
Las opciones de las empresas y los estados para canalizar dinero a proyectos relacionados con temas sociales o del medio ambiente se han abierto mucho en los últimos años. Bonos verdes, sociales, sostenibles, ligados a sostenibilidad... incluso algunos países ya recurren a los azules para proteger los océanos y ecosistemas marinos. La deuda social, por ejemplo ya está detrás del 18% de las emisiones ESG realizadas en el mundo en el primer semestre del año, según datos del Observatorio español de la Financiación Sostenible (Ofiso), pero es la financiación verde la que aún copa más de la mitad del volumen de deuda colocada. Trece empresas contaban a cierre de junio con un saldo vivo de más de 4.000 millones de euros en bonos emitidos con objetivos medioambientales o relacionados con el cambio climático, según datos recopilados por Natixis (no incluye a entidades financieras).
Entre los líderes mundiales en emisiones de bonos verdes destacan Iberdrola y Engie, con más de 15.000 millones de euros de saldo vivo a cierre de junio. Aunque las empresas eléctricas y energéticas copan una parte importante de esta lista, también hay otros sectores presentes. Entre las que cuentan con más de 4.000 millones de deuda verde están también EDP, Prologis, E.ON, Volkswagen, MidAmerican Energy, Gecina, RWE, Digital Realty Trust, Verizon, Suez y Equinix.
De estas compañías, solo el 40% consigue la mejor calificación posible por parte de CDP (Carbon Disclosure Project), una organización de referencia en lo que respecta a los datos climáticos que mide el compromiso de las empresas con la mitigación y adaptación del cambio climático. Para recibir la ansiada A de esta entidad, las firmas deben tener "una sólida gobernanza climática, procesos rigurosos de gestión de riesgos", emisiones verificadas, y estar reduciendo dichas emisiones en toda su cadena de valor. La agencia evalúa cada cierre de año a un gran conjunto de empresas, casi 15.000 el año pasado cuando únicamente 299 obtuvieron la máxima calificación en todo el mundo formando parte de lo que CDP llama la Lista A.
Iberdrola, E.ON, EDP, Gecina y Equinix son los cinco únicos grandes emisores entre los citados que obtienen una A por parte de CDP. Las tres últimas tienen, además, un nivel de riesgo bajo para Sustanailytics, que califica los riesgos ESG en una escala que va de 0 a 100; en las dos primeras el riesgo sería medio.
Entre estas cinco, Iberdrola y Equinix son las que están más presentes en los fondos de inversión artículo 9 (los más puros en sostenibilidad, según la normativa europea) y en los artículo 8 (que promueven los criterios ambientales, sociales y de gobernanza). Iberdrola, que se ha comprometido a invertir 47.000 millones de euros entre 2023 y 2025 para impulsar la transición energética, el empleo y las emisiones netas nulas, está incluida en la cartera de 70 fondos artículo 9, según datos de Bloomberg.
Por su parte, Equinix, el proveedor de infraestructuras de data centers y colocation más grande del mundo, está presente en el portfolio de 74 fondos puros de sostenibilidad. La compañía estadounidense ha conseguido que el 96% de su carga operativa de 2022 estuviera cubierta por energía renovable y es la primera empresa de infraestructura digital en comprometerse a optimizar los rangos de temperatura en sus data centers.
Recuperación de las emisiones
El año pasado se produjo una ralentización de las emisiones verdes marcada por las condiciones de los mercados financieros, pero en la primera parte de 2023 retomaron el pulso tanto en España como en el resto del mundo en general. El volumen de deuda verde aumentó un 71% en España, tras la caída del 54% que se produjo en el mismo periodo de 2022, según datos de Ofiso; mientras, en el mundo remontó un 30% tras caer un 10% previamente. En la entidad destacan también que, de nuevo, el mercado americano redujo su participación "entre fuertes controversias en la actividad ESG".