
El presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos introdujo de nuevo en su discurso la preocupación por un repunte de la inflación. Y la flexibilización de la política monetaria más moderada prevista para el año que viene se traduce en una presión vendedora en la renta fija. La deuda estadounidense registra un repunte de rentabilidades que lleva a los títulos a diez años de nuevo sobre el 4,5% tras el último recorte de 25 puntos básicos del año y con el aviso de que la inflación puede golpear de nuevo a la economía estadounidense. De hecho, las expectativas del mercado no barajan ahora que el rendimiento pueda caer de media del 4% hasta 2026.
Jerome Powell, presidente de la Fed, echó un jarro de agua fría al mercado al eliminar dos bajadas de tipos de la ecuación en 2025. Es decir, los tipos de interés de referencia en Estados Unidos quedaría en el 4% al cierre del 2025 por lo que de aquí a entonces solo habría 50 puntos básicos de recorte. Y todo ello por la posibilidad de que se produzca un nuevo repunte de los precios.
"Dado que la diferencia entre el tipo actual de los fondos federales y las opiniones sobre su nivel neutral se ha reducido, los miembros del FOMC consideran que hay motivos para avanzar más gradualmente, ya que tratan de calibrar cuidadosamente la política monetaria para que no genere un lastre o un estímulo significativo para la economía estadounidense", explica el economista jefe de abrdn, James McCann.
La Reserva Federal cambia así su enfoque y adelanta sus planes de política monetaria a más largo plazo. Y esto tiene su efecto en la evolución de la curva de deuda estadounidense y en cómo cotizan los bonos soberanos estadounidenses en el mercado secundario. Tras la reunión de la Fed, todos los títulos a partir de los doce meses de duración registran un repunte de rentabilidad. El bono a diez años supera de nuevo el 4,55%, casi 14 puntos básicos de los que registró este lunes. Y los bonos a 30 años alcanzan el 4,7%.
En los tramos más cortos, por debajo de los doce meses, apenas hay cambios tras la reunión de la Fed, con la deuda a seis meses aún en el 4,3%. De esta forma, la curva de deuda se corrige con brusquedad y abandona su condición de invertida característica durante los últimos años. Así, los bonos a seis meses recortan su rentabilidad en 100 puntos básicos en lo que va de 2024, al igual que ocurre con los títulos a uno y tres meses. En el caso de los títulos estadounidenses a un año el recorte es de 70 puntos básicos hasta el 4,3% actual. Por contra, los bonos a 10 y 30 años suben en más de 60 puntos básicos en comparación con el retorno de primeros de enero.
La Reserva Federal alerta de la posibilidad de una reinflación y las firmas de análisis recalibran sus expectativas de cara a los próximos meses. Ahora, el consenso de mercado que recoge Bloomberg considera que el IPC en Estados Unidos caerá al 2,4% en el segundo trimestre del 2025. Pero, de media en el año, se situará en el 2,5%. Es decir, cualquier bono estadounidense, con independencia del vencimiento, estaría dando una rentabilidad que bate en 180 puntos la inflación prevista en 2025.
Del mismo modo las expectativas del mercado esperan que los bonos a diez años no pierdan el 4% de rentabilidad hasta el primer semestre de 2026 y se sitúe en el 4,1% de media el año que viene. Es decir, con el incremento del precio de estos bonos (caída de la rentabilidad esperada) un inversor en deuda estadounidense podría ganar un 4%. Con la deuda a tres meses, las ganancias serían inferiores (se esperan menos cambios en los vencimientos más cortos de la curva al descontarse menos recortes el año que viene) hasta el 1,9% por la subida del precio del bono que se espera. Y es que la deuda con ese vencimiento se situará de media el año que viene en el 3,68%, según la expectativa del conjunto de firmas de análisis.