
La jornada del lunes comenzó como terminó la semana pasada en el mercado de renta fija, con fuertes ventas en las principales referencias que llevaban de nuevo a máximos de rentabilidad a los bonos soberanos de las grandes economías ante la expectativa de que las nuevas tensiones geopolíticas fueran argumento suficiente para que los bancos centrales apretasen un poco más su política monetaria.
Sin embargo, a la mitad de la sesión del lunes, todo se dio la vuelta y las ventas se tornaron en compras, alejando de nuevo la deuda a 10 años de EEUU del 5% que llegó a rebasar por primera vez desde 2007.
Este martes las compras de deuda se han intensificado después de los malos datos de las encuestas PMI de octubre en Europa, haciendo que también el bono a 30 años pierda el 5% de rendimiento exigido.
Y es que tanto a uno como a otro lado del Atlántico, la visión de que los bancos centrales se hayan pasado de frenada y hayan causado un mayor deterioro económico de lo previsto está cogiendo fuerza, lo que obligaría a los organismos monetarios a recoger cable y reducir los tipos antes de lo que el mercado descuenta, que es a partir de la mitad del año que viene.
En los últimos días también se está reduciendo ligeramente la inversión de la curva de tipos en EEUU, donde hace meses que se le exige, contra toda lógica, más rentabilidad a los plazos cortos que a los largos. Esta normalización se puede interpretar como un cierto alivio en torno a la posibilidad de ver una recesión a corto plazo, aunque sigue muy vigente.