Bolsa, mercados y cotizaciones

El castigo a acciones chinas manifiesta que EEUU todavía gana la batalla tecnológica

  • Pekín promete dar estabilidad y transparencia a los mercados y apoya las cotizaciones en Wall Street
Videoconferencia entre Joe Biden y Xi Jinping, este viernes. Foto. Europa Press.

El temor a que un acercamiento de China a Rusia en plena guerra de Ucrania acabase en sanciones contra China, y la amenaza de expulsión de Wall Street de varias empresas chinas poco transparentes, hizo que las cotizadas del país asiático en la bolsa estadounidense se tambalearan en los últimos días. Más que un temblor fue un auténtico desplome seguido de un rebote espectacular. Pekín ha prometido tomar medidas para ofrecer estabilidad a los mercados, en medio de una discreta pero implacable disputa por el dominio tecnológico mundial.

El mundo se vuelve a dividir, si es que alguna vez no hubo costuras. Pero frente a la crudeza de la invasión rusa de Ucrania, que ya ha levantado un neotelón de acero, la batalla por la supremacía tecnológica entre los Estados Unidos y China prosigue su camino, invisible y sin punto de retorno. En octubre del año pasado, Nicolas M. Chaillan dimitió de su puesto como director general de software del Pentágono -el primero en ocupar este cargo-. Lo hizo a modo de protesta contra "la lentitud de la transformación tecnológica en el ejército estadounidense", según recogió la agencia Reuters.

"Estados Unidos ya ha perdido la lucha por la IA frente a China", tituló entonces el Financial Times, a lo que Chaillan respondió con una publicación aclaratoria en su cuenta de la red social LinkedIn: "Nunca he dicho que hayamos perdido. Dije que tal y como están las cosas y si no despertamos AHORA no tenemos ninguna posibilidad de luchar contra China en 15 años. También dije que están liderando en IA y Cibernética AHORA. No en 10 años como mencionan algunos informes".

Su testimonio personifica de alguna manera el Zeitgeist de las élites estadounidenses, el espíritu de la época, en medio de lo que algunos llaman guerra y otros La gran rivalidad tecnológica: China contra EEUU, título que recibió la disertación de cuatro investigadores de Harvard Kennedy School, publicada en diciembre. "Más allá de convertirse en una potencia manufacturera, China se ha convertido en un serio competidor en las tecnologías fundacionales del siglo XXI: inteligencia artificial (IA), 5G, ciencia de la información cuántica (QIS), semiconductores, biotecnología y energía verde", sostenían los investigadores.

"En algunas carreras, ya se ha convertido en la número 1. En otras, según la trayectoria actual, superará a EEUU en la próxima década", advertían estos expertos. La clave reside en quién establecerá los estándares y las normas del futuro en tecnologías importantes.

Son dos potencias en un cuerpo a cuerpo por el dominio mundial, como se pudo observar el viernes en un encuentro de Biden y Xi para hablar sobre Ucrania. Si bien estuvieron de acuerdo en promover la paz y la seguridad, el presidente chino animó una vez más a Estados Unidos y a la OTAN a mantener "conversaciones con Rusia para solucionar los problemas derivados de la crisis ucraniana", y terminó "expresando su oposición a las sanciones indiscriminadas" contra Moscú, recogió Europa Press.

Donald Trump puso la guerra comercial contra China en el centro de su gobierno, con la prohibición de invertir en determinadas compañías chinas relacionadas con el Ejército. Y Joe Biden extendió esas prohibiciones sobre la base de una lucha entre "autocracia y democracia", incluyendo en la lista negra a Huawei, China Unicom, China Telecom, China Mobile -telecos que fueron expulsadas de la Bolsa de Nueva York en 2021- o el fabricante de microchips SMIC.

Ya en 2022, la presión de Washington sobre Pekín se ha intensificado. En febrero, el Gobierno de Biden anunció restricciones sobre otras 33 entidades chinas cuyo propietario no había sido verificado. Un movimiento que "estrechó el estrangulamiento sobre la cadena de suministro tecnológica de China, golpeando sus partes más vulnerables", según publicó el South China Morning Post (SCMP), diario con sede en Hong Kong y propiedad de Jack Ma, fundador de Alibaba.

A estas restricciones se sumó la aprobación este año de la Ley America COMPETES, que "tiene por objeto reforzar la competitividad de la economía y las empresas estadounidenses, y contrarrestar las medidas anticompetitivas adoptadas por la República Popular China", como se puede leer en la web del Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes. Una norma que prevé destinar mucho dinero a la fabricación de microchips y la investigación científica. Según el SCMP, un portavoz del gobierno chino se habría referido a esta ley como el resultado de "una mentalidad de Guerra Fría y suma cero".

Volatilidad tecnológica

En este contexto, y con la guerra en Ucrania de fondo, las empresas chinas que cotizan en el Nasdaq experimentaron un sonado desplome en los últimos días, perdiendo casi 200.000 millones de dólares en capitalización, a raíz de que la Comisión de Bolsa y Valores de EEUU indicase que cinco compañías chinas podrían ser excluídas de la bolsa por falta de transparencia financiera. También influyó en los inverores el temor a que China pudiese ayudar a Rusia militarmente en Ucrania y recibiese sanciones económicas por ello.

En Pekín, Xi Jinping reaccionó rápido y se comprometió a mantener la estabilidad de su mercado bursátil. Las palabras mágicas surtieron efecto y las acciones chinas del Nasdaq -que cotizan por medio de recibos de depósito (ADR)- se dispararon el miércoles en bolsa como no lo habían hecho en veinte años: Pinduoduo (56,06%), JD.com (39,36%), Baidu (39,20%) o NetEase (25,69%).

"Lo que hemos visto hoy [por el 16 de marzo] es la desaparición de las primas de riesgo regulatorio", dijo Olivier d'Assier, jefe de investigación aplicada en Asia-Pacífico de Qontigo. "El riesgo normativo era la mayor preocupación de los inversores y ahora respiran aliviados por el discurso de Pekín", subrayó el experto, en unas declaraciones recogidas por Bloomberg.

Además, según publicó el Financial Times, "China se está preparando para hacer una concesión sobre la divulgación de la información de las auditorías chinas en medio de los esfuerzos para resolver el impasse que amenaza a las empresas chinas que cotizan en EEUU".

Frente al empujón de los dos últimos años, los índices que aglutinan a las principales firmas tecnológicas están de capa caída en 2022. El Nasdaq Composite pierde un 11,7% en lo que va de año y el Nasdaq 100 se deja un 12,2%. En comparación, el Nasdaq Golden Dragon -índice del que forman parte las 93 acciones chinas que cotizan en el Nasdaq- se hunde un 14,4%.

El índice se ve arrastrado por el comportamiento de firmas como Zai Lab, que pierde un 39,5%; Bilibili, (-36,1%), Nio (-33,8%), Tencent Music (-26%), Pinduoduo (-22,7%) o iQiyi (-18,75%). El Nasdaq Golden Dragon estableció un máximo histórico en los 20.688,32 puntos en febrero de 2021, y desde entonces pierde un 63%.

Entretanto, los valores estadounidenses del Nasdaq 100 que peor se han comportado en lo que va de año son: PayPal (-38,7%), Netflix (-36,8%), DocuSign (-36,6%), Zoom (-36,4%) y Meta Platforms (-36%).

"La renta variable china puede seguir albergando riesgos a pesar de la reciente hemorragia del mercado, con las amenazas de desacoplamiento entre China y EEUU, las exclusiones de los ADR y los confinamientos por virus [como el de Shenzhen] que proyectan largas sombras sobre las valoraciones", escribía esta semana Francis Chan, analista de Bloomberg Intelligence.

El inversor debe tener en cuenta que, en conjunto, el índice Golden Dragon se compra más barato que el Nasdaq, su referencia. Por los beneficios de 2022 del Golden Dragon se pagan múltiplos de 20,12 veces a precios actuales de la acción, que caen a 13,7 veces cuando se trata de las ganancias de 2023. En cambio, el multiplicador de beneficios del Nasdaq Composite es de 28,07 y 23,7 veces, respectivamente.

Antonio Castelo, analista de iBroker.es, advierte de que los riesgos regulatorios de las empresas chinas en EEUU y en su propio país, así como una mayor supervisión de Pekín, son cuestiones de mucho peso para tomar decisiones de inversión.

"Este análisis mínimo es generalizado para casi todas las empresas chinas del sector, pero ¿qué ocurre si se producen sanciones por parte de Estados Unidos y se les prohíbe operar en el mundo occidental? ¿qué ocurre si es la propia China la que cierra el camino a esas empresas?", se pregunta el experto. "Hace algún tiempo quizás nadie se hubiera planteado esta posibilidad, pero en estos momentos es algo que puede ocurrir y por lo tanto sería preferible contemplar otras alternativas que fueran más conservadoras".

Por último, César Pérez, director global de inversiones de Pictet WM, destaca los datos macroeconómicos: "China ha establecido un ambicioso objetivo de crecimiento del 5,5% en 2022 (en comparación con nuestro pronóstico de 4,5%)". Además, ha establecido un objetivo de déficit fiscal general del 2,8% y un IPC del 0,9% en febrero en términos anuales (muy por debajo del de EEUU). Según el experto, esto podría abrir el camino a una mayor flexibilización monetaria durante los próximos meses.

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