
La política monetaria de los grandes bancos centrales sigue siendo el buque insignia que está guiando las inversiones de los inversores institucionales en el último año y el cambio de rumbo que están preparando la Fed y el BCE ha convencido a los gestores de fondos de que es momento de regresar a la bolsa con convicción. Tanto es así que la ponderación a renta variable ha alcanzado este mes de diciembre los niveles más altos desde que la Fed empezó el proceso de subir tipos en marzo de 2022, una preferencia por la bolsa que, sin embargo, no empaña el atractivo que también tienen los bonos para los gestores en este momento del ciclo.
La opinión de los 219 gestores de fondos con un patrimonio conjunto de 611.000 millones de dólares que han participado en la última encuesta mensual de Bank of America es clara: los bonos siguen siendo el activo favorito en este momento, pero la bolsa se ha hecho un hueco importante en las carteras en este cierre de año, alcanzando la exposición más alta que se ha visto desde febrero de 2022, un mes antes del inicio de la subida de tipos de la Fed. El pasado noviembre los gestores regresaron a la bolsa por primera vez desde abril de 2022, y en el último mes del año han seguido incrementando el peso de la renta variable en las carteras, añadiendo así algo más de riesgo a sus inversiones.
Con este posicionamiento los gestores quieren aprovechar al máximo el ciclo de bajadas de tipos que está preparando el banco central americano. Tanto si el proceso de recortes en el precio del dinero empieza antes de junio, como si lo hace después, lo que está claro es que el banco central americano se está preparando para dejar un entorno propicio para volver a invertir a la vez en bolsa y en renta fija.
Después de un 2023 en el que los inversores han estado fuera de la bolsa casi en todo momento, convencidos de que la subida de tipos de los bancos centrales sería un obstáculo para el buen comportamiento de esta clase de activo, las sensaciones generalizadas de los gestores son cada vez más optimistas. Bank of America elabora un índice de sentimiento en el que combina la exposición a la bolsa, el peso de la liquidez en las carteras, y las expectativas de crecimiento económico que recoge el banco en su encuesta, y este cada vez refleja más positividad. Desde noviembre hasta diciembre ha pasado de los 2,5 hasta los 3,4 puntos, en una escala del 1 al 10, siendo el 10 el mejor escenario posible.
En el caso de los bonos, que siguen manteniendo un peso más grande en las carteras que la renta variable (una sobreponderación neta del 20% para la renta fija, frente al 15% para la variable), los gestores tienen una enorme convicción de que 2024 dejarán ganancias a los inversores. Su exposición a este tipo de activos no sólo es la más elevada que se ha visto en 15 años, sino que las perspectivas de que las rentabilidades de la renta fija se reduzcan en los próximos 12 meses son ahora las más altas que se han visto en la historia, desde que se empezó a elaborar esta encuesta, con un 62% de los expertos apuntando en esta dirección.
La recesión es un peligro lejano
Una de las claves que lleva a los gestores a añadir cada vez más un activo de riesgo como es la bolsa a la cartera es la expectativa de que los grandes bancos centrales van a iniciar el recorte de tipos sin que haya una fuerte recesión que les obligue a ello. El escenario más probable para los gestores encuestados sigue siendo el denominado "ricitos de oro": un crecimiento económico bajo, pero sin recesión, al tiempo que la inflación sigue moderándose y se acerca cada vez más al objetivo de los bancos centrales, el 2% que se considera una situación de precios estables.

La recesión mundial es el principal peligro que perciben en este momento los gestores para sus inversiones y ha superado este mes a la inflación como la mayor amenaza. Sin embargo, se trata de una posibilidad remota, a ojos de los encuestados, ya que casi ocho de cada diez gestores creen que no habrá un "aterrizaje duro" de la economía mundial en los próximos 12 meses. En concreto, el 66% cree que habrá un "aterrizaje suave", y un 6% cree que no lo habrá de ningún tipo. Sólo el 23% de los encuestados cree que habrá un accidente macroeconómico en algún momento del próximo año.
Por debajo de la recesión y de que la inflación vuelva a descontrolarse, los mayores peligros que perciben en este momento los gestores son el geopolítico, la posibilidad de que se produzca una crisis de crédito de algún tipo, las elecciones en Estados Unidos en 2024 y que se desate una crisis bancaria en China, en ese orden.
Los mejores activos si la Fed se adelanta
El mercado tiene claro que la Reserva Federal va a empezar a bajar tipos en el primer trimestre del año que viene. Los contratos de futuro sobre los tipos de interés en el gigante norteamericano así lo indican, a pesar de que la gran mayoría de analistas asume que la Fed tendrá que esperar a la segunda mitad del ejercicio para empezar este proceso. Sin embargo, si finalmente el organismo opta por adelantarse a las expectativas de los analistas, y cumple con lo que esperan los inversores recortando el precio del dinero antes de junio, los gestores tienen claro qué activos deben tener en cartera para exprimir al máximo esta decisión.
El activo favorito en este caso para la mayor parte de los gestores es el bono estadounidense de largo plazo, el que vence a 30 años. Para el 26% de los gestores encuestados será el que mejor se comporte si finalmente la Fed recorta tipos antes de junio. En segundo lugar se mantienen las empresas tecnológicas "de larga duración", representado por sectores como el de la biotecnología o el de las renovables. El 20% de los gestores cree que serán los que mejor se comporten en ese caso. En tercera posición aparecen los sectores conocidos como 'value', como los bancos, las socimis o las empresas de pequeña capitalización. Por debajo, pero casi al mismo nivel, quedan los mercados emergentes, las empresas gigantes de la tecnología estadounidense, y por último, las posiciones cortas en el dólar americano, un activo que también parece que se beneficiará si la Fed lleva a cabo un recorte de tipos más agresivo de lo esperado.