La inflación en Estados Unidos parece estar tocando techo pero, sin embargo, no muestra todavía señales claras que apunten a un descenso respecto a los picos recientes. En la semana que dejamos atrás conocimos como los precios al consumo subieron en septiembre a una tasa interanual del 5,4%, la más alta en 13 años. Esta cifra fue ligeramente superior al 5,3% del mes anterior. Por su parte, la tasa subyacente, que excluye los precios de los alimentos y la energía y que se considera una mejor medida de la tendencia, se mantuvo en el 4%, por debajo del máximo del 4,5% de junio, pero todavía cerca de máximos no vistos en los últimos 30 años.
El propio Fondo Monetario Internacional se mantiene vigilante. Su directora gerente, Kristalina Georgieva, dijo mostrarse impresionada por "el debate profundo y exhaustivo" que han mantenido los banqueros centrales y a los ministros de finanzas en los últimos días al hilo de la asamblea anual de la institución. Al ser preguntada por elEconomista sobre la tormenta perfecta que se cierne sobre los precios, especialmente a este lado del Atlántico, Georgieva dijo que la inflación debería ser transitoria, pero dijo que debemos estar "muy atentos porque hay otros factores que podrían presionar los precios".
En estos momentos todo parece apuntar que la inflación se mantendrá más alta de lo previsto debido al aumento de los precios de la energía y la escasez de bienes. El impulso energético debería revertirse el año que viene debido a los efectos de base y al descenso de los precios del petróleo y el gas.
Riesgo de presión al alza
La escasez de insumos se está agravando y persistirá durante algún tiempo debido a la escasez de inventarios, los cierres por pandemia en Asia y la fuerte demanda de bienes importados. Estas presiones deberían empezar a ceder el año que viene. Pero existe el riesgo de que la escasez desencadene un repunte más persistente de las presiones sobre los precios, sobre todo cuando también escasea la mano de obra, especialmente en EEUU.
Algunos modelos, como el Índice de Tendencia de la Inflación (ITI, por su siglas en inglés), que ofrece un perfil multifacético del comportamiento de los precios, sugiere que estos seguirán en un nivel elevado a corto plazo. En el mes en curso aventura que la presión inflacionista se mantendrá estable en la marca del 5%, sin grandes cambios respecto a septiembre. Para noviembre prevé un descenso al 4,7%. Dicho esto, las expectativas discrepan según la mesa de inversión.
La inflación es transitoria, pero el FMI pide vigilar la tendencia
Desde CFRA prevén que la lectura interanual del IPC general seguirá siendo elevada en diciembre, en torno al 5,7%, pero alcanzará su máximo en el cuarto trimestre de 2021, con una media del 5,5%. "Todavía tenemos que ver si estas grandes subidas de precios elevarán las expectativas de inflación en 2022 y si el aumento será realmente transitorio", constata Sam Stovall, su director de inversión.
Según explica, la velocidad de la desaceleración del crecimiento del IPC en 2022 ayudará a decidir el momento de la primera subida de tipos, que ahora está prevista para septiembre de 2022 y que según se desarrollen los acontecimientos podría producirse incluso antes. De momento, a pie de calle, los estadounidenses esperan que la inflación ronde el 5,3% en el próximo año, según la Encuesta de Expectativas de los Consumidores de la Fed de Nueva York de septiembre. Esto supone un aumento de 0,1 puntos porcentuales con respecto a agosto y es el nivel más alto de la encuesta mensual de la Fed desde que se inició en 2013. Dicho esto esperan que los precios de la gasolina, los alimentos y los costes de la educación universitaria disminuyan en una media de 4,2 puntos porcentuales, 1,1 puntos y 0,9 puntos respectivamente en el próximo año, según el sondeo.
"Esperamos que estas fuentes de inflación se moderen en 2022"
La subida de los precios de los bienes ha costado ya a los consumidores estadounidenses 87.000 millones de dólares, o el 0,6% del PIB, desde enero hasta agosto de 2021, según datos de Bank of America. Esto ha sido probablemente un factor importante en las recientes revisiones a la baja del crecimiento del PIB en 2021.
Con estos datos sobre la mesa, podría decirse que la evolución más preocupante ha sido la clara tendencia al alza de las expectativas de inflación a largo plazo de los hogares estadounidenses. Aun así estas están condicionadas por las recientes variaciones visibles de los precios, especialmente en la energía y los alimentos.
"Esperamos que estas fuentes de inflación se moderen en 2022, por lo que sospechamos que las medidas de las expectativas a largo plazo también se reducirán. Pero es evidente que existe el riesgo de que no lo hagan", avisa Simon MacAdam, economista de Capital Economics. Desde su punto de vista, la inflación en EEUU cerrará el conjunto de 2021 con una subida del 4,2% y se moderará hasta el 2,3% el que viene.

Impulso hasta finales de año
Para Jan Hatzius, economista jefe de Goldman Sachs, las actuales interrupciones de la cadena de suministro elevarán los precios de algunos bienes por encima de la tendencia anterior a la pandemia e impulsarán la inflación subyacente hasta finales de 2021. Sin embargo, es probable que los descensos de los precios de los bienes duraderos reduzcan la inflación el próximo año, lo que compensará con creces la fuerte aceleración de la inflación refugio. El banco espera una inflación subyacente del 4,25% a finales de 2021 (frente al 3,9% anterior), un 2% a finales de 2022, un 2,15% a finales de 2023 y un 2,2% a finales de 2024. También observa una dinámica en la correlación de activos más acorde con la "reflación" que la"estanflación".