
Los principales índices bursátiles mundiales siguen subiendo sin cesar, y lo hacen, en buena medida, de la mano de las siete magníficas, las siete empresas cuyo valor bursátil supera (o ha superado alguna vez) el billón (trillion en inglés) de dólares: Microsoft, Apple, Alphabet, Nvidia, Amazon, Meta y Tesla. Ya conocemos los resultados de todas ellas correspondientes al año 2023. Y el precio al que cotizan actualmente supone entre 25 y 60 veces su última cifra anual de beneficios; ponderado por su capitalización, un PER medio de 35 veces.
Su peso en los índices es muy relevante. Suponen un 40% en el Nasdaq 100, un 30% en el S&P 500 y un 20% en el MSCI World. Y cotizan a un múltiplicador sobre beneficios muy superior a la media de esos índices. Para un inversor que replique el MSCI World (y son cada vez más los que explícitamente o, a grandes rasgos, implícitamente lo hacen, con ETF o fondos referenciados), Apple tiene un peso superior a todas las bolsas de Francia, Italia y España juntas, y Microsoft pesa más que la bolsa alemana, la holandesa y el resto de las bolsas de la zona euro unidas.
La diversificación como razón principal esgrimida por los gestores pasivos para tener una cartera que replica un índice global es más que discutible. En definitiva, quien espere una caída de los mercados bursátiles no la verá si los inversores siguen pensando que las Siete magníficas no están caras. Pero si resulta que sí lo están, su caída arrastrará a los índices globales, y solo podrán distinguirse positivamente aquellos gestores que sigan haciendo bien una auténtica selección de valores.
Apple tiene un peso superior a todas las bolsas de Francia, Italia y España juntas,
Los actuales precios de las siete magníficas solo se justifican si prevemos que, durante un plazo bastante largo, pueden mantener un crecimiento de beneficios notoriamente superior al general de la economía. Cierto es que en el pasado reciente este superior crecimiento se ha dado. Las compañías más maduras, como Microsoft, Apple, Alphabet y Meta, han multiplicado por dos su beneficio en los últimos cinco años. En la última década, Nvidia ha pasado de ser uno más de los muchos fabricantes de chips, con beneficios que se contaban por cientos de millones al año, a ser el líder indiscutible, con beneficios de decenas de miles de millones. Y Amazon y Tesla han pasado de tener pérdidas a generar resultados positivos milmillonarios.
Pero cuando ya se ha crecido mucho, cuando ya se es muy grande, suele hacerse más difícil seguir creciendo a ritmos desenfrenados. ¿Qué crecimiento está implícito en los actuales precios bursátiles de las siete magníficas? ¿En qué momento dejarán de crecer significativamente por encima de la economía y tendrán un tamaño tan grande que no podamos esperar crecimientos diferenciales?
Supongamos que, en lo que queda de década, hasta el año 2030, estas compañías seguirán ganando tamaño de forma considerable. Y que a partir de ese año ya son lo bastante grandes y maduras como para que no podamos esperar otra cosa que un crecimiento medio, acorde con el de la economía global en términos nominales.
En ese caso, las cuatro compañías más grandes por cifra actual de beneficio, que ganan entre 40.000 y 100.000 millones de dólares al año (Microsoft, Apple, Alphabet y Meta), deberían ser capaces de multiplicar, a siete años vista, entre 2 y 3 veces su resultado actual (que es tanto como crecer cada año a ritmos próximos al 15% anual, aproximadamente el triple de lo que se espera para la economía global en términos nominales). Si así lo hacen, en 2030 alcanzarían una cifra de beneficios que, pagada a un múltiplo PER de entre 20 y 25 veces, habría reportado al inversor que comprara hoy acciones de estas empresas un retorno anualizado de entre el 9% y el 10%, cinco puntos superior a la que ofrece el bono soberano americano.
Para Apple y Alphabet, podría bastar con crecimientos anualizados de entre el 10% y el 15%; para Microsoft y Meta, los crecimientos esperados deberían estar entre el 15% y el 20%.
Para las 3 magníficas de menor cifra actual de beneficio (Nvidia, Amazon y Tesla), los crecimientos tienen que ser muy superiores. Deberían ser capaces de obtener, en 2030, un beneficio entre 5 y 8 veces superior al de 2023.
Amazon debería ser capaz de ganar dinero de forma holgada en su actividad de comercio (hoy trabaja con un margen sobre ventas algo menor que los grandes supermercados tradicionales, como Walmart en Estados Unidos, y con pérdidas en el resto del mundo). A grandes rasgos, debería multiplicar por 4 su cifra de ventas en 7 años y obtener el mismo margen en todo el mundo que el que hoy obtiene en Estados Unidos.
Tesla debería pasar de vender algo menos de 2 millones de coches al año a convertirse en el líder indiscutible del mercado global de automoción, vendiendo unos 15 millones de coches anuales (un 20% del mercado), y mejorando sus márgenes hasta los que hoy están obteniendo las marcas premium, como BMW y Mercedes, que venden, en media, sus automóviles, a un precio un 30% superior al de Tesla.
Y Nvidia debería ser capaz de consolidar una posición cuasi monopolística como proveedor de chips de alta gama para el sin duda creciente, pero hoy difícilmente cuantificable, desarrollo de la inteligencia artificial.
¿Es imposible? No, pero no es fácil. Y podríamos decir que es bastante difícil que los crecimientos necesarios para justificar los precios actuales se den en todos los casos. Dos resultados trimestrales encadenados, no de caídas, sino simplemente de crecimientos de dígito simple, especialmente en las cuatro compañías más maduras, llevarían mucho nerviosismo al mercado.
Cualquiera de estas compañías, por si sola, atrae más inversión bursátil que un gran índice nacional europeo. Diversifiquen.
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