La última intervención de la presidenta del Banco Central Europeo disparó el interés de los bonos soberanos de la eurozona, pero ninguno de ellos saltó tanto como la italiana en las últimas jornadas. La prima de riesgo italiana escaló hasta los 215 puntos básicos, un nivel que no solo aviva las inquietudes del mercado sobre el devenir de la economía del país sino que sitúa el diferencial respecto a la deuda alemana por encima del indicador en Grecia que este lunes se mantuvo bajo los 206 puntos básicos.
La última vez que la prima de riesgo italiana se puso a la cola de los denominados PIGS (por Portugal, Italia, Grecia y España, en inglés) fue el pasado mes de julio, cuando el BCE trataba de explicar a los bonistas que la institución evitaría a toda costa la fragmentación de la deuda soberana común.
Así, y más allá de los esfuerzos de Lagarde por evitar el aumento anárquico de las primas de riesgo en Europa, lo cierto es que el mercado muestra mayor preocupación por Italia que por el resto de países periféricos -de los que se descuenta mayor sensibilidad a una recesión o crisis-. Y eso a pesar de que el ratio de la deuda italiana frente a su PIB (en el 150,3%) sea inferior a la griega aunque superior a la española (116%). Pero los riesgos de impago por parte de Italia son mínimos si se atiende al precio de los contratos de cobertura ante riesgos (CDO o Credit Default Swap). Como ejemplo, asegurar un euro invertido en bonos italianos a diez años es seis veces más barato ahora que en 2011, cuando se ejecutó el rescate de Grecia.

Sin embargo, esto no quiere decir que bonos como los italianos sean atractivos en cuanto a su rentabilidad/riesgo, con la deuda a diez años marcando un 4,38% o el bono alemán en el 2,2%. Según Bankinter, las ventas en el mercado de renta fija han dejado la curva de tipos "demasiado invertida" con el diferencial entre los bonos a dos años y los que vencen a los diez. Y eso pensando en el bono estadounidense (diferencia de -60 puntos básicos) o en el alemán (-25) de los que se presume mayor estabilidad. "La TIR de los tramos largos de la curva [mayor de los cinco años] no compensa el riesgo de la inflación, la evolución de los tipos de interés y la volatilidad del mercado", apuntaron desde Bankinter.