Bolsa, mercados y cotizaciones

Las empresas de EEUU acaparan cobre masivamente ante el pánico arancelario y los precios se disparan a un nuevo récord

  • Las empresas adelantan compras antes de que entre de lleno en la guerra comercial
  • El precio en Nueva York sube un 27%
  • Esta materia prima puede encender la inflación como ninguna otra

El cobre del mundo está poniendo rumbo a Nueva York. Las bóvedas de la ciudad que nunca duerme están llenándose a pasos agigantados del metal rojizo. Aunque EEUU no ha dado ningún paso oficial para poner en el foco arancelario esta materia prima, la realidad es que ya ha puesto en marcha una investigación para hacerlo desde finales de febrero. Además, las coincidencias en el suministro con el aluminio, que sí ha terminado gravado, han hecho saltar las alarmas. En consecuencia, las firmas de EEUU y los operadores están amasando todo lo que pueden ahora para protegerse de una escalada que parece inevitable.

A raíz de esta situación el precio cobre vive un nuevo frenesí al dispararse un 27% en la bolsa de Nueva York en lo que va de año. Esta subida ha provocado un importante hito, pese que la demanda de la materia prima está cayendo por las peores perspectivas económicas, el precio cotizado en Nueva York, 11.362 dólares la tonelada, ha superado a Londres, el mayor centro comercial de materias primas de todo el planeta, donde cotiza en 9.916 dólares.

El cobre había vivido una montaña rusa en 2024. Hasta el ecuador del año reinaban las potentes subidas por problemas en las principales minas y una demanda 'on fire' estaban condenando al mercado a un déficit de 370.000 toneladas (según la International Copper Association, ICA). La realidad cambió por por completo en cuestión de meses. A partir de septiembre la producción disparó inesperadamente gracias a la enorme actividad de la industria y minas chinas, que han incrementado un 5% su producción en 2024 y proyectaban un crecimiento enorme.

Mientras esto ocurría en Asia la demanda se ha moderó a nivel mundial. El cobre es un componente clave para la industria del mundo, desde coches hasta semiconductores. También es clave para sectores desde la construcción hasta la infraestructura y para la tecnología. Unas perspectivas de crecimiento económico menores, en particular para el sector secundario llevaron a ICA ahora esperase un superávit para 2025. Este giro provocó que los precios subieran un 3,63%, desactivando por completo la bomba que parecía precipitarse a mitad del año, gracias a una caída del 22% desde máximos en la recta final del ejercicio.

Todo esto además ocurría en un entorno en el que no se estaba teniendo en cuenta el 'frenazo' en la actividad económica estadounidense. Algo que tendría que haber contribuido a relajar los precios de la materia prima al derivar en menores pedidos. Sin embargo los aranceles lo han cambiado todo. Desde finales de febrero el Departamento de Comercio ya tiene una investigación en marcha sobre la necesidad de aplicar un arancel del 25% al cobre con el fin de espolear la producción nacional. Goldman Sachs y Citi ya se han pronunciado al respecto anticipando que el republicano imponga una medida a nivel general sobre este metal.

Acaparamiento masivo

Esto es especialmente sensible para un EEUU que consume cerca de 1,6 millones de toneladas. Con la producción que tiene el país UBS calcula que supone un déficit de suministro de 200.000 toneladas. De hecho el cobre puede convertirse en un problema de primer orden según el Centro de Estudios Estratégicos. La institución considera que cada subida del 10% en los precios de esta materia prima puede generar un alza del 0,2% en la inflación a 12 meses y del 0,5% a largo plazo. Esto se debe a que las compras de cobre suelen usarse para comprar equipos industriales y eléctricos que empiezan a notarse en los precios con el paso del tiempo, a diferencia del petróleo que impacta directamente.

En ese sentido todas las empresas están queriendo adelantarse y comprar cobre cuanto antes antes de que los aranceles entren en escena y hagan aún más difíciles las compras. Aunque todavía no se ha propuesto ningún gravamen, Goldman Sachs espera un arancel del 25% sobre las importaciones de cobre para fin de año, lo que provocará un aumento de las importaciones y un incremento de 200.000 a 300.000 toneladas en los inventarios de cobre de Estados Unidos para fines del tercer trimestre, antes de que eso ocurra.

Se proyecta que el aumento del precio en EEUU impulse las reservas de cobre de EE. UU. de las 95.000 toneladas actuales a al menos 300.000-400.000 toneladas para finales del tercer trimestre, según el banco. Esto representaría entre el 45% y el 60% de los inventarios globales, dejando inventarios de cobre muy bajos en el resto del mundo.

Desde Julius Baer explican que en Nueva York ya se ha conquistado un "nuevo máximo histórico". El banco suizo coincide en que esto se debe principalmente a los aranceles y unos fuertes movimientos de especulación vinculados al mismo. "Lo que estamos viendo se explica con el riesgo de aranceles, pero no está siendo un fortalecimiento de demanda física, sino a las acciones de los operadores financieros, que se están posicionando".

Según Julius Baer los movimientos actuales "reflejan un creciente optimismo entre los operadores a corto plazo y especulativos en el mercado de futuros. En nuestra opinión, el contexto fundamental del mercado del cobre parece bastante débil. La desaceleración del crecimiento en Estados Unidos y la debilidad prevaleciente en Europa apuntan a una demanda bastante débil en el mundo occidental. En Europa, es poco probable que los paquetes de infraestructura y defensa planificados por Alemania tengan un impacto significativo". En resumen, esperan que con el paso de los meses y, en particular cuando se acabe cumpliendo la amenaza arancelaria, los precios vuelvan a su cauce marcado por un mundo económicamente más débil.

"Los metales básicos se están beneficiando de una posible ronda de aranceles que afecten al sector metalúrgico"

Desde Commerzbank coinciden en que "los metales básicos se están beneficiando de una posible ronda de aranceles que afecten al sector metalúrgico y que lleven a las empresas a adelantar su demanda de inventarios para evitar una escasez de materiales". En ese sentido "estos temores son los que están impulsando los precios del cobre donde Trump ya ha anunciado que estudia medidas para proteger la industria nacional". Según cifras del USGS , la participación de las importaciones netas en el suministro "fue del 45% el año pasado y, por lo tanto, similar a la del aluminio (47%), donde se ha impuesto un arancel de importación del 25% desde el 12 de marzo".

Nadie sabe si el cobre será el siguiente, sin embargo, la realidad es que tras la fiebre del oro, que ha impulsado al metal amarillo, la incertidumbre de la nueva era Trump ya está teniendo un impacto inesperado. La materia prima vive atrapada en una espiral alcista totalmente contraintuitiva, mientras el mundo se desacelera y en particular EEUU, los precios del metal que suele ser el indicador más fiable de salud económica e industrial se están disparando de forma clara. Queda por ver cuánto durará esta fiebre y cómo resolverá Trump el delicado equilibrio del cobre que puede acabar en un repunte de la inflación.

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