
El IPC interanual creció el mes pasado un 5,3% en la primera potencia mundial, según los analistas, tras batir las expectativas en junio y subir un 5,4%, el mayor ritmo desde la Gran Crisis Financiera. El mismo índice de precios pero sin incluir energía ni alimentos aumentó un 4,3%, tras otro 4,5%.
El debate se complica. El pico de inflación continúa y cruje la postura mayoritaria, o al menos oficial, de que es temporal, que en realidad estamos viendo una desaceleración, y que es conyuntural, producto de circunstancias concretas que se explican por el incremento del precio de las materias primas, problemas en las cadenas de suministro de ciertas industrias como la de los semiconductores o del efecto de la propia recupación que empieza a destapar la demanda contenida y a mover el exceso de ahorro de la pandemia y los estímulos fiscales y monetarios.
El IPC general siguió en julio por encima del 5% en Estados Unidos, y el subyacente, que excluye los productos más volátiles, en el 4,3%, según estimaciones que se pondrán a prueba el miércoles 11 de agosto. Son datos que, tras los récords de ambos índices desde 2008 de junio, amenazan con avivar el riesgo de tapering (retirada de estímulos), que sería temible en el mercado si se adelanta definitivamente de forma abrupta, y en agosto, con la líquidez en mínimos del año por la menor negociación.
"Con la combinación de una sólida recuperación económica y una demanda acumulada, por una parte, y las restricciones de la oferta relacionadas con la pandemia, por otra, están aumentando los indicios de que se produzca una mayor presión sobre los precios", reconoce Stefan Scheurer, de Allianz.
Fuerte incremento del interés de la deuda norteamericana y efecto aspiradora en las bolsas, con Wall Street en máximos históricos sin poder evitar sospechas de sobrecompra, son los acontecimientos dramáticos que podrían desencadenarse si la Reserva Federal (Fed) pierde el control del relato, hasta ahora sosegado y con vocación de acompañar sin sustos la reconstrucción económica, aunque se espera que así se mantenga en la cita de Jackson Hole, incluso después en la reunión de septiembre.
En el mismo sentido, llaman al debate los excelentes datos de paro en julio conocidos este último viernes, que podrían tener continuidad en el dato de peticiones semanales de subsidios por desempleo que se publicarán el jueves, con la previsión de que caigan a 375.000, en mínimos de estos últimos meses de recuperación económica.
Sophie Altermatt, economista de Julius Baer, ironiza con que "siempre hay algo de lo que preocuparse". "En la actualidad, esto va desde la variante Delta que se extiende rápidamente hasta la reducción de los estímulos monetarios, desde la ralentización del crecimiento [económico] hasta el aumento de la inflación, y desde los problemas de la cadena de suministro hasta el riesgo regulatorio chino", añade esta experta.
Altermatt considera que "a pesar del sólido telón de fondo económico, la incertidumbre sobre las perspectivas económicas y políticas sigue siendo mayor de lo habitual". Por ello, dice, los mercados buscan pistas sobre la futura trayectoria de la política monetaria en Estados Unidos, esto es, de las próximas decisiones de la Reserva Federal (Fed).
Pico en el optimismo
"Tras la fuerte recuperación del último año, la economía mundial se encuentra ahora en una fase más madura del ciclo de crecimiento; es decir, los indicios de un inminente pico de optimismo económico han aumentado", considera Stefan Scheurer, de Allianz Global Investors. "Mientras que el impulso económico de China se ha ido desacelerando desde principios de año, se espera que la dinámica de crecimiento de Estados Unidpos alcance su punto álgido en el segundo trimestre, y en Europa y a escala mundial, en el tercer trimestre", continúa.
En la eurozona se conocerá la segunda lectura del dato de inflación de julio en Alemania, que en su primera publicación marcó un incremento del 3,8% para el índice de precios general, con la expectativa de que el indicador de confianza del inversor del Instituto Zew se relaje hasta los 55 puntos el martes, desde los 63,3 enteros de julio.
"Se mantiene la preocupación de los participantes del mercado por una inflación superior a la prevista seguida de un ajuste precoz de la política monetaria mundial; por ello, es probable que la recuperación económica se vea afectada y que la volatilidad de los mercados aumente", incide Stefan Scheurer. "Los tipos de interés más bajos [en la eurozona vienen retrocendiendo en las últimas semanas] reflejan un mercado inseguro sobre cuán fácil puede ser ahora la normalización después de años de dinero fácil", concluye en un informe reciente el equipo de analistas de BofA Global Research.