
Las familias españolas guardaban hace diez años más de 424.000 millones de euros en depósitos a plazo fijo. Entonces la banca ofrecía atractivas rentabilidades a los particulares, de hasta el 5%, para conseguir financiación ante la dificultad para obtenerla en unos mercados mayoristas que se cerraron como consecuencia de la crisis de deuda periférica. Una década más tarde, esta cifra se ha reducido hasta los 82.800 millones de euros, después de que en todo este tiempo no hayan pagado nada, lo que se traduce en 340.000 millones menos. Una parte de ese dinero se ha ido directamente a cuenta corriente, donde hay aparcados casi un billón de euros sin remunerar, pero otra parte significativa, la mitad, se ha canalizado hacia los fondos de inversión.
Según el último informe anual de Inverco, los fondos de inversión españoles han conseguido suscripciones netas por valor de 173.000 millones de euros en estos diez últimos años. Este importe sería aún mayor si se incluyera el dinero que se ha canalizado también hacia los fondos de gestoras extranjeras. Durante este periodo, la tenencia de fondos de inversión por parte de los hogares españoles se ha triplicado, según Inverco, siendo este el mayor incremento de todos los países de la zona euro. "El ahorrador español tiene claro que los fondos son un instrumento al que pueden acudir, transmiten seguridad y hay opciones para todos los perfiles, incluidos los más conservadores que venían del depósito", valora José Luis Manrique, director de estudios y estadísticas del Observatorio Inverco.
En estos últimos años el depósito no ha sido competencia. Su rentabilidad ha estado próxima al 0%, fuera de juego. Pero podría empezar a serlo ya que algunas entidades, sobre todo las de menor tamaño, han empezado a asomar ofertas con rentabilidades superiores a lo que paga la media del sector, que se encuentra en el 0,42%. Quien no ha entrado a remunerar el pasivo por ahora es la gran banca. Cuando lo haga, es probable que las rentabilidades que ofrezcan no superen el 1% (que equivale a una beta de entre el 20% y 25% sobre el euríbor, que es con la que se siente cómoda el sector).
"¿Van a ser competencia los depósitos?", reflexiona Manrique, "seguro, pero no con la intensidad del año 2008 en donde el partícipe conocía menos los fondos de inversión, tenía una menor educación financiera, y las entidades tenían mucha mayor necesidad de financiación y remuneraban con tipos que no estaban en mercado si se tiene en cuenta el riesgo cero que tiene el producto", explica. La previsión de Inverco para 2023 es que el patrimonio en fondos de inversión crezca un 9,6%, hasta los 336.000 millones de euros.
El contexto es muy distinto del que había en plena guerra del depósito. La banca no necesita liquidez, y además ha desarrollado esta otra pata de negocio, la de los fondos, que aporta una parte significativa de sus ingresos a través de las comisiones. Según los últimos datos disponibles en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), de 2021, las gestoras ingresaron 3.500 millones de euros solo por esta vía.
Además, su oferta de productos ya incluye opciones que buscan cubrir los huecos que dejó el depósito, con la creación de fondos muy conservadores, como pueden ser los garantizados y los de rentabilidad objetivo. El año pasado, las categorías de fondos más conservadoras (renta fija, garantizados y rentabilidad objetivo) acumularon más de 23.000 millones de euros en suscripciones netas.
Sobre los de rentabilidad objetivo, y en general sobre todos los de renta fija, la CNMV incide en poner el foco porque entiende que es crucial que un partícipe comprenda que puede perder dinero si se dan determinadas circunstancias en un contexto como el actual, de subida de tipos. Y para ello ha lanzado una nueva guía técnica, en consulta pública hasta el próximo 31 de marzo, en la que se recogen las advertencias que las entidades deben incluir en los folletos de los fondos con objetivo de rentabilidad y los de renta fija a vencimiento. La guía viene a poner por escrito lo que el supervisor ya empezó a pedir a las entidades a principios del año pasado, cuando las rápidas subidas de tipos de interés empezaron a provocar un ajuste sin precedentes en el precio de los bonos.
Además, los fondos de renta fija concentran el 30% del patrimonio de la industria, lo que equivale a unos 93.100 millones de euros y, como pasó en 2022, en este también son los que más suscripciones atraen. Tras captar más de 16.000 millones de euros el año pasado, en 2023 la tendencia continúa. En enero volvieron a entrar 2.700 millones en fondos de renta fija a largo plazo, mientras que en segundo y tercer lugar se encontraron los fondos de rentabilidad objetivo, y los garantizados de rendimiento fijo.
La erosión de la inflación
Aún así, la cantidad de ahorro sin remunerar continúa siendo muy elevada. Solo en cuentas a la vista y efectivo hay casi un billón de euros, casi 985.000 millones para ser exactos, que solo por el efecto de la inflación, del 5,9%, han perdido más de 58.000 millones de poder adquisitivo en el último año.
Esta cantidad, sumada al dinero que sigue en plazos fijos, adquiere un peso del 41% en la estructura del ahorro financiero de las familias españolas, uno de los porcentajes más elevados de Europa que solo superan algunos países como Alemania, Portugal o Austria.