Estamos viviendo una etapa de despegue de los productos de inversión sostenible, que en España ya representan un 34% del patrimonio en fondos de entidades españolas, tal y como recordó Montserrat Martínez Parera, vicepresidenta de la CNMV, en la apertura del II Foro ESG de elEconomista.es. Este proceso de alumbramiento de fondos responsables ha sido un poco acelerado, según señalaron los ponentes en una mesa sobre regulación organizada en el marco del evento. Y tampoco ha estado exento este camino de una cierta ansiedad. Visite elEconomista Inversión sostenible y ESG.
En marzo de 2021 entró en vigor la normativa que lo cambió todo: el Reglamento europeo de Divulgación (SFDR por su acrónimo anglosajón), que estableció, sin pretenderlo, una especie de etiquetas para los fondos de inversión responsable: los 'artículo 9' (productos de impacto, los más puros en sostenibilidad), los 'artículo 8' (sostenibles, pero más laxos) y los 'artículo 6' (se limitan a integrar los riesgos ESG, y no se consideran sostenibles). Son las gestoras las que se autoclasifican en una de estas tres categorías. Cuanto más alto es el número, mayores serán las exigencias de divulgación para los productos. Mesa redonda sobre financiación en el II Foro ESG de 'elEconomista.es'.
Con esta normativa en marcha, hace año y medio dio comienzo una especie de carrera contrarreloj por clasificar fondos bajo esa terminología. Según señaló Teresa Royo, directora de Sostenibilidad y Buen Gobierno de KPMG en España, "muchas entidades se han impuesto una autopresión para tener cada vez más carteras clasificadas como 'artículo 8' o 'artículo 9'".
Transformación profunda
"Todos hemos corrido mucho", señaló Pablo Hernández de la Merced, director de Sostenibilidad de CaixaBank AM. "Nosotros tenemos cerca de un 40% de fondos 'artículo 8' y 9", especificó. CaixaBank AM destaca por el número de fondos 'artículo 9' que ofrece, gracias a una alianza con BlackRock. Cuentan con la gama Impacto, que se correspondería a los fondos 'artículo 9', pero también con otras dos denominadas Impulsa (aquí entrarían los productos 'artículo 8') e Integra ('artículos 6'). "Creemos que son denominaciones suficientemente comerciales y descriptivas para que los clientes entiendan qué ofrecemos en cada tipo de producto", señaló Hernández de la Merced. Visualice aquí la mesa redonda sobre regulación en el II Foro ESG de 'elEconomista.es'.
"La transformación ha sido muy profunda. Nosotros hemos sido muy agresivos a la hora de marcarnos unos objetivos, por el convencimiento de que tenemos que integrar estos criterios en nuestro proceso de toma de decisiones", afirmó Álvaro Soldevilla Diego, director de gestión discrecional de carteras en Deutsche Bank.
"Más que crear productos, los hemos adaptado a la normativa SFDR", añadió Mathias Blandin, director de desarrollo de negocio para Iberia y Latam de La Financière de l'Échiquier, quien hizo hincapié en que, a la hora de clasificarse, "se trata más bien de una cuestión de interpretación".
"Es difícil pensar que lo que ha ocurrido no es una revolución, porque lo que ha venido a nivel regulatorio ha sido un tsunami", apuntó Ana Claver, responsable de Robeco en Iberia, US Offshore & Latam en Robeco. "Gestoras donde no se tenían en cuenta estos criterios extrafinancieros los tienen que empezar a considerar. Y para eso se necesita conocimiento, experiencia, recursos... Invertir en sostenibilidad no es tan fácil como a veces nos quieren hacer creer", apostilló. Robeco, una casa que lleva la inversión responsable impresa en su ADN, ya diferenciaba entre tres niveles de sostenibilidad dentro de sus fondos ESG desde antes de que llegase el Reglamento de Divulgación. Pero aún así, tuvieron que realizar cambios importantes para adaptarse a los nuevos requisitos regulatorios: "Establecer otros governance a nivel de producto, o establecer nuevos marcos y recursos a nivel regulatorio, por ejemplo", detalló Claver. Si para una firma como Robeco ha supuesto ese esfuerzo, "me imagino que para una gestora que no tenga la sostenibilidad en su ADN estos cambios habrán sido más significativos", añadió.
Fecha clave: enero de 2023
Tras el acelerón por etiquetar los fondos como 8 o 9, y por prepararse para divulgar adecuadamente, enero de 2023 marca un momento clave: entra en vigor el nivel 2 del Reglamento de Divulgación, y las gestoras deberán empezar a divulgar con gran nivel de detalle cómo y en qué invierten sus productos sostenibles. Llega el momento de poner negro sobre blanco, de ahí que en los últimos meses hayamos presenciado un buen número de recalificaciones a la baja (en muchos casos, pasando de 9 a 8). El problema al que aluden los expertos es que la regulación no es del todo clara a la hora de determinar qué es un fondo 8 o 9, de modo que las gestoras no quieren, por así decirlo, pillarse los dedos. "Los fondos artículo 8, según el Reglamento de Divulgación, son aquellos productos que promueven características sostenibles. Si abriéramos el debate en esta sala sobre qué es promover características sostenibles, todos tendríamos un matiz diferente en esa definición", puso de relieve Teresa Royo. La experta de KPMG considera que en 2023, probablemente, "iremos convergiendo hacia determinados criterios comunes" y que, en general, veremos una "mayor serenidad" en este sentido, a pesar de que seguiremos viendo reclasificaciones de productos. El 80% de los créditos del ICO ya están relacionados con la sostenibilidad.
"Creo que estamos en un momento en el que la tormenta ya ha pasado y en el que estamos viendo dónde nos tenemos que situar cada uno", añadió Pablo Hernández de la Merced. Con esta idea estuvo de acuerdo Álvaro Soldevilla: "Este proceso está siendo muy rápido, y pienso que la industria tiene que asentar un poco [los cambios acontecidos] y que las exigencias regulatorias deben aclararse".
Retos del MiFID verde
Desde el pasado mes de agosto, a los inversores se les pregunta ya en Europa, tras la modificación de MiFID II, si tienen alguna preferencia de sostenibilidad a la hora de invertir. ¿Se detecta un apetito de los inversores? "No, no tenemos a clientes llamando a la puerta pidiendo fondos sostenibles o de impacto; no puede hablarse de apetito", señaló Hernández de la Merced, que agregó: "Sin embargo, a la hora de deshacer una posición, quien ha invertido en este tipo de productos prefiere mantenerse en este y deshacer en otro en el que el convencimiento es puramente financiero".
El cliente español va ligeramente rezagado, señaló Mathias Blandin: "Es un inversor distinto del francés, belga, alemán, y de los nórdicos, respecto a su compromiso con la inversión socialmente responsable. Los países del sur de Europa estamos, en este sentido, un poco en el vagón de cola, pero la regulación forzará a avanzar"; "Toda la industria debe realizar un intenso trabajo de formación", destacó.
Por su parte, Álvaro Soldevilla añadió: "Al cliente, desde agosto se le ha puesto sobre la mesa una necesidad de pronunciarse sobre preferencias de sostenibilidad y, en muchos casos, creo que está un poco perdido". También puso Soldevilla una nota positiva al citar los resultados de una encuesta de Deutsche Bank que revela que una gran mayoría de los inversores -un 78%- está de acuerdo en que su inversión debe tener en cuenta los criterios ESG, agregó.
Temáticas estrella
"2022 ha sido un año complejo, en el que los fondos que no tuvieran exposición al sector energético lo han hecho peor. En Robeco nos hemos propuesto invertir en el cuidado de la naturaleza, la biodiversidad, los ecosistemas... La mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero las absorbe la naturaleza", señaló Ana Claver, en referencia a las temáticas que están mirando con atención. "Y luego está la parte social; en 2023 aumentarán las desigualdades y los retos sociales", con una comunidad trabajadora ganando fuerza.
Mathias Blandin coincidió en la importancia de la biodiversidad, no ya por su capacidad de capturar carbono, "sino también porque de ella depende el 50% del PIB mundial". Y Hernández de la Merced introdujo otra tendencia, la de la inversión en empresas que no son verdes o sostenibles a día de hoy pero que están en esa transición, a la que se refirió como improvers (empresas en el proceso de mejorar). "Estos fondos, que invierten en ese tipo de empresas que podrían denominarse las últimas de la clase, representan una oportunidad financiera" porque sus valores están alineados con ese camino hacia la sostenibilidad y tienen más recorrido, en este sentido, que las que ya han hecho ese tránsito, explicó el director de Sostenibilidad de Caixa AM. No es su única ventaja: "Al mismo tiempo, te permiten ampliar tu universo de inversión". "Esa es una de las dudas que tenemos: si una empresa en transición puede ser sostenible", reflexionó Blandin. "Necesitamos que las autoridades nos lo aclaren", reclamó.
Desde Deutsche Bank, Soldevilla destacó: "Estamos observando, a lo largo de los últimos meses, que ahora la inversión sostenible no se plantea como una posición de nicho, o satélite, sino más bien como parte del core de la cartera".
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