
En septiembre de 2019, Telefónica compró a Prosegur el 50% de su negocio de alarmas de la península ibérica y lo que era un negocio casi insignificante para ambos se puede convertir en algo cada vez más relevante, especialmente para los segundos.
La empresa presidida por Álvarez-Pallete vio una oportunidad de crecimiento importante, como así está siendo el de una joint venture que cuenta con el músculo y el alcance comercial de Telefónica para captar nuevos clientes. Ya en 2020 valoraron en 600 millones la cartera de 200.000 alarmas que ya tenía Prosegur en el mercado ibérico, lo que equivale a 75 cuotas mensuales por alarma. A partir de entonces, comenzaron a ampliar las conexiones hasta el punto que en la próxima presentación de resultados se especula con que alcance ya las 350.000 alarmas instaladas.
Manteniendo la misma valoración por alarma que en 2020, este negocio ya debería tener un valor de 1.050 millones de euros, de los que la mitad, 525 millones, pertenecen a Prosegur. No obstante, hay que tener en cuenta que estos niveles salen de la valoración de 75 cuotas por conexión, que fue lo que pagó Telefónica, pese a que ha habido otras operaciones en el sector, como la de KKR y Corporación Financiera Alba con Securitas en la que se pagaron a más de 100 cuotas la conexión un 33% más. La duda, en todo caso, es si este valor se está viendo reflejado en el del grupo, que capitaliza actualmente en torno a 1.200 millones de euros. Es decir, el valor de la joint venture supondría el 43% de la capitalización total actual de la matriz (hay que tener en cuenta también que la filial de gestión de efectivo, Cash, capitaliza también más de 1.000 millones de euros). La perspectiva de un mayor crecimiento es clarísima partiendo de que la penetración de las alarmas en España es baja, del 6%, frente al 12% de media en Europa y el 28% en Estados Unidos.
Álvaro Aristegui, analista de Renta 4, vaticina que "alcanzarán las 350.000 conexiones en MPA y otras 350.000 en el resto del mundo; lo que pasa, es que creemos que todavía no va a aportar prácticamente nada ya que es un negocio que está creciendo mucho y mientras carterizas a los nuevos clientes, gastas mucho en la captación por lo que el ebitda es bajo". "A partir de este año, partiendo ya de esa base de 350.000 conexiones que te van a ir aportando desde el principio, aunque haya nuevos clientes, el porcentaje sobre el total será menor", añade Aristegui. "El ARPU [ingreso medio por cliente] además baja un pelín, por las ofertas que haces para captar, algo que se va corrigiendo a medida que tienes una cartera mayor", concluye el experto. En este sentido, en los resultados del tercer trimestre, anunciaron un ARPU de 37 euros para MPA y del 31 euros para el resto, además de un ebitda de 47 millones.
"El negocio de las alarmas ya supera al de seguridad en nuestra valoración por suma de partes de Prosegur", apunta Manuel Lorente, de Mirabaud. "Sus perspectivas son favorables [doblar las conexiones entre 2020 y 2023] y sus fundamentales sólidos; sin embargo, su monetización y cristalización de valor por parte de la compañía dependerá de si Prosegur es capaz de reportar magnitudes independientes del negocio y sacar a bolsa en 2 o 3 años como ya hizo con Cash, aunque para eso debería haber un delisting previo de Cash", concluye. Sobre esta posibilidad, Antonio Rubio, secretario general de la compañía, en una entrevista a elEconomista, apuntó que "aún no hay masa crítica ya que al menos hay que tener medio millón de alarmas para valorarlo, aunque es una posibilidad que está encima de la mesa".
El consenso de analistas que recoge Bloomberg fija su precio objetivo a 12 meses en los 3,5 euros, lo que le deja un potencial alcista del 60% desde sus niveles actuales. En cuanto a la recomendación, 3 de cada cuatro analistas que la siguen aconseja tomar posiciones mientras que el resto sugiere que lo mejor es mantenerlas.