
El precio del crudo cotizado se ha convertido en la mejor herramienta para medir la tensión en Oriente Próximo, región que suministra uno de cada tres barriles de petróleo producidos en el mundo. El barril Brent cerró la sesión europea de este miércoles por encima de los 91 dólares, después del comunicado oficial iraní amenazando con su intervención en el conflicto si Israel no cesa su ataque sobre Gaza. Es decir, el Brent sube más de un 8% desde la reactivación del conflicto.
La volatilidad del precio del petróleo refleja la posibilidad de asistir a la interrupción del flujo de combustible en caso de una escalada del conflicto y a ver un repunte de la inflación en regiones como la eurozona si se produce un shock de oferta. "Los riesgos de una escalada han aumentado a raíz de las últimas noticias sobre el ataque con una explosión en un hospital", afirmó el estratega jefe de Rabobank, Jane Foley.
El mismo planteamiento defienden desde Julius Baer, donde consideran que el peor de los escenarios (una crisis del petróleo por un conflicto con más agentes implicados como Irán) puede llevar a la referencia del crudo europeo hasta los 150 dólares. "La geopolítica provocaría un shock exógeno masivo que dejaría su efecto en la economía y los mercados financieros hasta mediados de 2024", según el economista jefe de investigaciones en la firma, Norbert Rücker.
No obstante, desde Julius Baer consideran como el entorno más factible en los términos actuales un shock temporal de los precios, en lo que la diplomacia relaja la tensión en la región. De hecho, cifran en un 30% la probabilidad de que el conflicto se complique aún más sin que llegue a convertirse en una auténtica crisis del petróleo como la de 1973.
Por otra parte, la administración estadounidense comunicó una reducción en los inventarios de crudo en el país de 4,5 millones de barriles, frente al pronóstico del mercado de 300.000, según Bloomberg. Esto contribuyó a un repunte de los precios con el barril WTI Texas en los 88 dólares.