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El mercado de bonos británico tiembla ante el fin del plan de emergencia del BoE: el horizonte es preocupante

  • El plan de emergencia termina el viernes y el mercado no está estabilizado
  • La incertidumbre ante el plan del Gobierno y la próxima subida de tipos...
  • ...podría llevar a más ventas en el mercado de deuda a largo plazo
El Banco de Inglaterra (BoE). Foto: iStock.

Los inversores siguen mirando con atención a los bonos británicos de largo plazo. Esta semana es clave porque el viernes, 14 de octubre, finaliza el programa de emergencia del Banco de Inglaterra (BoE). Y a falta de muy poco para concluir el plan, el mercado no se puede dar por estabilizado. No solo eso, sino que las perspectivas son preocupantes y nada hace presagiar que se vayan a contener las caídas.

Las dudas que surgen son evidentes: ¿Qué ocurrirá cuando el banco central británico se retire a finales de semana? ¿Y si se repliega sin haber rematado su propósito? ¿En qué situación va a dejar al mercado de bonos? ¿Cuál es su horizonte?

De momento, las gráficas justifican la preocupación. Las rentabilidades de los bonos a diez, 20 y 30 años están volviendo a los máximos previos que se registraron a finales de septiembre y que llevaron al BoE a intervenir. Tras la actuación del organismo, vimos como se enfriaban los yields, el 28 del mes pasado, y, a continuación volvían a calentarse. Es decir, se ha producido una caída y una recuperación en 'v'.

En ese sentido, los retornos de la referencia británica a diez años y la italiana llegaron a equipararse en el 4,5%, que coincide con el máximo anual inglés y alcanzar niveles no vistos desde noviembre de 2008. Los yields del 20 años y 30 años llegaron a sobrepasar el 5%. En perspectiva, las rentabilidades de estos gilts se han cuadriplicado desde que empezó el año, lo que marca el reverso de la caída de los precios (retorno y precio se mueven a la inversa).

En ese contexto, llaman la atención las tímidas compras del BoE, que se fijó un presupuesto diario de 5.000 millones de libras para adquirir bonos y al que no solo no se ha acercado, sino que ha habido días que siquiera ha usado. Del mes de octubre, el mayor volumen se cerró ayer martes, con 1.363 millones empleados. El recurso al que sí ha recurrido el organismo ha sido ampliar el programa de compras a los bonos indexados, lo que le ha permitido ampliar el alcance de su plan. 

Pese a ello, el límite fijado en el viernes está desatando el nerviosismo. La Asociación de Pensiones y Ahorro Vitalicio, representante de más de 1.000 fondos de pensiones, ha pedido a la entidad de Andrew Bailey que prorrogue el programa de emergencia, hasta, al menos, el 31 de octubre.

La petición por parte de los fondos de pensiones se debe a que estos invierten en deuda soberana a largo plazo y tienen una composición de carteras muy específica (que se basa en la estrategia de Liability Driven Investing) y que se vio -y se ve- desafiada por las caídas de los precios de la deuda del Estado. Si se termina por desestabilizar el mercado de bonos, las pérdidas en los fondos de pensiones privados podrían ser astronómicas. 

Ese no es el único riesgo, ya que los planes de ahorro para trabajadores también recurren a la renovación de garantías (margin calls) y, para cubrirlas, algunos inversores pueden necesitar vender otros activos. Esto, por ejemplo, podría repercutir en la renta variable. 

El BoE no lo tiene fácil. Por un lado, está subiendo los tipos de interés, ajustando la política monetaria, y, por otro, está comprado activos en el mercado, aportando más liquidez. El movimiento es todavía más contradictorio si se tiene en cuenta que el organismo tiene previsto empezar a vender bonos el 31 de octubre en el marco del endurecimiento cuantitativo (QT). 

"Es probable que el Banco de Inglaterra tenga que subir los tipos de interés de forma agresiva en sus próximas reuniones y la economía tendrá que enfrentarse a un conjunto incoherente de políticas macroeconómicas que tiran en direcciones opuestas", apuntaba Silvia Dall'Angelo, economista senior de Federated Hermes, en su análisis posterior a la intervención del organismo.

Por otra parte, lo que se preguntan los analistas es si es suficiente el periodo de gracia concedido por la entidad y, además, cuestionan que la credibilidad pueda llegar al mercado si no hay una marcha atrás en el plan fiscal del Gobierno británico. El ministro de finanzas del país, Kwasi Kwarteng, ha aplazado la presentación de esos planes hasta el 31 de octubre. Hasta entonces, la incertidumbre no ayudará. Tampoco contribuirá otra fecha marcada en el calendario, el 3 de noviembre. Se decidirá la próxima subida del BoE y eso suele empujar las rentabilidades de la deuda al alza. 

Son muchas las incertidumbres que quedan por delante. Según una nota de RCB publicada en la CNBC, el programa de emergencia del banco central británico no está diseñado para enfriar los yields, sino que solo sirve para ofrecer a los inversores desesperados una vía de escape (que de otra forma no tendrían) para vender.

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