
La palabra recesión está por todos lados. Las amenazas para la economía se han multiplicado en cuestión de meses, mientras que la banca central ha puesto a la inflación el punto de mira. Esta confluencia de factores supone que la economía global se va a enfrentar a un ciclo monetario restrictivo a la vez que lidia con amenazas de todo tipo. Esta vez los bancos centrales no van a estar ahí para amortiguar el impacto económico, la inflación les impide salir al rescate como han hecho en los últimos tiempos, por lo que la recesión parece un coste inevitable para evitar una catástrofe mayor,
El ciclo expansivo que dio comienzo tras la profunda recesión del covid ha generado una situación un tanto singular en la economía. La fuerte y repentina recuperación ha venido acompañada de un invitado inesperado: la inflación. La subida de precios se desató cuando la economía aún ni había recuperado los niveles de PIB previos al covid, por lo que la banca central decidió mantener todos los estímulos desplegados pese a que cada dato de IPC la cosa se ponía más fea. Con tan mala suerte, además, que cuando la Reserva Federal se ha decidido a actuar, el crecimiento ha comenzado a desacelerar (el PIB incluso ha retrocedido en el primer trimestre del año en EEUU). Ahora, con la inflación todavía cerca de máximos, la Fed no tiene otra opción que seguir apretando, mientras que la economía pierde fuerza.
Una colisión de trenes
"Si dos trenes van uno hacia el otro a diferente velocidad, ¿cuándo chocarán?", se preguntan desde Guggenheim Investments en una carta en la que marcan la línea editorial de la casa de inversión.
"Este problema aritmético de primaria ejemplifica la ejecución de la política monetaria de la Reserva Federal (Fed). En este caso, un tren es el agresivo plan de ajuste telegrafiado por la Fed ,y el otro es la economía de EEUU que, aunque sigue siendo fuerte, muestra algunos signos de enfriamiento. Los inversores quieren saber cuándo ocurrirá la colisión: una recesión", aseguran los economistas de esta firma financiera.
El doble mandato de la Fed exige pleno empleo y estabilidad de precios. Históricamente, la Reserva Federal movía los tipos de interés a corto plazo (la conocida como tasa de los fondos federales) en respuesta a los cambios en la tasa de desempleo y en la inflación. Normalmente, cuando el desempleo se reducía y la inflación aumentaba, la Fed reaccionaba rápidamente subiendo los tipos de interés. Cuando ocurría lo contrario, la Fed rebajaba los tipos de interés.
Sin embargo, durante el último año ha habido una notable divergencia en esta relación. La fuerte caída del desempleo y la fuerte aceleración de la inflación se encontraron con una Reserva Federal que no respondió. Esta ruptura en la reacción típica de la Fed se puede atribuir a la naturaleza única del shock pandémico, la nueva estrategia de política de la Fed y a una interpretación errónea del aumento de la inflación como transitoria, aseguran los expertos de Guggenheim Investments. "El resultado es que la Fed, como reconoce ahora, está muy por detrás de la curva y tiene que avanzar rápidamente con aumentos de 50 puntos básicos para mantener las expectativas de inflación bajo control y proteger su reputación".
El problema es que la Fed ha comenzado a endurecer su política a toda velocidad, justo cuando la economía se está desacelerando. Para los expertos de Guggenheim Investments esto es como dos trenes que se acercan a gran velocidad hacia una colisión frontal. La tardanza de la Reserva Federal en actuar no solo ha puesto en riesgo las expectativas de inflación, sino que además ahora aboca a la economía de EEUU a una nueva recesión.
"Si la Fed hubiera seguido el patrón histórico, la tasa de los fondos federales estaría en la zona del 2,5% ahora y la Fed podría comenzar a rebajar el precio del dinero a medida que la economía se enfría. En cambio, ahora la Fed parece estar lista para subir los tipos hasta el 3,5% el próximo año, mientras que la inflación se desacelera y la tasa de desempleo se estabiliza", explica la carta de Guggenheim Investments.
El gran riesgo es que ambos eventos van a coincidir a la vez. Una política monetaria más restrictiva reducirá el crédito, lastrará el consumo y afectará al precio de los activos (acciones, vivienda...), lo que a su vez tendrá efectos de segunda ronda en el consumo y la inversión: "El riesgo de que la Fed se pase crecerá, provocando un accidente financiero y dando comienzo a una recesión. Una postura monetaria asíncrona debería exacerbar la desaceleración cíclica de la economía y provocar una recesión ya en la segunda mitad del próximo año", sentencian los economistas de Guggenheim Investments.