Bolsa, mercados y cotizaciones

Solo los inversores agresivos ganan el pulso a la inflación subyacente

Ganar la partida a la inflación subyacente, que calcula la variación de los precios sin tener en cuenta los de la energía y el de los alimentos no elaborados, está al alcance de muy pocos inversores este año. Este indicador se encuentra en el 6,1%, después de haber vivido su peor momento hace unos meses cuando se acercó peligrosamente hasta niveles del 8%. Y el arma más eficaz para protegerse de ella es la bolsa, que este año consigue rentabilidades de doble dígito a pesar de que sobrevuela una posible recesión. Solo los inversores más arriesgados baten a este indicador.

Sus carteras, que se construyen sobre todo con renta variable, consiguen rentabilidades medias del 7,7% desde enero -es lo que suben los fondos mixtos agresivos, según datos de Morningstar-. Pero a esa rentabilidad hay que descontar el impacto de la inflación, que en agosto se situó en el 2,6%, para conocer la rentabilidad real. Esa rentabilidad real es del 5,1% y cae al 1,6% en el caso de medir la rentabilidad obtenida contra la inflación subyacente. Frente a esta última, ningún otro tipo de inversor logra rendimientos reales positivos.

A corto plazo, "cabe esperar que el IPC y el IPC subyacente no se dirijan hacia el objetivo del 2%", opina Santiago Martínez, jefe de análisis económico y financiero de Ibercaja, "sino que converjan en un punto intermedio entre ambos". Además, aunque los precios bajen en los próximos meses, parecerá que lo hacen de forma más lenta que hasta ahora por el efecto escalón al que hemos asistido (se llama así al impacto que genera en términos interanuales cuando se compara el dato de un año con el del mismo mes del año anterior). El último dato de agosto, de 2,6%, se ha enfrentado con el de agosto del año pasado, cuando los precios estaban disparados, y el IPC aún era del 10,5% (ver gráfico).

En cualquier caso, y aunque la inflación en España sigue una dinámica distinta a la del resto de Europa, los precios continúan lejos del objetivo del Banco Central Europeo, del 2%. "Aunque hemos asistido a una ligera desinflación cíclica, la rigidez de los mercados laborales y la solidez del consumo en muchas regiones apuntan a que el sistema sigue sin tener suficiente margen como para volver a situar la inflación subyacente en el objetivo de forma sostenible. Esperamos, por tanto, que continúe el endurecimiento de la política monetaria, lo que, a su vez, ralentizará aún más la economía", indican en Wellington Management. 

Mientras los precios sigan altos, las mayores dificultades para conseguir rentabilidades reales positivas las tendrá el inversor más conservador, que además representa a buena parte de los españoles. Y eso que la renta fija vuelve a cumplir su papel tradicional en las carteras, el de diversificar y generar rentas. Pero las grandes expectativas sobre ella que había a principios de año no se han terminado de cumplir, y una cartera de bonos global pierde en torno a un 0,6% este año por precio. Aún así, los perfiles más cautos consiguen rentabilidades medias del 2,8%, que frente al IPC general sí mantienen el tipo pero no frente a la subyacente. Frente a esta última, la rentabilidad real son pérdidas del 3,3%. En el caso de los perfiles flexibles, que varían el peso de la bolsa y renta fija en sus carteras según el contexto de mercado, estas se reducen hasta el 1,4%, y al 1% en el de los moderados.

Qué esperar

Los continuos cambios en las expectativas de tipos de interés explican los vaivenes en el precio de la renta fija en 2023. Sin embargo, la rentabilidad esperada a vencimiento para este activo es la más alta desde 2008, al situarse en el 4%, según los índices de Bloomberg y Barclays. En cambio, suponiendo que alguien invirtiera todo su dinero en renta variable opta a ganar un 6,5% al año si se tiene en cuenta la inversa del PER de la bolsa americana y europea del próximo ejercicio (esta ratio sirve para valorar la rentabilidad anual que se puede obtener con una inversión).

Esta prima, de solo 2,5 puntos a favor de la bolsa, ha tendido a ser mayor a lo largo de la historia. Un estudio liderado por miembros de la Reserva Federal de San Francisco, el Bundesbank y las universidades de California y Bonn, publicado a finales de 2017 bajo el nombre The rate of return on everything 1870-2015, explica cómo suele comportarse la prima de riesgo entre ambos: "En los periodos en los que los activos de riesgo han ofrecido altas primas respecto a la tasa libre de riesgo han coincidido con épocas exentas de crisis sistémicas en el sector financiero (entre 1946 y 1973 no hay registradas ni una sola crisis bancaria en la muestra de 16 países analizados). Sin embargo, en las épocas donde los activos de riesgo han ofrecido poca prima sobre la tasa libre de riesgo han coincidido con severas crisis financieras".

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