La Reserva Federal de Estados Unidos respondió con una inyección de liquidez al riesgo bancario que se desató hace unas jornadas. Un préstamo a la banca para calmar al mercado que llevó al incremento de su balance hasta los 8,6 billones de dólares, con datos actualizados al cierre de la semana pasada. Pero se espera que esta cifra crezca con la próxima actualización con el refuerzo de las herramientas para recobrar la confianza en el sistema financiero estadounidense.
El esfuerzo del presidente de la Fed, Jerome Powell, se enfocó desde abril en la reducción de la deuda en poder de la institución, de la mano de la subida de tipos como parte de su política restrictiva, en su búsqueda de la normalidad en el mercado y la economía tras la pandemia.
Pero esta reducción del balance se truncó la semana pasada con un aumento del mismo del 4% desde el cálculo de la Fed de primeros de marzo y deshace todo el camino andado desde noviembre -y casi la mitad de los esfuerzos realizados por la Fed en esta línea de liquidez desde mediados del año pasado-. Se trata así de un movimiento de casi 300.000 millones de dólares. Un aumento escueto si se compara con los 8,6 billones del total del balance pero significativo porque se trata de un cambio de tendencia por vez primera en meses.
"Los recientes préstamos bancarios de emergencia de Estados Unidos han llevado a un fuerte aumento en el balance del Banco de la Reserva Federal", argumentan los investigadores de Barclays, Samuel Earl y Anshul Pradhan. "En medio de la crisis bancaria en curso, los activos totales en el balance de la Fed aumentaron bruscamente debido a más de 300.000 millones en préstamos al sector bancario, incluidos alrededor de 150.000 millones en préstamos de la ventana de liquidez, y 12.000 millones en préstamos del nuevo mecanismo de respaldo de la Fed, el Programa de Financiación Bancaria a Plazo [BTFP, en inglés]", según la firma.
No obstante, la mayor parte de expertos considera que se trata de un aumento temporal dada la situación del sistema financiero estadounidense -un clima que también se puede extrapolar al entorno de la eurozona- y que lo normal sería que la Fed reanudase su venta de deuda norteamericana más pronto que tarde. "Se trata de algo temporal, no de un reinicio de la QE [Quantitative Easing] ya que la política sigue siendo restrictiva", apunta el estratega de mercados de eToro, Ben Laidler.
De esta forma, la Reserva Federal estaría usando el tamaño de su balance para destensar la situación financiera en el país mientras que seguiría utilizando los aumentos de los tipos de interés, como el que se produjo esta semana de 25 puntos básicos en medio de la tensión bancaria, para lograr su objetivo de una inflación en el largo plazo en el 2%. "La Fed ahora tiene propósitos contradictorios, trabajando contra sí misma. Están tratando de apoyar al sistema bancario por un lado, pero por otro lado están haciendo cosas que lo limitarán ", estimó el economista jefe de Roth MKM, Michael Darda.
Hasta la fecha, el Banco Central Europeo (BCE) no aumentó de una manera significativa su balance como medida de emergencia. Pero sí que se aprecia que no han llegado más saltos significativos a la baja en la deuda en posesión del BCE como se vieron en movimientos del último año y su curva se ha aplanado en lo que va de 2023. Con los últimos datos disponibles por la institución el balance del regulador monetario de la eurozona se sitúa por debajo de los 8 billones de euros (7,8 billones a fecha de la semana pasada), la cifra más baja desde agosto de 2021 o lo que es lo mismo: un desplome de un billón de dólares desde su máximo de junio del año pasado gracias en gran medida a la devolución de los bancos de los TLTRO. Y aunque todavía no hay indicios en Europa que obliguen a Lagarde a modificar su postura en cuanto al drenaje de la liquidez del sistema financiero reina el mismo clima que con la Fed.