Con los titulares sobre escasez de trabajadores y subidas salariales -especialmente en los sectores con remuneraciones más bajas y especialmente en EEUU- llenando la actualidad económica, esta realidad también parece golpear a los gigantes bancarios de Wall Street. La recién estrenada temporada de resultados está siendo más amarga que dulce para las grandes entidades estadounidenses. Las más punteras han visto cómo sus beneficios del último trimestre de 2021 y del conjunto del año se han visto limados por un mayor gasto en salarios. Es la 'guerra' por captar y retener el talento en el nuevo mundo laboral tras la pandemia.
Goldman Sachs ha sido el último gigante del sector que ha informado de unos gastos anuales récord impulsados por el aumento de los costes de compensación y beneficios. El banco reveló este martes en su presentación de resultados que desembolsó 4.400 millones de dólares más en compensaciones en 2021, lo que llevó a la firma a su único descenso trimestral de beneficios del año.
Según la presentación de Goldman, los gastos se dispararon un 33% hasta casi los 18.000 millones de dólares el año pasado, correspondiendo la mayor parte del incremento a la remuneración del personal. Ni que decir tiene que el efecto en bolsa no tardó en notarse: Goldman cerraba la sesión cayendo un sonado 6,97%.
Los analistas presentes en la presentación de las cuentas no perdieron la oportunidad de acribillar a David Solomon, consejero delegado de Goldman, a preguntas sobre esta nueva realidad. "Hay una inflación salarial real en toda la economía, en todas partes", acertó a defenderse Solomon cuando le preguntaron si los recientes aumentos salariales eran subidas "para ponerse al día". "Goldman Sachs está comprometido a recompensar a los mejores talentos en un entorno laboral competitivo", le secundó el director financiero Denis Coleman.
Lo cierto es que la compensación media por empleado en Goldman alcanzó los 404.000 dólares en 2021 frente a los 329.000 dólares de 2020. El dato refleja el cambio de mentalidad que se ha dado en este y otros entornos laborales con la pandemia. No pocos banqueros de alto nivel han optado por dejar el estresante mundo de las finanzas y sus presiones por un mayor tranquilidad. Eso cuando no han aprovechado sus suculentos currículums para desembarcar en nuevas empresas tecnológicas como unas fintech que les han ofrecido jugosos salarios y un día a día más tranquilo e informal. No han escaseado las noticias sobre las estrictas normas de vestuario y de asistencia a la oficina en los grandes bancos de Wall Street junto a las que recogían denuncias de exceso de horas trabajadas, sobre todo en los perfiles más jóvenes.
Prueba fehaciente del riesgo de un éxodo masivo a las fintech es que los bancos están aumentando su plantilla en un intento de evitar que esta creciente competencia no solo les arrebate parte del negocio, sino sus mejores perfiles. Goldman aumentó su plantilla en un 8% durante 2021, al tiempo que añadió profesionales de la tecnología e hizo nuevas inversiones en el negocio.
Jamie Dimon (JP Morgan): "Seremos competitivos en cuanto a los salarios. Si eso aprieta un poco los márgenes para los accionistas, que así sea"
Solo mejorando las retribuciones estos grandes bancos han encontrado la manera de 'atar' a sus mejores trabajadores o a empleados jóvenes a los que no les rentaba la situación. En un caso idéntico al de Goldman, JP Morgan sorprendía al mercado la semana pasada con unos gastos que alcanzaron su máximo histórico y con su presidente ejecutivo, Jamie Dimon, prometiendo pagar lo que sea necesario para ganar la guerra por el talento. El banco anunciaba el viernes que había gastado 3.600 millones de dólares adicionales en compensaciones en 2021 y también lo pagaba en bolsa: ese viernes se dejaba más de un 6% y este martes (el lunes cerró Wall Street) más de un 4%.
JP Morgan está concediendo a los banqueros de inversión bonificaciones de un fondo común que es entre un 30% y un 40% más alto que hace un año. El banco espera que este año sea aún más caro en este apartado, anticipando unos 77.000 millones de dólares de gastos no relacionados con los intereses. Parte de eso se debe a los efectos inflacionarios en los salarios, una tendencia que ayudó a impulsar la mayor caída del precio de las acciones desde 2020 el viernes. "Seremos competitivos en cuanto a los salarios. Si eso aprieta un poco los márgenes para los accionistas, que así sea", clamó Dimon.
Otros grandes bancos tampoco se libran de esta vorágine. Citi gastó 2.900 millones de dólares adicionales en 2021, arrastrando también su beneficio del cuarto trimestre. La entidad contrató a 5.500 personas para su rama tecnológica y aumentó el gasto en tecnología en un 10% con respecto al año anterior, hasta unos 10.000 millones de dólares. El banco también aumentó los salarios de los banqueros de inversión junior de EEUU. Los analistas de primer año verán incrementado su salario base a 110.000 dólares, mientras que los de segundo y tercer año recibirán 125.000 dólares. "Hay mucha presión competitiva en cuanto a salarios y sueldos", admite el director financiero de Citigroup, Mark Mason. En la misma línea, el director financiero de Wells Fargo, Mike Santomassimo, ha reconocido que su banco también está viendo una inflación salarial por encima de lo normal.