
En lo que llevamos de 2025, la bolsa europea acumula una rentabilidad muy superior a la de la americana. Si la medimos en euros, que es como suele medir la rentabilidad de su cartera un inversor español, y tomamos como referencia los índices bursátiles más representativos de ambas áreas (el Stoxx 600 para Europa, el S&P 500 para Estados Unidos), el inversor en bolsa europea gana un 10%, mientras que el inversor en bolsa americana pierde un 5%.
Pero si vamos un poco más allá de la definición de una empresa cotizada como europea o americana en función de dónde tengan la sede social, veremos que es mucho más importante el sector de actividad que la geografía. Las cuatro mayores compañías con sede social española (Inditex, Santander, BBVA, Iberdrola) obtienen la mayoría de sus ingresos fuera de España. De las cuatro compañías europeas con mayor peso en el índice Stoxx 600 (ASML, Nestlé, Novo Nordisk y SAP) hay tres con sede social en países medianos (Países Bajos, Suiza, Dinamarca) y solo una en un país grande (Alemania), pero todas ellas obtienen la mayoría de sus ingresos no ya fuera de sus países, sino fuera de Europa. Lo mismo sucede con las cuatro mayores compañías de Estados Unidos (Microsoft, Apple, Nvidia y Alphabet) que generan la mayor parte de sus ventas (y de sus beneficios) fuera de Estados Unidos.
Pero nos hemos acostumbrado a equiparar bolsa y economía española con Ibex 35, europea con Stoxx 600 y americana con S&P 500. Emitir juicios rápidos sobre cómo evolucionarán dichos índices en función de lo que haga el PIB español, europeo o norteamericano (y no digamos ya la política local…), vale para un tertuliano. Pero un inversor tiene, como mínimo, la obligación de leerse los informes anuales de las principales empresas de dichos índices.
La rentabilidad de los índices no depende de la ubicación geográfica de la sede social de las empresas que los componen, que puede diferir bastante de la distribución geográfica de sus ventas y beneficios. Depende de cuál sea el entorno de rentabilidad operativa y las expectativas de crecimiento de su sector en todo el mundo, puesto que el grueso del peso de los índices bursátiles lo aportan compañías líderes globales.
Así, si uno hace un análisis un poco más detallado de la composición de los índices bursátiles, puede constatar que las aparentes grandes diferencias de valoración bursátil, las grandes disparidades en los múltiplos de cotización más comúnmente utilizados (PER, rentabilidad por dividendo…) entre los distintos índices geográficos, no son tales. Los múltiplos de cotización que aplica el mercado son sectoriales, no geográficos.
Y que si el S&P 500 cotiza a PER 27, mientras el Stoxx 600 lo hace a PER 16, no se debe a que las compañías europeas que se dedican a lo mismo que las americanas, que operan en el mismo negocio, y que tienen una posición en el mercado global similar, sufran un repudio especial por su domicilio social. Se debe a que la composición sectorial de los índices es muy dispar.
La tecnología, un sector de alta rentabilidad operativa y grandes expectativas de crecimiento, tiene un peso del 35% en la bolsa americana y de solo 5% en la europea. Pero los múltiplos de las tecnológicas americanas y europeas son similares (PER 30). Como también lo son los aplicados a las empresas de consumo (alimentación, bebidas, perfumes, moda, detergentes…) que se sitúan en el entorno de PER 20 independientemente de la ubicación su sede social. El único sector que sí cotiza a múltiplos muy discrepantes es el bancario (PER 8 en Europa, PER 16 en Estados Unidos a cierre de 2024), aunque el alza del 30% de la cotización de los bancos europeos en dos meses, frente a la ligera caída de los norteamericanos ya ha reducido algo ese diferencial.
Lo que sí es distinto en ambos índices es el grado de diversificación. Los siete valores con mayor ponderación en el S&P 500 tienen un peso del 30% en el índice, mientras los siete mayores europeos representan solo un 15% de la capitalización bursátil del Stoxx 600.
La clave del éxito en la inversión no está en acertar con la sede social, sino con el sector. Y, sobre todo, en escoger las mejores compañías en los mejores sectores. Y en Europa tenemos algunas muy buenas (y no están caras…).