Las estadísticas del Tesoro se vuelven a quedar cortas con el apetito de los particulares por la deuda pública de España. Se volvió a batir récord en marzo. La cartera de vencimiento de letras en manos de particulares alcanzó la cifra en marzo de 10.847 millones de euros, que representan el 14,95% del total de la deuda a corto plazo, con emisiones de menos de doce meses, en circulación. Son cifras históricas. El Tesoro publica datos desde 2002. Nunca los pequeños particulares habían acumulado tal monto, ni habían tenido tanto peso en la distribución por tenedores.
Hay que subrayar que los datos son de marzo, cuando todavía se mantenían algunas colas en las sucursales del Banco de España y la web del Tesoro permanecía caída por la elevada demanda. Ahora se está empezando a conocer la magnitud de la ola, con cifras oficiales. Detrás de ella se encuentra la atractiva rentabilidad de las letras. Por primera vez desde 2012, el interés medio de las letras superó el 2% el pasado mes de abril. Ayer, en la última emisión de letras a seis y doce meses se colocaron a un interés máximo del 3,39% y del 3,46%, respectivamente. Lo más importante es que con los actuales niveles ya cubren la pérdida de poder adquisitivo del ahorro por culpa de la inflación. En mayo se situó al 3,2%.
El rendimiento de las letras todavía gana más brillo en comparación con las rentabilidades que ofrecen los depósitos. Aunque en el mercado puede haber ofertas puntuales por el pasivo que supere los tipos de la deuda soberana a corto plazo, la triste realidad es que de media ofrecen un 1,41% a doce meses, según los últimos datos que recoge el Banco de España para el mes de abril. También ayuda las expectativas que hay sobre los tipos oficiales por parte del BCE. En las subastas de abril, hubo cierta relajación en los importes de colocación, coincidiendo con el menor ritmo de subidas del BCE en los tipos. Ya se estaba descontando que las subidas que se ejecutarían en marzo serían de 25 puntos básicos, en lugar de 50 puntos básicos.
En la emisión de ayer pasó un poco parecido. El Tesoro tuvo que estirar los intereses en las colocaciones por la nueva subida de tipos que ejecutará el próximo 15 de junio el BCE. El mercado descuenta un nuevo avance de 25 puntos básicos hasta el 3,5% en la tasa de depósitos. El despertar de los intereses de la deuda ha ido de la mano con el endurecimiento de la política monetaria por parte del BCE. Y parece más o menos claro que no queda mucho recorrido en la mejora de los rendimientos si el BCE frena las subidas. El consenso de mercado anticipa dos subidas más. Está de junio y luego otra más en julio para abrir una pausa. Tampoco se espera que después del verano el banco central retome las subidas, teniendo en cuenta que se espera un deterioro de la situación económica como consecuencia de la dureza y rapidez en este ciclo alcista de tipos.
Pero el apetito por la deuda pública española no solo se da entre particulares, también entre empresas. La tenencia rozó los 6.000 millones, también se encuentra en máximos históricos. Donde se ha reducido la exposición ha sido entre inversores extranjeros. Cayó en marzo un 14%, respecto al mes pasado, hasta los 26.900 millones. Los tenedores internacionales están apostando por deuda a largo plazo. Aumentaron la inversión en 6.000 millones hasta los 466.000 millones. El tipo de inversor extranjero es el que más deuda tienen si se suma letras y obligaciones. Supera los 500.000 millones y representa el 40% de la deuda española en circulación.