Economía

El mercado laboral británico deja ver un primer 'roto' en el empleo con la mayor caída desde el covid

Foto: Alamy

Más interrogantes en torno al mercado laboral de Reino Unido. En medio de la perenne polémica por la falta de calidad de los datos, las últimas cifras conocidas reflejan una caída en el empleo inédita desde lo peor de la pandemia. Un escenario que contrasta con el de unas subidas salariales que siguen poniendo en muchos apuros a los garantes de que la inflación no se vuelva a desbocar: los funcionarios del Banco de Inglaterra.

Según los datos publicados este martes por la Oficina de Estadísticas Laborales (ONS por sus siglas en inglés), en marzo las empresas británicas despidieron trabajadores al ritmo más rápido desde el inicio de la pandemia. En concreto, el número de trabajadores en nómina cayó en 78.467 el mes pasado (el peor dato desde mayo de 2020, en febrero la cifra fue de +8.000) mientras que las vacantes en los tres meses hasta marzo cayeron por debajo de los niveles prepandémicos por primera vez desde 2021. El desempleo se mantuvo en el 4,4% y la tasa de despidos subió al 4% en los tres meses hasta febrero y se asienta en un nivel sólo visto una vez también desde principios de 2021.

Una notoria grieta que los economistas circunscriben a dos hechos: la incertidumbre por la guerra comercial aparejada a los aranceles lanzados por la nueva administración de EEUU y una controvertida subida de 25.000 millones de libras en las cotizaciones sociales de los empresarios aprobada por el gobierno laborista (la prensa británica habla de un 'impuesto sobre las nóminas') que ha entrado en vigor en abril, que se suma al aumento del 6,7% en el salario mínimo nacional y que no ha gustado nada a las empresa.

Este conjunto de cifras son la última señal de que el salto en los costes laborales, combinado con un oscuro telón de fondo económico, han hecho que las empresas despidan personal. "La caída de 78.000 personas en el indicador de empleo PAYE en marzo supuso una ralentización de la tasa de crecimiento anual del 0,1% al -0,2%. Se trata de la primera cifra negativa desde abril de 2021 y ofrece indicios de que las empresas han empezado a responder a las subidas de los impuestos y del salario mínimo a partir de este mes reduciendo su plantilla. El crecimiento del empleo podría verse aún más afectado por el reciente aumento de la incertidumbre debido a la caótica forma en que se está fijando la política arancelaria estadounidense", constata Ashley Webb, analista de Capital Economics, en una nota para clientes.

Con el escenario de guerra comercial más que machacado mediáticamente, merece la pena detenerse un segundo en la referida subida de las contribuciones a la Seguridad Social de las empresas. El pasado mes de octubre, la canciller de Hacienda, la laborista Rachel Reeves, anunció que a partir del 6 abril habría un salto del 13,8% al 15% en las cotizaciones que pagan las empresas para el Seguro Nacional (NI), el equivalente a la Seguridad Social en España, buscando recaudar los citados 25.000 millones de libras. Esta decisión se combinaba con una rebaja del umbral para que las empresas empiecen a pagar, de 9.100 libras anuales a solo 5.000, algo que tocaría de lleno a los empleos temporales, avisaban algunos expertos. Desde el anuncio de Reeves, la reacción empresarial ha sido fuerte.

En sucesivos comentarios, el economista jefe de UBS en Londres, Paul Donovan, ha abordado el descontento entre las empresas por esta medida de los laboristas. "Las empresas británicas se han quejado de un modesto aumento de los impuestos sobre el empleo y han amenazado con nefastas consecuencias para el empleo", ha expresado Donovan en uno de ellos, evidenciando que las corporaciones han manifestado su pesimismo en las encuestas de sentimiento empresarial por su oposición a esta medida.

Volviendo a los datos, es cierto que los del equivalente británico al Instituto Nacional de Estadística (INE) español relativos a las nóminas suelen ser revisados y a menudo exageran inicialmente la caída del empleo. Economistas como los de ING no parecen asustados: "Estos datos suelen revisarse al alza, e incluso si no lo hacen, los datos más recientes son más coherentes con la lenta y modesta caída del empleo privado que observamos hasta 2024. El ritmo de descenso no parece particularmente preocupante en este momento". Pero se trata de un serio primer aviso en una métrica que estos mismos analistas consideran "mucho más fiable" que, por ejemplo, la tasa de paro.

Esta desconfianza frente a la tasa de desempleo nace del hecho de que la ONS se encuentra en plena 'crisis existencial' intentando mejorar la calidad de su encuesta de empleo ante la baja tasa de respuesta que venía registrando. El problema es que no prevé tener lista esa mejoría casi hasta 2027, para desesperación de las diferentes autoridades económicas, especialmente unos funcionarios del Banco de Inglaterra muy pendientes de cómo evoluciona un mercado de trabajo que experimentó agudas distorsiones en el covid. Unas distorsiones que ayudaron a espolear una histórica inflación.

Los salarios 'no ceden'

Con permiso de la fiabilidad de las diferentes métricas, lo cierto es que el Banco de Inglaterra se encuentra atrapado entre presiones salariales obstinadamente altas y una creciente necesidad de apoyar la economía del Reino Unido a medida que el presidente estadounidense Donald Trump trastorna el comercio mundial. Las presiones salariales están complicando la decisión sobre la rapidez con la que el banco central puede recortar los tipos de interés para combatir las consecuencias de los aranceles de EEUU.

Según la ONS, los salarios, excluidos los bonus, aumentaron un 5,9% en los tres meses hasta marzo, frente al 5,8% registrado en enero. El crecimiento de los salarios del sector privado, indicador que el Banco de Inglaterra sigue de cerca en busca de presiones inflacionistas, se mantuvo en el 5,9%. Los salarios reales, una vez ajustados a la inflación, crecieron un 3% en el trimestre hasta febrero. Llevan 19 meses consecutivos en positivo, contribuyendo a elevar el nivel de vida de los hogares.

"Aunque el mercado de trabajo siguió debilitándose, hubo pocos indicios de que esto se tradujera en un menor crecimiento de los salarios. Sin embargo, si el panorama más incierto derivado del reciente caos arancelario en EEUU se convierte pronto en un lastre mayor para las intenciones de contratación de las empresas, el crecimiento salarial podría empezar a desvanecerse de forma más marcada", introduce Webb, de Capital Economics.

"El impacto a corto plazo del aumento de los costes laborales que entró en vigor en abril ejercerá probablemente una presión a la baja sobre los salarios en los próximos meses", agrega Yael Selfin, economista jefe de KPMG UK. "Pero los sólidos datos de crecimiento salarial de hoy plantearán un enigma al Banco de Inglaterra antes de su reunión del mes que viene", contrapone.

Las últimas cifras salariales incluyen, por supuesto, fuertes revisiones de meses anteriores para reflejar las declaraciones tardías y actualizadas. Sin embargo, el crecimiento salarial se mantiene muy por encima del 3% compatible con una inflación en el objetivo del 2% de forma sostenible, a pesar de los indicios de que el mercado laboral se está enfriando.

Presión para el Banco de Inglaterra

Los inversores han aumentado las apuestas a una flexibilización más rápida del Banco de Inglaterra ante la expectativa de que la economía británica se vea atrapada en el fuego cruzado de los aranceles de Trump. La inflación puede verse frenada por una combinación de ralentización de la demanda mundial, una libra más fuerte y efectos de desviación comercial si los exportadores desvían mercancías de EEUU a otros mercados con descuento. Los economistas han advertido de que el Banco de Inglaterra podría abandonar su enfoque gradual de recorte de tipos y pasar a reducciones consecutivas para compensar el impacto de los aranceles. Los operadores prevén otra reducción de 25 puntos básicos el mes que viene y dos más a finales de año.

El empeoramiento de las perspectivas mundiales podría contribuir a frenar el repunte de la inflación previsto para los próximos meses. Se espera que los datos que se publican más adelante esta semana muestren un descenso de la inflación hasta el 2,7% en marzo. Sin embargo, los economistas y el Banco de Inglaterra esperan que la presión sobre los precios se acelere bruscamente en abril, cuando suban las facturas de la energía y los precios regulados, y alcance casi el 4% a finales de año.

"En general, aunque el crecimiento salarial sigue siendo demasiado elevado, los crecientes riesgos a la baja para la inflación y la actividad derivados del aumento de los aranceles estadounidenses pueden hacer que el Banco de Inglaterra empiece a preocuparse menos por los riesgos al alza para la inflación derivados del crecimiento salarial y más por los riesgos a la baja para la actividad. El riesgo es que los tipos de interés se reduzcan un poco más rápido de lo que esperamos, del 4,5% actual al 4% este año", sentencian desde Capital Economics.

"Sospechamos que el crecimiento salarial disminuirá este año, pero de forma muy gradual. Quizás termine el año en torno al 4,5-5%. Sin embargo, esto no significa que el Banco de Inglaterra no pueda seguir recortando los tipos. La inflación de los servicios, la otra prioridad del banco en este momento, debería disminuir en los próximos meses. Sumado a la creciente preocupación por la economía mundial, esto debería mantener al Banco de Inglaterra en su ritmo actual de recortes graduales de tipos trimestrales. Esperamos un recorte en mayo y dos más en la segunda mitad del año", cierran desde ING.

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