
Creo que la frase que más utilizo es que a la renta fija en el mejor de los casos le queda una larguísima travesía del desierto y en el peor, una glaciación. La opción para construir algo de rentabilidad es la bolsa, aunque si se mira la inversa del PER (el número de veces que el beneficio de una compañía está recogido en el precio de sus acciones), la expectativa de rentabilidad para la próxima década de la bolsa americana es solo del 5% y para la europea, del 6%.
Si uno se coge el manual, que dice que la rentabilidad histórica de la bolsa supera el 7%, hay que reconocer que la renta variable en índices empieza a estar poco atractiva. Pero que el S&P y el EuroStoxx coticen a 20 y 16 años los beneficios de 2022 no quiere decir que no se puedan construir carteras con el objetivo de duplicar la inversión cada diez años. No se trata de una pretensión vacua. Debe ser el enunciado de quien quiere estar en el mundo de la inversión como quien se tatúa vive cada día como si fuese el último; cáete siete veces, levántate ocho; o hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes.
Sin embargo, una selección de valores en cartera que cotice entre un PER de 13 y 14 veces permite aspirar a una rentabilidad anual del 7%. Porcentaje que se necesita para doblar el patrimonio cada diez años. Este es el motivo por el que creo que la búsqueda sistemática de valor como hacemos con el Eco30 es uno de los elementos que los inversiones tienen que tener en cuenta en sus carteras frente a la alternativa extenuada de los índices.
Al value como concepto de inversión le queda recorrido, y una regla en esta búsqueda más detallada para conseguir el que sería el objetivo aspiracional de toda inversión, doblar cada diez años el valor de nuestra cartera de renta variable, deberíamos lograr cada semestre un 1,75% de rentabilidad sobre el capital acumulado. El resto que falta de 1,75% por cuatro trimestres anuales durante diez años para llegar al 100% -matemáticamente es un 70%- lo pone el interés sobre el capital acumulado durante la década.
Por este motivo, y como la fórmula del éxito es la diferencia entre expectativas y resultados, hay que convenir que el cierre del semestre ha sido excepcional. Si nos hubiesen dicho a comienzos de año que para todo 2021 íbamos a hacer un doble dígito de rentabilidad, no hubiésemos dudado en firmar.
La reconstrucción del mercado se ha producido con más celeridad de lo esperado. El doble dígito del semestre es otra evidencia de que estamos cerca de un alto en el camino. La psicosis de la corrección la hemos puesto en Jackson Hole y la retirada de estímulos. Llegará y abaratará los peres. Pero no olvidemos que los multiplicadores de beneficio siguen recortándose todavía porque mejoran las ganancias.