La caída de los precios que están experimentando los dos principales recursos energéticos del planeta, el petróleo y el gas natural, es un aliado de los bancos centrales de cara a conseguir alcanzar sus objetivos de inflación. La bajada que está experimentando la cotización del petróleo en las últimas semanas, que está poniendo a prueba a las previsiones que lo sitúan por encima de 100 dólares este año, junto a un gas natural que ha aguantado por debajo de 40 dólares durante el verano, favorece que los principales bancos centrales cumplan con su objetivo en el medio plazo.
Los bancos centrales son los directores de orquesta de los mercados desde hace más de una década. Los estímulos que han inyectado instituciones como la Reserva Federal, el Banco Central Europeo o el Banco de Japón han sido el motor que ha movido a las bolsas y a la renta fija desde la Gran Crisis Financiera, siempre con el objetivo de mantener la inflación en el 2%.
En esta lucha los precios de la energía tienen un papel protagonista, algo que ha quedado claro en el repunte de la inflación de los últimos dos años. Por eso es tan importante para los bancos centrales que el petróleo y el gas natural corrijan, como lo están haciendo, las subidas que han experimentado desde 2021. El frenazo en el crecimiento económico, con la caída de la demanda que lleva asociado, está llevando a los analistas a descartar precios altos de los recursos energéticos en los próximos meses.
El crudo corrige el repunte 'artificial' de la 'OPEP+'
El precio del petróleo ha caído un 6% en cinco jornadas de mercado, desde que tocó máximos del año en septiembre, en los 96,5 dólares. Ayer llegó a perder los 90 dólares durante la sesión, confirmando que el rally alcista que comenzó en junio con el recorte de producción acordado por parte de la 'OPEP+' (la alianza que recoge a los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus socios externos) está perdiendo fuerza.
Las perspectivas de un crecimiento más débil el año que viene, en un momento en el que los inventarios de crudo están bien abastecidos, junto a un pacto de oferta limitada que no debería ampliarse desde los niveles actuales, están llevando a los analistas a pronosticar más caídas de los precios en los próximos meses. A juicio de los expertos, en 2024 veremos precios más bajos de los actuales en los principales barriles de referencia: el consenso de analistas que recoge Bloomberg apunta a que el barril Brent cerrará el año que viene en el entorno de los 84 dólares.
Desde Citi señalan el deterioro del crecimiento económico mundial como el principal argumento, por parte de la demanda, que apunta a caídas en los precios: "Con las perspectivas de crecimiento mundial cayendo hasta el 1,7% el año que viene, y el comercio mundial estancándose, es probable que la demanda de materias primas caiga significativamente frente a este año. El crecimiento mundial y el comercio son los dos grandes motores de la de manda de recursos básicos", explica el banco estadounidense.
Sus previsiones para el petróleo apuntan a un barril Brent en 74 dólares el año que viene, debido a "un crecimiento bajo de la demanda, de no más de 1,4 millones de barriles diarios en 2023, frente a un aumento de la oferta de 2,4 millones de barriles", indica Citi.
Desde Julius Baer, el director económico de la firma, Norbert Rücker, comparte este análisis, y añade el componente de los inventarios de crudo, que se mantienen en niveles saludables en este momento. "El rally que ha vivido el petróleo desde verano se basa en una oferta más apretada. Sin embargo, el crudo almacenado en EEUU, Europa y China parece ser suficiente y no está mostrando una tendencia de caídas en los últimos meses", señala Rücker.
Además, "el estancamiento del consumo, junto al incremento previsto de la producción, hacen que el escenario de un exceso de demanda cada vez menos probable. Prevemos que los precios seguirán bajando hasta final de año y que esta tendencia continuará el año que viene", indica el experto.
Con una demanda en caída, las alzas del petróleo dependerán exclusivamente de que la OPEP redoble los esfuerzos y aumente el recorte de oferta actual, con el daño que eso supone para las economías que asumen la mayor parte del recorte de producción, en este caso, Arabia Saudí. En cierto modo, las subidas del crudo se sujetan por unos fundamentales artificiales por la parte de la oferta, al mantenerse una producción limitada voluntariamente.
"El rally del crudo desde junio es consecuencia de los recortes de producción por parte de los grandes productores", destaca Rücker. Por eso, en los próximos meses será clave vigilar los anuncios que lance el cártel de productores, empezando por la reunión que tendrá lugar este miércoles.
En esta ocasión, el consenso de analistas que recoge Bloomberg descarta que vaya a haber ningún cambio en la estrategia de la OPEP+, que mantendrá intacto el acuerdo al que llegó el pasado mes de junio.
El gas aguanta los precios bajos
El gas natural también está contribuyendo a la presión desinflacionista que apoya el cumplimiento de los objetivos de los bancos centrales. Los precios del recurso energético se han moderado mucho en 2023. Empezó el año en el entorno de los 70 euros por MW/h en Europa, y durante el verano se ha movido en la horquilla entre los 23 y 40 euros.
Hay que recordar que el gas fue el primer recurso energético que hizo saltar las alarmas, en verano de 2021, por el fuerte aumento de precios que se estaba produciendo. Tanto el verano de 2021, como el de 2022, cuando llegó a rozar los 350 euros por MW/h, fueron momentos de gran tensión para los bancos centrales, que vieron cómo sus perspectivas de una inflación transitoria estaban siendo amenazadas.
El precio del gas es determinante para los de la energía que pagan empresas y familias, y se contagió a los de otros bienes, al incrementar los precios los productores para poder cuadrar el incremento de costes. Por eso es ahora tan buena noticia para los consumidores y los bancos centrales que el año 2023 haya sido tranquilo en este frente.
"Los vencimientos de noviembre en los diferentes futuros sobre el gas natural comienzan la semana con fuertes pérdidas y están poniendo a prueba los mínimos de verano", señalan desde CMC Markets. En su caso, las altas temperaturas que se están viviendo en Europa son una parte fundamental de las caídas. "La principal causa es que el invierno ha comenzado de forma suave. Los partes meteorológicos señalan que las temperaturas del comienzo de octubre serán moderadas y disminuye la necesidad de encender las calefacciones", indican desde CMC Markets.
Además, igual que en el caso del petróleo, los niveles de gas almacenado son otro aliado que favorecen unos precios más bajos del recurso energético. "Los altos niveles de inventarios se encuentran estrechamente ligados a la menor demanda", indican desde CMC Markets.
Música para los oídos de los bancos centrales
Los bancos centrales tienen en el gas natural y el petróleo dos aliados clave para poder cumplir con su objetivo, y llevar la inflación hasta el terreno del 2% en el medio plazo, y conseguir recuperar la credibilidad que pueden haber perdido en los últimos años a la hora de evaluar las presiones inflacionistas.
La estrategia de la Fed y del BCE está siendo ahora contraria a la que llevaron a cabo en 2021, cuando su discurso destacaba que el repunte de la inflación no sería demasiado problemático, por ser transitorio, algo que, finalmente, se demostró erróneo.
A día de hoy, aunque las perspectivas de inflación parecen bien ancladas, y ellos mismos lo reconocen en sus previsiones macroeconómicas para los próximos años, el mensaje de Jerome Powell, presidente de la Fed, y de Christine Lagarde, su homóloga del BCE, deja claro que no van a escatimar en su esfuerzo para alcanzar el 2%. Esto supondrá tipos más altos durante más tiempo, pero también necesitará que la opinión del consenso de analistas se cumpla, y que los precios del gas y del petróleo continúen su descenso.