el hecho de que el CPM no ha enviado una señal clara de que vaya a acelerar el ritmo de bajadas de tipos: "Se ciñó al guión habitual diciendo que la imprevisibilidad de la economía mundial» significa que los recortes de tipos serán «graduales y prudentes. Esto último quizá sugiera que el banco no está preparado para concluir que los riesgos al alza de la inflación a corto plazo han desaparecido por completo". Por todo ello, desde la casa de análisis británica creen que el BoE recortará los tipos en 25 puntos básicos dos veces más este año, situando el tipo de interés bancario en el 3,75%
"En definitiva, el Banco de Inglaterra, al igual que la Reserva Federal de EEUU ayer, enfatiza el alto nivel de incertidumbre. Dado que ha mantenido su cautelosa perspectiva sobre los tipos de interés, vemos confirmada nuestra previsión de que probablemente solo los recortará en 25 puntos básicos trimestrales. Por lo tanto, los próximos pasos están previstos para agosto y noviembre", cierra Christoph Balz, economista de Commerzbank.