
En los últimos dos años, un monstruo llamado inflación no ha parado de crecer y sus garras han arañado gran parte de los lugares del mundo. No hace falta irse demasiado lejos para percibirlo ni tan siquiera estar al tanto de datos económicos, ya que cosas tan cotidianas como ir a la peluquería o hacer la compra cada vez pesan más en el bolsillo de los ciudadanos.
Pese a que la guerra entre Rusia y Ucrania avivaba aún más esta escalada generalizada de los precios, el germen brotaba meses antes del estallido de este conflicto. Tras años conviviendo con una inflación muy baja, e incluso negativa en países como España, en noviembre de 2021 el IPC (Índice de Precios al Consumo) mundial alcanzaba niveles que no veía en los últimos 13 años por consecuencias derivadas de la crisis sanitaria del coronavirus. Un incremento de la demanda –tras el gran parón del Covid– unido al fuerte encarecimiento del petróleo, el gas y la electricidad han seguido empujando los precios al alza desde entonces, con una subida del 15% anualizada en los últimos dos cursos (desde noviembre de 2021 hasta noviembre de 2023) de la inflación mundial. En España, en este mismo intervalo, la inflación anualizada es del 5,4%.
Ante un contexto como este, en el que la vida se encarece y se traduce en una pérdida de poder adquisitivo ¿ha sido posible proteger el dinero? La respuesta es no. Así puede verse a través de la evolución de algunas de las principales referencias mundiales tanto en renta fija como en renta variable, ya que ninguno de estos activos logra revalorizarse en estos dos últimos cursos más que lo que ha subido el precio generalizado de la vida.
En clave nacional, un ciudadano afectado por la inflación española –de un 5,4% anualizado– tampoco ha encontrado refugio en los mismos, pese a que la bolsa española, sustentada por el peso del sector bancario, ha aguantado mejor que sus homólogas.
En el mercado de la renta variable, ninguna de las principales bolsas del Viejo Continente ni las norteamericanas (S&P 500 y Nasdaq) suma ganancias de más del 5% desde noviembre de 2021. De hecho, las únicas que aguantan en positivo en este intervalo –y muy ajustadas– son la plaza británica (un 0,7% anualizado), el Cac francés (1,1%) y el Ibex español, con una subida anualizada del 0,7%. Por contra, el MSCI Word, un selectivo que aglutina a más de 1.600 empresas de las 24 economías más desarrolladas del mundo, anota la corrección anualizada más alta, del 4,8% en estos dos últimos años.
"Encontramos algunos índices mundiales que han tenido revalorizaciones espectaculares en este tiempo, como puede ser el caso de Turquía, México, Brasil, México o incluso Japón, sin embargo, todos ellos tienen comportamientos a la baja si descontásemos la depreciación de sus divisas, salvo en el caso de Brasil, que ha mejorado sus datos de crecimiento del PIB, ha conseguido que la inflación desacelere, y ha rebajado tasas mínimamente desde niveles muy altos", indica Manuel Pinto, analista de XTB.
El experto indica en este sentido las oportunidades que, desde su punto de vista, sí que hubieran evolucionado mejor que la inflación en los últimos dos años. "Por ejemplo es el caso de los bancos, podemos ver que ETFs (fondos cotizados) que replican el precio del sector, el comportamiento desde noviembre de 2021 ha sido muy positivo, de hecho, el ETF de referencia del sector bancario en Europa, denominado BNKE.FR (bancos del índice eurostoxx) ha subido más del 20% en los últimos 24 meses".
¿Y las materias primas?
De manera más teórica, las materias primas son históricamente un buen activo para blindar el dinero de la inflación, ya que, con la subida generalizada de los precios, las commodities se encarecen, por lo que invertir en ellas puede protegerte de esa subida de precios. Sin embargo, en esta era de precios elevados, tampoco han servido como refugio. El Bloomberg Commodiy Index, un índice que refleja movimientos en los precios de los contratos de futuros de un conjunto diversificado de materias primas pertenecientes a diversos sectores, corrige medio punto desde noviembre de 2021, lo que tampoco serviría para hacer frente a la inflación.
Sólo el oro –considerado históricamente el activo refugio por excelencia– registra una revalorización anualizada cercana a ese 5,4% de tasa de inflación española, con una subida del 4,5% en este intervalo. Sin embargo, otros activos como el petróleo (Brent, la referencia del crudo en Europa) o la plata caen un 2,6% y un 3,3% anualizado, respectivamente, en el mismo tiempo.
El precio del crudo, que pierde en torno a un 7% en 2023 y se come parte de la subida del año anterior, ha estado marcado en los últimos meses por una gran volatilidad. Y pese a que la tensión en Oriente Próximo, la guerra de Ucrania o los propios fundamentales del mercado (como son la demanda y oferta) son factores que deberían estar presionando al alza su precio, su valor no ha parado de caer en las últimas sesiones después del repunte que vivía justo después del inicio de la guerra entre Israel y Hamás (alcanzando los 86 dólares de nuevo), cuando los países miembros de la OPEP+ (Organización de Países Exportadores de Petróleo), entre los que se incluyen Arabia Saudí y Rusia, revisaron el efecto del conflicto y decidieron mantener sin cambios su recorte de producción de oro negro.
El 2% que marca el Banco Central Europeo (BCE) como objetivo de inflación no ha cambiado, pero sí que se ha echado el freno en las alzas del precio del dinero tras más de un año de incrementos continuados. Después de 10 subidas consecutivas en las tasas de interés desde julio del año pasado, el organismo presidido por Christine Lagarde decidía, en la última reunión de octubre, no realizas un nuevo aumento tras el alza de 450 puntos básicos en los tipos de interés, que deja la referencia cerca de los máximos históricos. Los buenos datos de inflación de octubre de muchos países europeos mostraban que ese monstruo se va desinflando poco a poco. Por poner algunos ejemplos, el IPC de España se mantuvo en el 3,5% en octubre en vez de subir, como se esperaba, mientras que el de Alemania descendió hasta el 3,8%, el dato más bajo desde agosto de 2021. En Italia, el IPC bajaba sorpresivamente del 5,3% al 1,8%, por debajo del objetivo del 2%.
El consenso de expertos que recoge Bloomberg ya espera que las primeras bajadas en el precio del dinero se realizan en junio de 2024.
La caída de los bonos
Las pérdidas acumuladas en renta variable o en materias primas no han sido una excepción en los últimos meses. En el mercado de los bonos, el batacazo por precio ha sido aún mayor. Tras la debacle de 2022, que se llevó por delante un 16% en la cartera media de bonos mundial, el precio de los bonos ha continuado cayendo hasta alcanzar rentabilidades en referencias mundiales como el T-Note (la deuda americana con vencimiento a 10 años) que no se veían desde 2007., al alcanzar la barrera del 5%. La inflación ha tenido mucho que ver en esto, ya que los movimientos en los tipos de interés en pos de controlar este encarecimiento de la vida (las incesantes subidas en los tipos desde julio del año pasado, en ese caso) afectan directamente al precio los bonos. Por lo tanto, cuando las tasas de referencia se elevan, los precios de los bonos se deprimen.
Si se toma como medida las principales referencias mundiales de cestas de bonos, como son el índice de renta fija global (Global Aggregate), el de bonos soberanos (Treasury Bond Index), el corporativo (Bloomberg Global Aggregate Credit Index) o el High yield o de alto rendimiento, las pérdidas anualizadas desde noviembre de 2021 son superiores al 3,5% en los cuatro casos. El High Yield Index es el que menos corrige desde entonces, con un 3,7% anualizado. Por contra, la cesta global de bonos soberanos que recoge Bloomberg es la que acumula una mayor pérdida anualizada desde entonces, del 10,7%. En el caso de España, un inversor tampoco habrá podido proteger su dinero a través de la deuda soberana, con pérdidas por precio del 23,4% en el bono español a 10 años. Una corrección muy alejada a la subida anualizada del 5,4% del precio de la vida en este país.
Fondos
En categoría de fondos, los datos no son mucho más optimistas, pero sí que existen refugios que han acumulado subidas anualizadas más potentes que la inflación. Así se desprende a través de un gráfico elaborado por AFI, con una subida del fondo de renta variable de Turquía, México y Brasil del 118%, 28,6% y 17,9% desde que comenzó a subir la inflación en noviembre de hace dos años y los mercados financieros empezaron a corregir. La categoría de renta variable de España también se anota una revalorización del 4,1%, todavía por debajo a la inflación anualizada que ha sufrido el país en este intervalo pero, aun así, digno de mención si se tiene en cuenta que de las 87 categorías desglosadas en este informe, sólo 12 están en positivo.
Las fuertes revalorizaciones de los fondos de renta variable de México y Brasil, además, son un viento a favor para las compañías españolas, ya que una parte muy relevante de los ingresos de las firmas nacionales proceden de estos mercados. Dentro del Ibex 35, concretamente, Brasil es el cuarto país con más peso dentro de las cotizadas (con un 6,4%), seguido de México, con un 6,3%. El fondo de bolsa de Turquía, por su parte, es el que más sube con un 118%. Sin embargo, la inflación del país también se mantiene disparada en los últimos años, con casi un 50% anualizado en 2023.