
La incertidumbre es la peor enemiga para los mercados financieros. La creada por las elecciones legislativas en Francia está generando volatilidad, a la vez que ha frenado a las empresas a la hora de salir a buscar financiación con colocaciones de deuda en las últimas semanas a la espera de una mayor estabilidad. El pequeño parón llega tras meses de mucha actividad, tanto que en el primer semestre del año las compañías han completado en un 75-80% sus programas de financiación para todo 2024, por lo que van más adelantadas que en otros ejercicios, según apuntan varias fuentes de la industria. Este avance les permite afrontar la segunda parte del año con más tranquilidad, incluso si se cierran las ventanas de financiación en momentos de mayor tensión.
"En la primera mitad de este año, hemos observado un número extraordinariamente elevado de emisiones. La mayoría de los bancos han avanzado significativamente en sus programas de emisión, completando entre un 75% y un 80% de sus objetivos, en comparación con el 60% que suelen alcanzar para estas fechas en años anteriores", explica Andrés Calzado, responsable de deuda de Nomura en el Sur de Europa.
"Los emisores españoles han adelantado mucho sus programas de financiación este primer semestre. Ya han completado el 75-80% de lo previsto para el año, con una mayor actividad en el caso de los bancos", coincide Jesús Sáez, director de mercados de capitales de Natixis en España y Portugal.
Había que aprovechar el apetito de los inversores, alimentado por unos tipos más altos que en los últimos años que hacían de la renta fija un activo más atractivo. "Los inversores han tenido más interés en acudir a las emisiones", apunta Sáez, quien explica que, para los emisores, "esperar a un buen momento con tipos más bajos no garantiza que la rentabilidad sea menor porque pueden aumentar los spreads [los diferenciales frente a los tipos de referencia]". Y es que el cupón que a pagar a los inversores no tiene por qué reducirse en los próximos meses pese a que vuelva a reducirse el precio del dinero. No obstante, el experto indica que "algunos emisores sí han preferido esperar para no cargar con un doble cupón".
El contexto de tipos de interés no ha sido el esperado hasta ahora. El Banco Central Europeo (BCE) los ha recortado en una sola ocasión, en la última reunión de junio, y en enero la expectativa era que a estas alturas del año los tipos estuvieran más abajo. "A comienzos del año, se registró una gran afluencia de liquidez en fondos de renta fija. Las expectativas de los inversores estaban puestas en una posible reducción de los tipos de interés a partir de marzo, con pronósticos de hasta cinco recortes de 25 puntos básicos a lo largo del año. Ante esta perspectiva, los inversores se apresuraron a invertir su liquidez para aprovechar la alta rentabilidad de los bonos en ese momento y no perderse el posible repunte del mercado con la bajada de los tipos", argumenta Calzado.
Un segundo semestre más incierto
La realidad ha sido otra, ya que el ritmo de bajadas de tipos no tiene nada que ver con el esperado a inicios de año, pero eso no ha frenado a las compañías, que lejos de querer esperar al segundo semestre, con tipos más reducidos, han acelerado sus emisiones de deuda ante la incertidumbre que pueda venir en el segundo semestre.
"La segunda mitad del año promete estar llena de incertidumbres. Aunque se ha hablado mucho sobre la volatilidad que podrían traer las elecciones estadounidenses, persisten numerosos riesgos geopolíticos (Rusia, Israel, China, etc.) y macroeconómicos (especialmente la inflación) que podrían alterar el panorama en cualquier momento. En este contexto, quienes necesitaban emitir han preferido adelantarse y cumplir con sus objetivos de financiación lo antes posible", considera el experto de Nomura.
Una de las claves, además de lo que suceda en Francia en la segunda vuelta y el impacto que ello tenga en los diferenciales de crédito, estará efectivamente en las elecciones en Estados Unidos, que de alguna forma pueden acabar afectando a los planes de la Reserva Federal (Fed) si cambian las perspectivas de inflación. Y lo que haga la Fed, al final, no es ajeno para el BCE. "Una preocupación clave es que algunas características clave de Donald Trump, quien por ahora está a la cabeza, tanto en las encuestas nacionales como en los Estados indecisos, sugirieren que la agenda de un segundo mandato podría dificultar que la Fed continúe flexibilizando en 2025. De hecho, la combinación de una política de inmigración restrictiva, una política fiscal más laxa y aranceles comerciales más altos sería claramente inflacionaria. Esto puede poner un tope a la caída a largo plazo de los tipos de interés, incluso si la Fed recorta", indican desde Axa IM.
Los protagonistas de las emisiones
Entre los principales emisores del semestre están los habituales. La banca ha tomado especial protagonismo, con Banco Santander liderando las colocaciones en España. La entidad estrenó el año con una emisión deuda senior preferente, con un triple tramo a 4, 6 y 10 años captando un total de 3.750 millones de euros. La banca ha recurrido a emisiones de distinta tipología de deuda, desde cédulas hipotecarias hasta títulos con más riesgo como la deuda subordinada Tier 2 o como los conocidos como CoCos, dejando definitivamente atrás la crisis que desató el colapso de Credit Suisse hace un año para este último tipo de activo. Justo antes de las elecciones europeas, Santander salía a mercado con un CoCo que cerró con un cupón al 7%.
La deuda verde también ha estado muy presente entre bancos y empresas. CaixaBank, por ejemplo, colocó en febrero su séptima emisión verde por valor de 1.250 millones de euros. En corporativo, también han optado por este tipo de deuda grandes emisores como Telefónica o Iberdrola. A diferencia de otros ejercicios, "no hemos visto emisores inaugurales este semestre, probablemente prefieran esperar a tener condiciones de mercado más evidentes", opina el experto de Natixis.
