Llegó la última reunión del año del Banco Central Europeo (BCE), un encuentro en el que la institución no se ha salido del plan de ruta que se esperaba, confirmando que la retirada de los estímulos sigue en pie, pero sin descartar cualquier tipo de cambio en este proceso en los próximos meses, si la situación lo requiere. Lagarde y el Consejo de Gobierno de la institución tienen muy clara una cuestión: la flexibilidad es ahora absolutamente clave para el BCE, ya que la pandemia así lo exige. Y no sólo la pandemia, ya que, ¿quién sabe lo que hará el precio de la energía en los próximos meses? De este factor depende buena parte de la subida que experimente la inflación en 2022, y para saber qué ocurrirá es necesario tener una bola de cristal.
Sin embargo, con este escenario sobre la mesa, el BCE ha optado por confirmar que el Programa de Compras de Emergencia por Pandemia (PEPP) terminará, como ya se había anunciado, el próximo mes de marzo. Pero, eso sí, Lagarde quiere evitar que se cierre demasiado en seco el grifo de la liquidez en el Viejo Continente, por lo que ha anunciado un incremento de las compras de deuda durante el segundo y el tercer trimestre de 2022, en este caso bajo el paraguas del APP (el Programa de Compras de Activos).
Ahora, el calendario queda de la siguiente manera: a partir del mes de marzo, el BCE dejará de comprar los cerca de 70.000 millones de euros mensuales con el PEPP, pero aumentará las inyecciones que lleva a cabo con el APP, desde los 20.000 millones actuales cada mes, hasta los 40.000 millones. En el tercer trimestre reducirá las compras hasta 30.000 millones, y en el cuarto volverá a los 20.000 millones, la cantidad que dejó Mario Draghi antes de marcharse, y en la que está prevista que continúen las compras una vez termine la pandemia. Es más, para el final de este programa no hay una fecha marcada en el calendario.
Durante su comparecencia, Lagarde pronunció una frase que deja clara la incertidumbre con la que tiene que bailar ahora el BCE: "Tenemos una situación de fuerte recuperación, y una inflación acercándose a nuestro objetivo, pero por otro lado, está la incertidumbre de la pandemia, de los precios de la energía y del desajuste entre la fuerte demanda y los cuellos de botella", explicó la francesa.
Evidentemente, nadie esperaba hoy que se subiesen los tipos, y nadie lo espera para el año que viene, pero Lagarde tampoco descarta incluso este escenario: "En las circunstancias actuales, es muy poco probable que subamos los tipos en 2022, pero habrá que ir monitorizando los datos económicos según se vayan produciendo", señaló.
Decisión al gusto de todos
El BCE retira el PEPP, sí, pero se asegura de dejar bien claro que podría recuperarlo en cualquier momento, si lo considera necesario, una decisión que muestra la flexibilidad con la que se quiere mover Lagarde en los próximos meses, evitando pillarse los dedos al comprometerse con ninguna decisión.
"Ha habido algo para cada uno", señalan desde ING para explicar las conclusiones de la reunión. "El incremento del APP, corto en el tiempo, es una clara victoria para los halcones, mientras que dejar el final del programa abierto lo es para las palomas. Haber pospuesto cualquier decisión sobre los TLTRO y las ayudas a la banca muestra que el BCE tiene todavía mucho que discutir", explican desde el banco. "Con esta decisión, el BCE ha empezado un proceso de tapering muy cauto, y los detalles son mucho más vagos de lo que esperábamos", señalan.
En el mismo sentido, desde MFS Investment Managers concluyen que "las decisiones de esta reunión parecen ser un compromiso al que se ha llegado entre los miembros más agresivos, y los más cautos del Consejo de Gobierno".
El nuevo 'cuadro macro'
La revisión de las previsiones macroeconómicas no ha sido positiva, y deja un mensaje claro: habrá más inflación en 2022 de lo que se preveía, al mismo tiempo que el crecimiento será menos para la zona euro. La estimación de inflación para 2022 ha pasado del 1,7% (la que mantenían en septiembre) al 3,2%, un incremento "muy significativo" en palabras de Lagarde. Para 2023 ahora es del 1,8%, tres décimas más de las que se esperaba en septiembre, mientras que para 2024, la primera estimación de la institución apunta también al 1,8%.

En cuanto al PIB, de esperar un crecimiento del 4,6% en 2022 ahora se pasa a prever un 4,2%, 4 décimas menos. Eso sí, el BCE cree que este recorte se compensará en 2023, ya que ha pasado de estimar un crecimiento del 2,1% a hacerlo de,2,9%, 8 décimas más.
El PEPP termina, pero no se dejará de reinvertir hasta 2024
Aunque el Programa de Compras de Emergencia por Pandemia (PEPP) del BCE terminará en marzo, como se esperaba, esta deuda se quedará en el balance del BCE más tiempo de lo que inicialmente se había estipulado. Los vencimientos de los bonos que el organismo ha comprado con esta herramienta se seguirán reinvirtiendo, al menos hasta finales de 2024, por lo que no habrá un 'drenaje' de liquidez en esta parte del balance del BCE, como mínimo hasta 2025. Es una cantidad considerable: con los cálculos de la institución, serán más de 1,8 billones de euros los que se habrán comprado bajo el paraguas del PEPP, desde que empezó a mediados de 2020, hasta su final en 2022.