
El Banco de Japón se lo está pensando dos veces antes de volver a subir los tipos de interés. En el contexto actual, y tras el tsunami financiero que provocó su última decisión, responsables de la institución manifestaron que la probabilidad de que el 20 de septiembre se anuncie un nuevo ajuste al alza son escasas. De hecho, el consenso de mercado tampoco cuenta con que la referencia del precio del dinero en Japón se mueva del 0,25% actual hasta la última reunión del año, que será en diciembre.
El Banco de Japón quiere evitar un nuevo desplome de la renta variable nacional, la pérdida del control de su divisa y de la rentabilidad de su deuda cuando también existe inestabilidad política tras el paso atrás del actual primer ministro. Y es que existen motivaciones tanto internas como externas que justificarían una pausa en la política monetaria nipona, que actualmente se mueve a contracorriente a la de los grandes bancos centrales.
Por un lado, la última subida de tipos de interés en el país, de 15 puntos básicos, coincidió con una lectura negativa del dato de empleo en Estados Unidos. Mucho peor de la que se conoció el pasado viernes. Los inversores interpretaron el incremento de la tasa de desempleo como una señal de recesión y un ajuste más severo de la política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos. Es decir, el mercado contaba con un drástico estrechamiento del diferencial entre los tipos de interés en Japón y en Estados Unidos que limitaba los beneficios de pedir prestados yenes para comprar activos en otros mercados, lo que se conoce como carry trade.
La consecuencia directa fue el desplome del 20% del índice Nikkei 225 en tres sesiones y la volatilidad en el mercado de divisas durante los primeros pasos del mes pasado. Entre las funciones de los bancos centrales no figura la de mantener a flote la renta variable nacional. No obstante, a finales de agosto el gobernador del Banco de Japón (BoJ) ya anticipó que no habría nuevas subidas mientras la bolsa y el mercado de divisas mostraran volatilidad. "Los bancos centrales no son insensibles a las consecuencias de una brusca caída de las cotizaciones. El BoJ lo ha puesto de manifiesto", comentó el consejero y director general de Renta 4 para elEconomista.es, Jesús Sánchez Quiñones.
Así, el Banco de Japón querría evitar a toda costa provocar el mismo shock de mercado con sus subidas de tipos, según fuentes de la institución recogidas por Bloomberg, en un mes en el que el Banco Central Europeo ya bajó sus tipos y la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos lo hará previsiblemente la semana que viene. La ventaja para el gobernador nipón es que ambos bancos centrales se pronuncian antes de su reunión el 20 de septiembre.
El consenso de mercado descuenta un recorte de tipos en la eurozona y en Estados Unidos este mes, pero no un nuevo ajuste al alza en Japón antes de la última reunión del 2024, en diciembre. "Es poco probable que el BoJ suba sus tasas este mes dada la inestabilidad de los mercados financieros, pero han dejado claro que tienen en mente el endurecimiento de su política, así que creo que es posible ver un aumento más durante el año", comentó la economista jefe del instituto de investigación Norinchukin, Takeshi Minami.
El BoJ, a la espera del BCE y de la Fed
Entre medias, llegarían más ajustes por parte del BCE y de la Fed. Esto juega a favor del yen, que se sigue apreciando frente al dólar hasta el punto de que ya hacen falta 143 yenes para comprar un billete verde. De hecho, desde su máximo del año (y máximos de 1986) cuando un dólar se cambiaba por más de 161 yenes, la divisa estadounidense retrocede más de un 11,5%, lo que es un destacado dentro del mercado de divisas.
También la rentabilidad de la deuda soberana nipona se vio afectada tras el último incremento de tipos en Japón y el tsunami financiero posterior. Aunque aún hay millones de yenes de deuda nacional en manos del Banco de Japón tras sus programas de recompra, la rentabilidad del bono nipón a diez años pasó en una semana del 1,02% al 0,77% para después recuperarse hasta alcanzar el 0,88% actual.
Actualmente, los tipos de interés del Banco Central Europeo se sitúan en el 3,5% (tasa de facilidad de depósito), la referencia de la Fed en el 5,5% y la del Banco de Japón en el 0,25%. Esto deja el diferencial en los 525 puntos básicos entre Japón y Estados Unidos y en los 400 por el lado europeo. Al cierre del año, el mercado descuenta que este diferencial entre la Fed y el BoJ se estrechará hasta la zona de los 425 puntos y por encima de los 300 frente a Europa, siendo el BCE y la Reserva Federal los verdaderos responsables de acortar la diferencia entre tres de las políticas monetarias más importantes de Occidente.