
Los precios al por mayor en Japón repuntaron al cierre del ejercicio pasado de nuevo hasta el 10,2%, misma cifra que en el mes de septiembre y máximo en más de cuarenta años. Este aumento de los precios industriales por tercer mes consecutivo en el país insular es otro golpe a las políticas ultraexpansivas del Banco de Japón, que mantiene los tipos de interés en negativo desde 2016 y que se ha opuesto a los movimientos que han realizado hasta la fecha el Banco Central Europeo o la Reserva Federal de EEUU (Fed).
Sin embargo, el mercado comenzó a dar señales que apuntan a un cambio de conducta del BoJ en este año. Un dólar se cambia por 128 yenes o lo que es lo mismo: la divisa nipona sube frente al billete verde más de un 17% desde su mínimo del año pasado en octubre. Tres meses en los que el yen saca más partido al dólar que en el cruce con el euro o la libra esterlina.
Además, el bono soberano a diez años ofrece un rendimiento del 0,5%, cifra que llegó incluso a superar por vez primera desde 2015. El Banco de Japón decidió al cierre de 2022 elevar el límite máximo del rendimiento de la deuda nacional al 0,5% (el doble del tope anterior) y como este porcentaje se alcanzó inmediatamente después del anuncio del gobernador Kuroda la institución se ha visto obligada a comprar más deuda nacional para mantener la rentabilidad a raya. De hecho, desde TD Securities invitan a estar preparados para ver un incremento del límite de rendimiento del bono a diez años nipón al 1% y desde Citi a la eliminación del control de la curva del rendimiento (YCC, en inglés) esta misma semana.
Próxima reunión de BoJ
El mercado aguarda a la cita que arranca mañana del Banco de Japón en busca de algún signo de endurecimiento de su política monetaria. Aunque los contratos a futuro (OIS) que recoge Bloomberg no descuentan el fin de los tipos negativos nipones esta semana sí que se avecina un alza de tasas según avance el año. Y según los mismos indicadores se podría ver un endurecimiento de las condiciones de crédito y depósito de 25 puntos básicos a partir de la cita del BoJ de septiembre. No obstante, la institución ya realizó cambios en su política con movimientos más cortos -en contra de los cambios del BCE o de la Fed que han sido múltiplos de 25 puntos básicos- por lo que no se puede descontar un ajuste prematuro aunque de menor calado.
Este adelanto podría darse en abril, cuando se cumplen los diez años de Haruhiko Kuroda al frente de BoJ y donde se renovará la gobernanza de la institución. En esa fecha los halcones podrían hacerse con el control del Banco de Japón y terminar con su etapa de políticas expansivas en un contexto en el que el IPC del país está en el 3,8%; un valor poco habitual en la economía del país. La encuesta de la semana pasada de Bloomberg a 43 economistas independientes recoge una percepción mayoritaria de que más pronto que tarde habrá un endurecimiento de las políticas del Banco de Japón. Un factor que condicionará a uno de los grandes tenedores de deuda pública del mundo y al resto de la renta fija.
El Nikkei no encuentra su sitio en 2023
La renta variable mundial encara el inicio del año con optimismo. Un ritmo que no sigue el principal índice de referencia japonés, el Nikkei 225, que cae desde que comenzó el 2023 más de un 1%. En Goldman Sachs barajan que la desaceleración global puede forzar a la recesión económica en Japón y que la evolución de la renta variable del país en lo que va de año se está anticipando al cambio en política monetaria que llegará desde el Banco de Japón después de más de siete años.