
La?tasa de mortalidad?se define como la proporción de defunciones que se producen en un área concreta (país, comunidad, provincia, municipio, etc) respecto a su población total a lo largo de un año. Para calcular la tasa de mortalidad tenemos que dividir el número de muertes en un periodo entre la población media en dicho periodo.
Si aplicamos este concepto al número que de compañías que se esperaba que salieran a bolsa en 2024, la tasa de mortalidad roza el 100% al menos en lo referido a las compañías de menor tamaño.
Tras la sequía de salidas a bolsa en el año 2023 derivada de las incertidumbres geopolíticas y la elevada inflación, 2024 apuntaba a una avalancha de salidas a bolsa. Nombres como Astara Mobility, Consentino, HotelBeds, Ok Mobility, Cirsa, Restaurant Brands Iberia, Tendam o Europastry sonaron como posibles candidatas a su debut bursátil. La realidad antes de las vacaciones es que solo Puig Brands, la compañía de mayor valor ha logrado salir a cotizar. La situación en Europa es parecida, con diversas cancelaciones como la de la conocida marca de zapatillas Golden Goose o salidas como la de la compañía minorista alemana de perfumes Douglas que baja cerca de un 30% desde su salida en marzo.
La cancelación de una salida a bolsa siempre tiene un mismo motivo. La expectativa de valoración de los vendedores es superior a la realidad del precio que están dispuestos a pagar los potenciales compradores.
En la formación de expectativas del vendedor existen varios factores. Si la empresa es un grupo familiar que busca financiación para seguir creciendo o dar liquidez a alguno de los fundadores, la decisión de salir es más fácil. Incluso a un precio ligeramente inferior a sus expectativas o a las valoraciones presentadas por los bancos de inversión, obtendría una liquidez muy importante y normalmente seguirá controlando la mayoría del capital. Este control se ver reforzado por la posibilidad de sacar dos tipos de acciones, con distintos derechos políticos como en el reciente caso de Puig. Este es un sistema que atenta contra el gobierno corporativo y la igualdad de derechos de los accionistas. Sin embargo, ante la sequía de operaciones, incluso la bolsa de Londres, históricamente reticente a este mecanismo, lo acaba de autorizar.
En otros casos como en el de Tendam, Europastry, Astara o Golden Goose entre los accionistas de referencia existe un fondo de capital. En estos casos, la sensibilidad a precio es más elevada. Por un lado, el precio de venta marca la rentabilidad de su inversión. En algunas compañías los fondos han estado invertidos más tiempo del inicialmente previsto, con lo que ello implica de menor tasa de retorno y necesitan un mayor precio de salida. Por otro lado, normalmente necesitan salir en dos fases. Es muy difícil que entre un comprador si uno de los socios de referencia vende toda su participación. Por ello, para un fondo de capital, la evolución de la cotización es tan fundamental como el precio de salida. Una buena evolución, le permitirá vender a futuro el resto de su participación. El fondo va a analizar con lupa la calidad de los compradores. Si las órdenes de compra son por importes pequeños, o limitadas a precio o con la presencia de muchos hedge funds, lo normal es que cancele la hipotética salida.
Por el lado de los compradores, en la formación del precio que están dispuestos a pagar pesan factores como la valoración, pero también el sector, rentabilidad, crecimiento, liquidez y tamaño de la empresa.
Cuando una compañía se valora en dos mil o tres mil millones, pero solo va a vender en bolsa un 30% de su capital, en realidad estamos hablando de un "capital flotante", el que se puede comprar y vender de solo 600 millones. Un importe muy pequeño para los grandes fondos, que no quieren tener el riesgo de comprar posiciones grandes que luego les cueste muchos días poder vender el mercado, arrastrando el precio a la baja. Estas compañías debido a su menor tamaño también cuentan con menor cobertura por parte de analistas y difícilmente van a formar parte de los principales índices bursátiles.
Según datos de un reciente informe de Berenberg Bank, en los primeros seis meses se han producido salidas a bolsa en Europa por valor de 11.500 millones, que multiplica por cinco las cifras de 2023, pero algo más del 60% de ese importe se concentra en solo tres operaciones, siendo Puig con algo más de 2.600 millones la mayor salida en Europa. La posible falta de liquidez hace que exijan mayores descuentos a los precios de salida respecto a las valoraciones de compañías comparables ya cotizadas.