
Flywire ha cumplido seis meses en la bolsa neoyorquina como uno de los dos unicornios españoles que han elegido Wall Street para convertirse en compañías cotizadas. La firma, de origen valenciano, capitaliza ya más de 4.200 millones de dólares en el Nasdaq. Su negocio está basado en la gestión más ágil y eficaz de pagos internacionales, principalmente en el mundo educativo (como las grandes universidades) que ahora también se extiende a otros sectores como el de viajes y el sanitario.
¿A qué se dedica Flywire?
Somos una plataforma de pagos internacionales con base tecnológica que nació con vocación de servir a estudiantes internacionales. Después, hemos integrado diferentes segmentos como la B2B, la rama de salud o de viajes. En España nuestro principal negocio está siendo la educación. El modelo se fraguó a raíz de un problema, de una necesidad. Nuestro fundador, Iker Marcaide, fue al MIT [Instituto Tecnológico de Massachussetts, por sus siglas en inglés] y se encontró con dificultades a la hora de traspasar el dinero para hacer la matrícula. Pensó que había una forma mejor de hacer este tipo de pagos y ahí surgió la idea [previamente a Flywire, la compañía original se llamaba PeerTransfer].
Lo que hace, en definitiva, es favorecer los pagos de un país a otro...
Sí, aunque también estamos ahora con los pagos domésticos porque los clientes nos pidieron tener una única plataforma de pagos. Queremos pensar que hemos ayudado, sobre todo, en España a acuñar la palabra fintech.
¿Con qué empresas colaboran en España?
Tenemos una empresa europea que nos sirve como paraguas para actuar en toda Europa. Pensamos que
La Liga es un cliente muy importante y su escuela de negocio, pero también estamos en los tres principales centros educativos financieros [IE, Iese y Esade].
¿Cómo funciona exactamente la plataforma de pagos?
Llegamos a un acuerdo con el centro educativo en primer lugar. Nosotros nos centramos en ambas partes de la ecuación, tanto en el estudiante como en la empresa que recibe el pago.
¿Qué comisiones cobran, entonces, a sus clientes por transferir dinero de un país a otro?
Nuestro beneficio está en las comisiones por procesar los pagos. Ese es el core de nuestra empresa, el movimiento internacional de capitales. Y también nos pagan una tasa las entidades que son nuestros clientes.
Entiendo que, como compañía 100% digital, la pandemia ha sido una suerte de oportunidad de crecimiento de su negocio...
Para nosotros ha sido una oportunidad para intentar mejorar nuestra plataforma. Flywire ayudó a que la mayoría de los pagos se realizaran [en pleno confinamiento] desde las casas. Hemos tenido durante la pandemia mucho trabajo.
¿Cuál es su cliente en la parte del negocio de viajes? ¿Los particulares realmente necesitan sus servicios?
Lo interesante de la vertical de viajes es que vimos el éxito que tuvimos en educación y logramos muchas sinergias. En muchas ocasiones, el estudiante no deja de ser un turista.
Entre sus principales accionistas destacan bancos como Goldman Sachs, que según 'Bloomberg' tienen un 3,12% del capital y alguna gran gestora de fondos como Fidelity. ¿Qué buscan esos accionistas apoyando un proyecto como Flywire? ¿Están los bancos viendo un nicho de negocio enfocado más hacia las 'fintech'?
Nosotros tenemos un networking de pagos muy interesante. Pueden ser bancos u otras empresas de pagos.
Sí, pero ¿el hueco que han ocupado es porque lo había dejado libre la banca?
Más que un hueco hemos creado un proceso. Hemos creado un proceso de envío de pagos mejorándolos. Hace años no había casi forma de hacer pagos internacionales. Había un problema con las transferencias internacionales. No dejamos de ser una nueva tecnología que nace de un problema, como son todas las comisiones internacionales y la falta de transparencia. Hemos añadido transparencia y hemos facilitado las cosas para los estudiantes. Estamos ayudando a las empresas educativas con sus políticas de internacionalización.
Hábleme de cifras de la compañía: clientes, ingresos, beneficio, cómo fue la salida a bolsa...
Tenemos más de 2.000 clientes repartidos por todo el mundo.
Y, al menos, cuánto dinero mueven en transacciones...
Unos 7.500 millones de dólares.
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