
Aunque pueda parecer un contrasentido, los ETF de gestión activa se han convertido en uno de los segmentos dentro de los fondos cotizados que más crecimiento están experimentando en los últimos años. Los datos de Morningstar, una de las plataformas globales de datos y análisis de fondos más reconocidas, muestran que el año pasado el crecimiento de este tipo de ETF fue del 37%, frente a solo el 8% que obtuvieron los ETF tradicionales.
Este porcentaje revela el interés de los inversores por fondos pasivos en su estructura y costes, pero que ofrecen algo más que la indexación a un índice de referencia en su estrategia de inversión, en un mercado en el que el 40% de los activos globales ya se encuentra en productos indexados, lo que equivale a casi 18 billones de dólares.
Esta preferencia por la gestión pasiva se observa claramente en Estados Unidos, el mercado más importante en cuanto a volumen gestionado en ETF, hasta el punto de que el año pasado los fondos cotizados superaron en volumen patrimonial a los fondos tradicionales, en los vehículos de inversión denominados de largo plazo, y ya representan más del 50% del total de activos. Fuera de EEUU, por el contrario, este porcentaje se reduce a la mitad, al 26%, debido a unos canales de distribución dominados por los bancos, entre otros factores, según Morningstar, como ocurre en Europa.

La dura competencia que existe entre las gestoras en Estados Unidos ha llevado a reducir el coste de los fondos cotizados, y de la gestión pasiva en general, hasta el mínimo posible, para buscar una ventaja en productos más o menos similares, al estar referenciados en la misma tipología de índices, y atraer así mayores flujos de dinero.
Esto llevó a las firmas de inversión a aplicar nuevas estrategias de inversión, como los ETF activos, en los que como su nombre indica, no se replica directamente un índice según determinadas reglas, sino que se invierte en una cartera de acciones o bonos seleccionados por un equipo gestor.
De hecho, aunque al principio había reticencias sobre la idoneidad de exponer públicamente las ideas de inversión por las que apostaba un equipo gestor determinado, lo cierto es que firmas como JP Morgan, que entraron más tarde en el mundo de la gestión pasiva, encontraron un nicho en el que crecer, y el resto de firmas han seguido esta tendencia, apoyados en unos fondos pasivos en los que pueden incrementar el precio que establecen por su gestión.

"Menos emisores de ETF se ven incentivados a lanzar fondos nuevos e innovadores en el ya maduro mercado de ETF de beta estratégica [los tradicionales]. La presión a la baja de las comisiones está empujando a los proveedores más pequeños fuera de este espacio, mientras que los ETF activos o alternativos, de precios más elevados, ofrecen oportunidades nuevas y potencialmente lucrativas para los nuevos emisores de ETF", explica Mo'ath Almahasneh, analista asociado de investigación de gestores de Morningstar.
Europa en el radar
En Europa, la gestión pasiva aún tiene un largo recorrido para equipararse a Estados Unidos, pero la nueva normativa de Bruselas pretende introducir más competencia en este terreno, al intentar limitar las retrocesiones en la distribución de los fondos de inversión y que las gestoras justifiquen el valor añadido de la gestión activa. Pero año tras año sigue creciendo el interés de los inversores, gracias a mercados como el alemán, donde se ha popularizado las cuentas de inversión basadas en ETF.
De esta manera, según los datos de Morningstar, la gestión pasiva alcanzó el año pasado los 1,64 billones de euros en activos bajo gestión en Europa, un 24% más que en 2022, y los ETF activos tan solo acumulan 28.900 millones, el 1,8% del mercado. Y aunque este tipo de vehículos solo logró entradas netas de dinero por valor de 6.700 millones de euros el año pasado (casi el 5% del total), fue casi el triple de lo que atrajeron el ejercicio anterior.

Este impulso de los ETF activos en Europa ha venido de la mano de nuevos jugadores, como JP Morgan AM, el líder en este tipo de vehículos cotizados, en un mercado dominado por iShares (la marca de BlackRock), Amundi, Xtrackers (DWS) y Vanguard, lo que les ha obligado a actuar. La firma presidida por Larry Fink anunciaba la semana pasada el lanzamiento de dos ETFs activos listados en el mercado europeo.
Pero el dominio de JP Morgan en este segmento es absoluto y sus planes para el futuro es reforzar su liderazgo: pretende multiplicar por cinco el volumen de activos en fondos cotizados activos, pasando de 164.000 millones a un billón de dólares.