Las empresas españolas han ido perdiendo representación en las carteras de los gestores con el paso de los años. Según datos de Morningstar Direct, solo hay dos cotizadas con sello español entre las 100 más presentes en los fondos de inversión de todo el mundo, cuando antes de la pandemia eran cinco. Y ninguna de esas dos aparece entre las 80 primeras. En enero de 2020, en cambio, Iberdrola ocupaba el puesto 52 de un ranking que lideran gigantes como Microsoft, Apple o Amazon.
Aun así, la eléctrica sigue siendo la española que más se repite en las carteras de los fondos globales, como sucedía antes de la pandemia, que entonces quitó ese primer puesto al Banco Santander (ver gráfico). Iberdrola ocupa ahora la posición 82, y sus acciones se incluyen en más de 3.800 vehículos, lo que supone un 2,7% menos respecto a enero de 2020.
Justo un año antes de que el Covid paralizase el mundo se produjo un punto de inflexión en cuanto al cambio climático e inversión sostenible, que benefició a la eléctrica, a la vanguardia en la transición hacia energías renovables. Entonces ya ofrecía una gran visibilidad de su dividendo, lo que favoreció la entrada de fondos nacionales e internacionales, elevando el precio de su acción, que se mueve actualmente en zona de máximos históricos si se tiene en cuenta su retribución.
La otra española que resiste entre las 100 más repetidas es Inditex, pero también ha bajado posiciones. La textil ha pasado de estar en la posición 55 a la 92 en estos años. En tercer lugar, pero ya fuera de esas 100, sigue estando Banco Santander, en el puesto 167. El banco ha ido perdiendo peso gradualmente, y no ya solo desde el Covid. En 2018, de hecho, era la acción española más repetida en las carteras de los fondos a nivel mundial, situándose en el puesto 34.
Ahora, para encontrar a la cuarta española más presente en las carteras de los gestores globales hay que descender hasta la posición 207, que es donde se encuentra BBVA. En cambio, en 2020, además de Iberdrola, Inditex y Santander, Telefónica y Repsol también estaban entre ese centenar de compañías.

Si se mira a largo plazo, hay algunos cambios aún más llamativos. En 2016, por ejemplo, Telefónica llegó a codearse con empresas como Microsoft, Apple, Total, Sanofi o Roche. Era la séptima acción en la que más invertían los gestores de todo el mundo. Por entonces el título valía 14,14 euros. Hoy ha descendido hasta la posición 401, después de que su cotización haya perdido en torno a un 70% desde entonces, con la acción sobre los 4 euros.
Menos negociadas
El menor interés de los inversores institucionales por las empresas españolas también se refleja en los volúmenes de negociación. Ya no hay ninguna firma nacional entre las diez grandes compañías que más dinero mueven en la zona euro, mientras que hace una década algunos de los valores más líquidos eran precisamente españoles.
Banco Santander y BBVA llegaron a ser las dos compañías con mayor volumen de contratación del principal índice de referencia europeo, el EuroStoxx 50. En 2013 lideraban claramente el ranking. Solo entre ellas dos movían más del 10% de todo el dinero que intercambiaba las acciones de las 50 firmas del índice, al negociar más de 400 millones de euros al día. Estas cifras se han reducido más de la mitad diez años después, según datos de Bloomberg, relegando a Santander a la undécima posición por negociación y BBVA al puesto 22. La banca italiana, en cambio, resiste en las primeras posiciones, con Unicredit e Intesa Sanpaolo en el top 3.
Más allá de la banca, solo Iberdrola e Inditex cotizan ahora en el índice europeo que muchos fondos indexados o pasivos replican. Ninguna de ellas se sitúa entre los 25 valores más líquidos, pese a que Iberdrola sí lo lograba años atrás. La eléctrica está en la posición 26 del ranking y la firma textil, que se incorporó al indicador en 2011, está en el 44.
La representación española en el EuroStoxx 50 se redujo a raíz de la pandemia provocada por el Covid-19. El índice se construye con las mayores empresas por capitalización, y Telefónica y BBVA fueron excluidas por primera vez en la historia arrastradas por sus descensos en el parqué. El banco regresó un año después, pero entonces salió Amadeus. Y ninguna de las dos expulsadas tiene ahora a su alcance volver al índice.
Pese a la multitud de datos que apuntan a un menor apetito por España frente a otras bolsas, los inversores internacionales controlan aún en torno a la mitad de las acciones de las empresas nacionales. Eran propietarios de un 48,8% del total, según el último dato oficial publicado por BME a cierre de 2022, y fuentes cercanas al gestor bursátil apuntan a que este porcentaje se sigue moviendo en torno a ese porcentaje, que en 2019 llegó a superar el 50% por primera y única vez.