
La última encuesta a gestores que ha llevado a cabo Bank of America confirma el atractivo que tienen ahora los bonos para los encuestados, que nunca estuvieron tan convencidos como ahora de que la renta fija dejará ganancias por precio en los próximos 12 meses. La guerra en Israel no ha cambiado su posicionamiento, y siguen considerando que el mayor peligro para los mercados es otro repunte inflacionista que fuerce a los bancos centrales a mantener sus políticas agresivas.
La combinación de una inflación que continúa moderando su crecimiento, junto a unas rentabilidades de los bonos que no deja de subir (el bono estadounidense a 10 años tocó este miércoles nuevos máximos pre-Lehman, en el 4,92%), reafirma la opinión que los gestores llevan meses repitiendo: la renta fija ya es suficientemente atractiva para invertir, y es ahora el activo favorito para añadir a las carteras.
En este contexto, la rentabilidad real de los bonos estadounidenses ya está rozando el 2,5%, niveles que no se veían desde 2008, y que contrastan con el -1,2% que se llegó a ver en marzo de 2021. Este es el principal argumento que mantienen los gestores y analistas que señalan el atractivo que ofrece en este momento la deuda. Steven Major, jefe de análisis mundial de renta fija en el banco HSBC, explicaba a mediados de septiembre cómo "ahora hay tres argumentos a favor de la deuda estadounidense: el momentum de ventas está cayendo, hay reconstrucción de su valor y juega a su favor el coste de oportunidad".
Aunque es cierto que las ventas han continuado en las últimas semanas por la fortaleza que está demostrando la economía estadounidense, la realidad es que las rentabilidades reales de la deuda son cada vez más atractivas. "El valor absoluto de un bono se aprecia en el interés real que ofrece, y ahora se mantiene por encima de la tendencia del PIB, prevista en el 1,85% por parte de la Reserva Federal", explica Major. "Esto es poco habitual, y significa que los inversores pueden diversificar su cartera lejos de la renta variable y hacerlo con bonos, que tradicionalmente entrañan menos riesgo", destaca el experto.
Los gestores parecen compartir la opinión de Major, ya que la encuesta del mes de octubre, en la que han participado 259 de ellos, con 664.000 millones de euros bajo gestión, muestra cómo el 56% de los encuestados espera rentabilidades a vencimiento más bajas de las que hay ahora dentro de 12 meses, lo que supondrá ganancias por precio para los inversores que adquieran los bonos en este momento. Es el porcentaje más alto de la historia, desde que se empezó a preguntar esta cuestión en la encuesta en el año 2003.
La guerra no cambia su visión
La encuesta del banco estadounidense se llevó a cabo entre los días 6 y 12 de octubre, por lo que el impacto de los acontecimientos que comenzaron el día 7 se ha recogido en esta ocasión. A pesar de todo, los gestores no han cambiado su posicionamiento debido al inicio del conflicto en Israel, y ni siquiera sitúan la situación geopolítica como el principal peligro para los mercados en este momento.
Si bien es cierto que en septiembre sólo el 15% de los gestores consideraba la geopolítica como el gran peligro, y ahora es el 23%, la inflación sigue siendo el fantasma que más asusta a los encuestados, con un 31% de los analistas reconociéndolo así. Por debajo de la geopolítica, la posibilidad de una recesión mundial, o de un aterrizaje duro de la economía, es el tercer peligro que más preocupa a los gestores. Por debajo quedan otros eventos de riesgo, como una crisis de crédito sistémica, el estallido de la burbuja tecnológica, o el pinchazo del sector inmobiliario chino, en ese orden.
De hecho, la preocupación por el impacto que pueda tener la crisis inmobiliaria china en el resto del mundo se está diluyendo, y ahora los encuestados consideran más probable que se pueda producir una crisis de crédito sistémica contagiada por el colapso del inmobiliario en Europa, o en Estados Unidos, por delante de China. Este cambio de opinión se ha producido en el último mes: en septiembre era China la gran preocupación, con un 33% de los analistas situándola como el gran riesgo de crisis, y ahora ha caído al segundo puesto, con sólo un 22% de los encuestados apuntando en este sentido.
Política monetaria y rally de fin de año
El atractivo que ven los gestores en la renta fija está directamente relacionado con el momento en el que se encuentra la política monetaria, con la Fed preparándose para subir los tipos de interés por última vez, y dar comienzo, el año que viene, el ciclo de recortes en el precio del dinero que supone un apoyo para los inversores de renta fija.
La encuesta a gestores de este mes deja varias conclusiones sobre esta cuestión. La primera, que los gestores siguen haciendo oídos sordos a la guía que ha dado la propia Fed, que apunta a una subida de tipos antes de 2024, ya sea en la reunión de noviembre, o en la de diciembre de este año. Esto, además, es lo que también están comprando los mercados en este momento, si según las expectativas que maneja Bloomberg, basándose en los datos de mercado.

Una de las novedades que ha traído esta última edición de la encuesta es la pregunta a los gestores sobre sus expectativas de cara a ver un rally de fin de año en la bolsa. A pesar del atractivo que ven en la renta fija, los encuestados, en general, sí esperan que se produzca el rally de aquí a final de año, con un 54% de los expertos apuntando en este sentido, y un 32% inclinándose por que no se producirá.
Posicionamiento de las carteras: liquidez y renta fija
La cartera media del gestor encuestado por BofA no ha cambiado demasiado desde septiembre. Se trata de un porfolio en el que el 30% está en liquidez, en un momento de enorme incertidumbre para los inversores, por el cambio de paso de los bancos centrales, el miedo a que la inflación pueda volver a subir, y las tensiones geopolíticas que se están sucediendo.
Al margen de la liquidez, los encuestados son optimistas con activos como la renta variable japonesa, el sector tecnológico, las materias primas y la energía, mientras que descartan la bolsa británica, las empresas eléctricas, la bolsa europea y el sector inmobiliario.