
La última decisión del Banco Central Europeo del 2024 cumplió con las expectativas del mercado. Sin embargo, el último recorte de tipos de interés del año para la referencia del euro tensó la rentabilidad de los bonos soberanos más longevos emitidos en la eurozona. La deuda española con vencimiento a 50 años experimentó un repunte de su retorno que hundió los precios de estos títulos. Ahora, las ganancias para el inversor en el año se recortan del 11% al 3,6% tras el anuncio de la Reserva Federal de que solo llegarían otros dos recortes de tipos en EEUU en 2025. Y todo esto ocurre en lo que va de diciembre.
Esto son malas noticias para el inversor que busca beneficios en el año con la diferencia del precio de los títulos de deuda. Por el contrario, son mejores noticias para aquellos que estén aquí para recuperar su inversión al vencimiento de estos títulos, conocidos como matusalén por su longevidad, dentro de varias décadas.
La deuda soberana europea a más corto plazo registra en lo que va de año una caída de la rentabilidad de 100 puntos básicos (110 puntos en el caso del bono español a doce meses) con los 100 puntos básicos de recorte del BCE en 2024 a su tasa de facilidad de depósito. Los bonos a mayor duración no reaccionaron de la misma manera, siguiendo la teoría que diría que la rentabilidad de estos bonos no debería bajar tanto porque el riesgo ante un horizonte temporal más largo e indeterminado es mayor. No obstante, en la recta final del año la curva se movió casi en la misma dirección tanto para las letras a tres meses como para los bonos con vencimiento superior a una década.
Fue tras la última reunión del BCE cuando la rentabilidad de la deuda soberana con mayor duración recalibró con brusquedad su rentabilidad. La situación política en Alemania y Francia hizo creer al mercado que el Banco Central Europeo podría acelerar su flexibilización monetaria. Se llegó a descontar un ajuste de 50 puntos básicos en enero. Finalmente, no hubo rastro de estas intenciones en el último discurso de Christine Lagarde, mientras que la institución recortó en dos décimas el crecimiento previsto para 2025 (ahora prevén un aumento del PIB del 1,1%) para toda la zona euro.
El incremento de la aversión al riesgo de los inversores elevó la semana pasada la rentabilidad de los bonos españoles a 50 años del 3,3% visto el 6 de diciembre al 3,53% actual. Así, aquel que comprase estos títulos en enero hoy habría recortado sus ganancias a menos de la mitad, hasta el 3,6%. Aun así, el 2024 sería benévolo para estos títulos por segundo año consecutivo. Tomando por ejemplo el bono español emitido en febrero de 2021 que vence en 2071, con un precio de 52,6 puntos (valor nominal) en la actualidad, el 2024 arrogaría ganancias inferiores a las del 2023, del 9,8%, pero no compensaría el desplome del 2022 superior al 40%.
En el caso de la deuda española a 30 años ocurre lo mismo. El cambio de precio recorta las ganancias del inversor más conservador del 12% al 8,5%. De esta forma, la rentabilidad a vencimiento de estos títulos de deuda en el mercado secundario se sitúan en el 3,6%. El alemán al mismo plazo se sitúa en el 2,5% mientras que el italiano, el que más sube en lo que va de mes, se sitúa sobre el 4,11%.
Duración, pero controlada
A medida que la curva de deuda soberana se normaliza en las economías europeas, las firmas de análisis, gestoras y bancos de inversión comienzan a hablar de ampliar la duración en renta fija. Sin embargo, las menciones a títulos más allá de los diez años son una excepción. Es decir, aconsejan salir del más corto plazo progresivamente, pero no para acudir a los bonos matusalén, generalmente más pensados para los inversores institucionales.
"Aunque la volatilidad es un reto para las inversiones tradicionales en renta fija, el aumento de los rendimientos también ofrece puntos de entrada potencialmente atractivos, especialmente en el rango de tres a siete años, ya que la exposición tanto a posiciones muy largas como las muy cortas sigue siendo innecesaria", recoge Julius Baer en su informe estratégico para 2025. En la misma línea se sitúan en PIMCO para escapar de los posibles vaivenes en los tramos más largos con la flexibilización monetaria que se descuenta para el año que viene. "Preferimos los vencimientos cortos e intermedios, donde los inversores pueden encontrar rendimientos atractivos sin asumir un mayor riesgo de tipos de interés".