
Los gestores de fondos encuestados por Bank of America están saliendo de sus refugios de invierno. Durante todo el proceso de subidas de tipos por parte de la Reserva Federal estadounidense, que comenzó en marzo de 2022, los gestores han optado por hibernar su exposición a renta variable, por el temor del daño que podía hacer el aumento del precio del dinero a las firmas que cotizan en bolsa. Sin embargo, esta etapa se acabó, y los resultados de la última encuesta a gestores así lo reflejan: por primera vez desde abril de 2022, los gestores reconocen tener una sobreponderación neta a bolsa. Por fin han asumido que la Fed no va a volver a subir tipos en este ciclo, y por ello han decidido volver a invertir en renta variable.
Desde la Gran Crisis Financiera, los gestores no pasaban una etapa tan larga fuera de la renta variable. El endurecimiento de la política monetaria por parte de la Fed es un proceso peligroso para la bolsa, por el impacto negativo que tiene en sus beneficios, al incrementar el coste de la deuda que necesitan las empresas para su actividad. Por ello, los gestores optaron por salir de la renta variable cuando la Fed empezó a subir los tipos, y ahora que esto ya ha terminado consideran que ha llegado el momento de regresar.
Por primera vez desde abril del año 2022 ya hay una sobreponderación neta a la renta variable. El 2% neto de los gestores (el porcentaje de aquellos que dice sobreponderar este tipo de activo, menos el porcentaje de aquellos que reconoce infraponderarlo) ha vuelto a apostar por la bolsa, apoyándose también en unas perspectivas económicas que no son tan negativas como podía temerse para los próximos meses. Tanto, que el 74% de los gestores encuestados cree que el año que viene no habrá un aterrizaje duro de la economía, frente al 21% que sí lo espera.
Este posicionamiento refleja que el miedo por la inflación es cada vez menor, y que la Fed podrá permitirse dejar el techo de los tipos en el 5,5%, los niveles actuales, durante el resto de este ciclo. En este sentido, los gestores también han dejado clara su opinión: si en octubre consideraban que la mayor amenaza para el mercado era un nuevo repunte de la inflación obligase a los bancos centrales a seguir endureciendo sus políticas, en noviembre esta posibilidad ha pasado a un segundo plano, dejando como el principal peligro el riesgo de que la geopolítica empeore. En tercera posición se mantiene el peligro de que llegue una recesión global en los próximos meses, un escenario que la mayoría tampoco espera que se produzca.
Uno de los mejores momentos para los bonos
Este noviembre los gestores no sólo han regresado a la bolsa. También han aumentado su exposición a la renta fija, y no precisamente poco: se trata del activo que más ha incrementado su peso en las carteras en el último mes, casi 20 puntos porcentuales, lo que ha desembocado en la mayor ponderación de los bonos para los gestores desde marzo de 2009. De hecho, el peso de la renta fija en las carteras es ya el tercero más elevado que se ha visto en la serie histórica, sólo por detrás de 2009 y de diciembre de 2008.
Este posicionamiento de los gestores demuestra que ahora no existe una dicotomía entre entrar en bolsa o en renta fija. Ambas se ven con buenos ojos, teniendo en cuenta el proceso de bajadas de tipos que se espera para la Fed (los mercados descuentan que el primer recorte llegará en Estados Unidos en mayo de 2024), que también sentará bien a las valoraciones de los bonos desde los niveles en los que se mantienen en la actualidad.
Los bonos, de hecho, tienen ahora un mayor peso en las carteras de los encuestados que la bolsa (una exposición neta del 23% para la renta fija, frente al 2% de la variable), y la mayor parte de los encuestados está convencida de que la renta fija dejará mejores resultados en 2024 frente a la bolsa. El 54% de los gestores piensa que el mejor activo para el año que viene es la deuda, frente al 29% que se inclina por la bolsa, el 7% que lo espera para las materias primas, y el 6% que opta por la liquidez. La ponderación que acumula está última en las carteras es ahora el más bajo que se ha visto en los últimos dos años.
Pesimismo moderado para 2024
Aunque los gestores hayan vuelto a apostar por la bolsa, eso no quiere decir que las perspectivas macroeconómicas que manejan sean positivas. No se espera que 2024 vaya a ser un gran año en el frente macro, pero sí que se evitará caer en una grave recesión mundial, algo lo suficientemente bueno como para poder volver a invertir en activos de riesgo como la bolsa. Las expectativas de crecimiento de beneficio empresarial de los gestores siguen siendo negativas, de media, pero han mejorado frente al mes anterior, y ahora están ya cerca de los máximos que se alcanzaron en agosto.
El elemento con más probabilidad de generar una crisis de crédito sistémica es el sector inmobiliario de Europa y Estados Unidos, con el 35% de los gestores destacándolo así, frente al 21% que apunta a la banca en la sombra en Estados Unidos. El inmobiliario chino, que hace apenas dos meses era el mayor peligro en este sentido, se mantiene ahora en la tercera posición.