No han pasado ni 24 horas de la imposición de aranceles a los coches extranjeros que entran EEUU y los fabricantes europeos han comenzado a mover sus fichas para adaptarse al nuevo escenario. Volkswagen ha avisado a los concesionarios estadounidenses que trasladará al precio de venta de sus vehículos las nuevas tasas a la importación. Por su parte, Mercedes estudia mover otra fábrica a EEUU para esquivar el golpe. El movimiento más sorprendente ha sido el de Ford. La marca estadounidense quiere aprovechar el momento con grandes descuentos.
Volkswagen, el mayor fabricante de automóviles del mundo, no ha esperado ni un día para comenzar a mover su maquinaria para subir los precios de los vehículos que entren en EEUU. El grupo ha remitido a los concesionarios de EEUU las nuevas tarifas de los coches. Al actual precio de los vehículos, le sumarán las nuevas tarifas de importación. Volkswagen planea especificar en las etiquetas del precio las nuevas tasas que van a soportar sus productos.
El documento que ha enviado a los establecimientos incluye las medidas que tienen que adoptar los concesionarios para frenar los pedidos que llegan actualmente por tren desde México y por mar desde los puertos europeos, ha avanzado Bloomberg.
Mercedes está considerando trasladar la producción de otro modelo de vehículo a Estados Unidos, a su fábrica en Tuscaloosa, Alabama, en respuesta a los aranceles automotrices del 25% de Donald Trump.
"Todavía estamos evaluando los impactos de estos aranceles", dijo el jefe de producción de Mercedes, Jörg Burzer en el marco de un evento de la compañía en Stuttgart, Alemania. "Hemos hecho algunos planes, pero la flexibilidad es absolutamente clave". Por otro lado, ya se filtró que Mercedes estudia dejar de vender los modelos más baratos y menos rentables en EEUU.
Esta es una de las respuestas que buscaba Trump con sus aranceles, una relocalización de las fábricas hacia EEUU. En ese sentido desde Oxford Economics comentaban horas antes de la decisión que esperan que otras empresas sigan la estela que ahora marca Mercedes y los anuncios de aperturas en ciudades como Detroit, Houston o los Ángeles se sucedan. Eso sí, a un alto precio para la industria y EEUU. "Estos movimientos se producirá a costa de una menor competencia, precios más altos y producción menor", explicaba la economista Abby Stamp.
"Se añadirán entre 5.000 dólares y 10.000 dólares al precio del coche promedio con los aranceles"
Según un informe de S&P Global, los fabricantes de automóviles europeos y estadounidenses podrían perder hasta un 17% de sus beneficios anuales básicos si Estados Unidos impone aranceles a las importaciones desde Europa, México y Canadá.
Para el consumidor estadounidense el golpe sería inmediato. Desde Wedbush Securities estimaban en un nuevo informe que el precio del coche promedio podría saltar de golpe entre 5.000 y 10.000 dólares si se imponen aranceles del 25%. Este efecto podría verse limitado por el hecho que los componentes hayan salido de la ecuación, aunque no puede descartarse que entren en el intercambio de golpes que cabe esperar los próximos días. Desde Bank of America, por ejemplo, indican que el coste de los coches va a subir en 4.000 dólares, mientras que Anderson Economics estima que podrían dispararse en 12.000.
Los fabricantes más afectados serían Volvo y Jaguar Land Rover, que producen principalmente en Europa, así como General Motors y Stellantis, que ensamblan una gran cantidad de vehículos en México y Canadá. "Seamos sinceros: a largo plazo, un arancel del 25% en las fronteras con México y Canadá abriría un agujero en la industria estadounidense como nunca hemos visto", dijo el director ejecutivo de Ford, Jim Farley, en comentarios a inversores en febrero.
"Si bien el sector puede sentir que acaba de esquivar una bala, seguimos preocupados de que los aranceles a los vehículos y las piezas estén aquí para quedarse"
Una de las respuestas más sorprendentes ha sido la de Ford. La compañía ha abierto los descuentos internos que aplica a sus empleados para comprar vehículo al gran público. La marca estadounidense quiere aprovechar el teórico vacío que dejen muchos extranjeros dentro del mercado de EEUU.
S&P Global advirtió que, aunque se podrían implementar acciones para mitigar el impacto de aranceles más altos, la combinación de estos aranceles, regulaciones más estrictas sobre emisiones de CO2 en Europa a partir de 2025 y una mayor competencia en China y Europa podría aumentar el riesgo de degradaciones crediticias para los fabricantes de automóviles.
En el peor de los casos, S&P estima que un arancel del 20% a las importaciones estadounidenses de vehículos ligeros desde la UE y el Reino Unido, junto con un arancel del 25% a las importaciones desde México y Canadá, pondría en riesgo más del 20% del EBITDA ajustado proyectado para 2025 de empresas como General Motors, Stellantis, Volvo y Jaguar Land Rover.

"Si bien el sector puede sentir que acaba de esquivar una bala, seguimos preocupados de que los aranceles a los vehículos y las piezas estén aquí para quedarse y agreguen una carga de costos sustancial", comenta desde Bernstein.
Honda había planeado inicialmente fabricar la próxima generación del Civic en Guanajuato, México, según las tres fuentes. El inicio de la producción estaba previsto para noviembre de 2027. Ahora planea fabricar el nuevo modelo Civic en Indiana a partir de mayo de 2028, con una producción anual prevista de unas 210.000 unidades.
Hyundai, propietario de la marca homónima, Kia y Génesis, ha comprometido una inversión de 21.000 millones de dólares en Estados Unidos hasta 2028. José Muñoz, consejero delegado de Hyundai Motor, asegura que no había planes para aumentar los precios en Estados Unidos en este momento en respuesta a los aranceles estadounidenses. "Hemos visto el anuncio de los aranceles y estamos evaluando su impacto", recoge Reuters. "No hay planes de subir los precios en Estados Unidos por el momento".

Durante semanas, los directivos han presionado a Trump para que limite las consecuencias de la guerra comercial. Ford, General Motors y Chrysler han logrado de momento que los aranceles sean para los coches ensamblados.
Por su parte desde Stellantis han restado importancia a la situación. El grupo que une marcas como Fiat, Chrysler y PSA ha afirmado que no se verán afectados. "En 2024 exportamos menos de 20.000 coches a Norteamérica desde nuestras plantas en Italia, no es un número altísimo, es un problema para México y Canadá, no para nosotros", afirmaba en cuarto fabricante del planeta en declaraciones a EFE.
Stellantis, si bien tienen una enorme presencia de 1,4 millones de vehículos en la región, la realidad es que buena parte de este dominio tiene su explicación en la infraestructura de su marca norteamericana. En ese sentido el grupo internacional ha logrando construir un parapeto de plantas locales clave con el que puede minimizar al máximo los aranceles, al menos los que se han planteado de momento. A falta de respuestas de Europa, Canadá y México, costes extra en los repuestos que llegan a sus fábricas en EEUU si podrían golpear su rentabilidad.
Sin embargo, la propia empresa no ha tardado en tomar medidas ante un posible impacto. El grupo ya ha anunciado que despedirá temporalmente (equivalente al ERTE en España) a 900 trabajadores de sus fábricas en EEUU tras el anuncio de los aranceles. De hecho, cerrará durante dos semanas su planta de Windsor y durante todo el mes de abril la de Toluca, según ha indicado la propia compañía en un comunicado.
Los valores no reaccionan en bolsa
En cualquier caso, pese a que los aranceles tienen en el foco a la industria automotriz, esta no ha reaccionado violentamente. De hecho, ni Volkswagen, ni Mercedes-Benz, ni BMW se dejan más de un 2%, mientras que Stellatins cede solo un 1,6%. En EEUU Ford y General Motors solo caen un 2%.
Detrás de esta 'calma' en el motor está el hecho de que Canadá y México estarán exentos por ahora de los aranceles recíprocos. En estos lugares la industria tiene bases de producción estratégicas por lo que es un relativo alivio. Por su parte, los gravámenes al sector ya eran muy esperados por los analistas e inversores pues la Casa Blanca ha insistido en ellos continuamente desde febrero. Por lo tanto, su puesta en marcha no ha sido una sorpresa.