
Timothée Jaulin, director de ESG Development & Advocacy, Special Operations en Amundi, es la cabeza visible en Sostenibilidad de la gestora francesa Amundi. En una reciente visita a Madrid, compartió con elEconomista.es su visión sobre la corriente anti sostenibilidad que ha cobrado fuerza en los últimos meses. Los productos de inversión sostenible suponen ya el 60% del patrimonio en fondos a la venta en la UE, según Morningstar.
El mundo está inmerso en una corriente 'anti sostenibilidad' impulsada por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. ¿Cómo está viviendo usted esta ola 'anti ESG'?
Responder a eso puede llevarnos un buen rato [sonríe]... Bromas aparte, siempre intentamos diferenciar los datos de las sensaciones y los sentimientos. La reacción negativa hacia la ESG está muy relacionada con los sentimientos. Quienes prestan atención a los titulares y declaraciones políticas no necesariamente se toman un tiempo para analizar indicadores objetivos, como, por ejemplo, los flujos de dinero hacia fondos, o la rentabilidad de los fondos ESG o sostenibles -prefiero hablar de fondos sostenibles-.
¿Prefiere decir 'fondos sostenibles' a 'fondos ESG'?
Sí, creo que ese término capta mejor los objetivos y características de estos fondos.
Hace unos años, 'ESG' era el término que todos querían utilizar, pero las cosas han cambiado.
En nuestro caso, siempre hemos descrito nuestros fondos como responsables. El acrónimo ESG designaba algo similar hasta cierto punto, pero responsabilidad quizás es un mejor término mejor. Pero, volviendo a tu pregunta, la reacción negativa contra la ESG no es nueva; comenzó a finales de 2023. Hemos observado esta dinámica de mercado con la cabeza fría y lo que hemos visto es que, en términos de flujos a fondos, 2024 fue un año positivo, tanto en lo que respecta a los fondos europeos como a los productos transfronterizos.
Pero sí salió dinero de los fondos de inversión sostenible más puros, los llamados 'artículo 9' según la clasificación de la UE.
Cierto, pero los artículo 9 son un segmento muy específico, que afecta a pocas clases de activos y a pocas geografías [este tipo de fondos representan sólo el 3% del patrimonio en fondos a la venta en la UE, según Morningstar; otro 57% son fondos artículo 8, también sostenibles pero menos exigentes]. Si nos fijamos en el universo más amplio de los fondos de inversión responsable, ha resistido sobradamente en los dos últimos años. Por otro lado, si observamos el rendimiento de los fondos y también de los índices sostenibles, la mayoría de los principales índices de sostenibilidad baten a sus comparables vainilla a 10 años. Y otro indicador que monitorizamos es el nivel de compromiso de las empresas. Es cierto que algunas compañías están realizando una reevaluación estratégica en ciertas áreas, pero si nos centramos, por ejemplo, en el clima -un área muy importante en términos de decisiones estratégicas- el número de empresas que se han comprometido con la iniciativa Science Based Target creció un 30% en 2024 [es un programa por el que las empresas establecen metas de descarbonización]. Lo que quiero decir es que, aunque estamos recibiendo noticias de EEUU que influirán en el ritmo de la transición, tras analizar los datos objetivos, no observamos una reacción negativa hacia los criterios ESG.
Europa quiere redirigir las inversiones hacia el sector de la defensa. ¿Esto puede hacerse a través de fondos sostenibles?
Sí. La regulación europea se centra en [la exclusión de] armas controvertidas, que es una parte muy específica de ese sector en particular. Hablamos de bombas de racimo, minas antipersona, armas químicas y biológicas... Pero el resto del sector no está necesariamente excluido. Podrían existir fondos que cumplan con el artículo 8 que integren características ESG al tomar decisiones de inversión dentro de cada sector.
Los fondos sostenibles más exigentes, los 'artículo 9', ¿no pueden invertir en defensa?
Un fondo artículo 9 probablemente no, ya que son productos que tienen como objetivo principal la inversión sostenible. No supone un problema. No es un segmento grande en términos de activos bajo gestión. Pero nada impide a un fondo artículo 8 invertir en ese tipo de compañías; es algo que depende del gestor.
Ha destacado que los fondos sostenibles 'artículo 8' recibieron entradas de dinero en 2024. No tiene usted una bola de cristal, pero ¿espera que sigan recibiendo entradas este año?
Sí. Lo que observamos en Europa es que hay flujos de capitales tanto de inversores minoristas como de profesionales. Los inversores institucionales que estaban comprometidos con la sostenibilidad siguen estándolo, en gran medida. Es fundamental tener en cuenta las dinámicas políticas, pero éstas no se traducen en que los inversores abandonen repentinamente todos sus compromisos. No es el caso. Vemos a muchos propietarios de activos que están manteniendo e incluso reforzando sus compromisos.
¿En qué medida puede impactar Donald Trump sobre la inversión ESG y cómo puede afectar a los inversores con sesgo sostenible?
Por un lado tenemos lo que está sucediendo en cuanto al desarrollo del sector energético. Por otro lado está la comunicación corporativa, y también cómo se comunican los inversores. En cuanto a lo primero, la situación es clara. No creemos que esto pueda afectar significativamente la transición energética en curso, porque se basa en decisiones económicas. Si hay una fuente de energía más barata y tan real y fiable como la generada por combustibles fósiles, se optará por la primera. Hay una mayor demanda de energía debido a los centros de datos, las necesidades de IA, etcétera. Y la forma más económica de satisfacer esa demanda son las energías renovables.
Pero en bolsa lo están haciendo mal. El índice mundial de renovables, el S&P Global Clean Energy, se deja un 13% desde la elección de Trump, y en el conjunto de 2024 cayó un 27%.
Cierto, pero hay que distinguir el rendimiento de las acciones de lo que ocurre en la economía real. 2024 fue un año récord en términos de desarrollo de energías renovables. En desarrollo de energía solar, en ventas de vehículos eléctricos... La transición energética está en marcha y el rendimiento de las acciones de ciertos sectores no refleja necesariamente la dinámica que observamos en la economía real. El comportamiento de las acciones refleja el nivel de beneficios y la visión del mercado sobre la capacidad de estas empresas para generar beneficios a largo plazo; pero en términos de producción global, eso es lo que vemos. En cuanto a los compromisos corporativos, quizás comuniquen menos al respecto. Pero, insisto, asegurar o hacer que su cadena de suministro sea más resiliente es crucial para el modelo de negocio de las empresas.