
La riqueza de los españoles se cimienta, sobre todo, en el ladrillo. En el último Observatorio del Ahorro Familiar realizado por la Fundación Mutualidad de Abogacía y el IE se pone de manifiesto que "las familias españolas se plantean la inversión en inmuebles, no solo como una opción para adquirir su vivienda, que también, sino además como una alternativa de inversión a los activos financieros, lo que supone un patrón de comportamiento diferencial con respecto a nuestro entorno europeo más cercano". La riqueza inmobiliaria de los españoles alcanza los 5,56 billones de euros, según el Banco de España, frente a los 1,6 billones que representa el ahorro financiero a cierre de diciembre (un 22% sobre la riqueza total, en la media de los últimos 27 años).
Pero hay otra peculiaridad más y es que el dinero que destinan a activos financieros elige quedarse, en su mayoría, en depósitos y cuentas a la vista sin rentabilidad ninguna, donde dormitan casi 1 billón de euros, cuando los activos financieros mayoritarios en la cartera del hogar medio europeo continúan siendo los fondos de pensiones y seguros, según Inverco.
La pandemia no ha servido para alterar demasiado este orden, ya que el peso de los activos financieros tan solo subió un punto porcentual desde marzo de 2020. Visto desde otra perspectiva, el Observatorio citado anteriormente, que realiza un examen del comportamiento de las familias europeas respecto al ahorro a partir de los micro datos de la encuesta financiera y de consumo a las familias que realizan todos los países de la UE bajo una metodología común centralizada por el BCE, y que se ha centrado en Alemania, Bélgica, España, Francia, Italia y Portugal, explica que los hogares españoles con propiedades inmobiliarias mantienen una inversión media en el sector equivalente a 236.100 euros, frente a la inversión media que mantienen en activos financieros, situada en 56.300 euros. "Es decir, el valor de la inversión media en vivienda es algo más de cuatro veces el valor de la inversión media financiera", describen.
A pesar del impacto inicial que tuvo el Covid-19 en el mercado inmobiliario en un primer momento, los bajos tipos de interés exigidos por la banca para la compra de vivienda han ayudado a su pronta recuperación en los primeros meses de 2021. Sirva como termómetro los datos de hipotecas concedidas en marzo, que reflejan una subida interanual del 35,1% respecto al mismo mes de 2020 y un incremento del 16,6% a nivel mensual, según el INE. "El cierre de operaciones del mes de marzo supera por primera vez la barrera de las 35.000 hipotecas cerradas, y vuelve a situarse en niveles del 2019. Esto muestra el gran dinamismo que ha experimentado el sector", indica María Matos, directora de Estudios y Portavoz de Fotocasa. "Los españoles vuelven a tener un comportamiento muy activo, algo que evidencia que el sector se está restableciendo, y además, a muy buen ritmo", añade.
Según los datos manejados por la Fundación Mutualidad de Abogacía y el IE, aunque una parte importante de la riqueza inmobiliaria de los hogares españoles (61%) sí la constituye la vivienda, el restante está destinado a otros inmuebles, ya sea a modo de inversión o a segundas residencias. Y apuntan a dos motivos que podrían haber incidido en este comportamiento distinto respecto al de otros países europeos. Uno es la popularización tardía de los fondos de inversión en España, "cuyo desarrollo se produjo mucho antes en otras economías europeas", y otra sería "el mayor nivel de inflación histórica registrado por nuestra economía con respecto a otras de nuestro entorno, y la escasa o nula oferta de activos de renta fija referenciados a la inflación (que sí existen en otros países) y que posicionarían a la inversión en activos inmobiliarios como una buena alternativa de inversión con cobertura frente a la pérdida de poder adquisitivo". La rentabilidad anual total de una vivienda, según los datos del Banco de España, que incluye el alquiler más la variación de los precios, se situó en el 5,2% en 2020, mientras que si no se contabiliza la variación de los precios la rentabilidad bruta por alquiler fue del 3,7%, por debajo de lo que ofrecía en los últimos años.
No obstante, quien opte por esta vía debe tener presente que, a diferencia de lo que sucede con una acción, en la que se puede deshacer la posición de forma rápida en un momento dado, uno de los inconvenientes que presenta la inversión en vivienda es la liquidez, aunque el precio de ésta caiga no siempre se puede vender tan rápidamente.
A pesar de que la tenencia de activos financieros ha ido creciendo ininterrumpidamente desde 2012, la realidad es que España sigue siendo uno de los países con menor nivel per cápita en éstos si se compara con otras economías europeas, como refleja Inverco. España ocuparía la penúltima posición en la comparativa frente 12 países europeos. La última corresponde a Portugal, siendo Dinamarca quien tiene un mayor nivel de activos financieros per cápita.
Muy por debajo de Europa...
Algo similar sucede si se comparan los activos financieros de los europeos en función del Producto Interior Bruto (PIB). El resultado es que la mayoría de las familias europeas tienen un ahorro financiero sobre PIB muy superior al de los hogares españoles. En junio de 2020 (último dato disponible), suponían el 201% del PIB en nuestro país, muy lejos de los porcentajes que alcanza en Países Bajos, Dinamarca, Suecia o Reino Unido, donde representan más del 300%.
Pese a ello, lo cierto es que el peso de los activos financieros sobre el total de la riqueza de los españoles llegó a ser menor en el pasado. Tocó mínimos en 2008, el año en que cayó Lehman Brothers. En los años previos, la facilidad de acceso al crédito que hubo previamente a que se produjera el estallido de la burbuja inmobiliaria, junto al falso mantra de que el valor del ladrillo nunca caería, convirtieron durante mucho tiempo a la vivienda en el principal activo de inversión de los españoles.
El peligro de concentrar más de la mitad del ahorro en éste quedó latente con la crisis. Antes de que estallara la burbuja, entre 1997 y 2006, el precio de la vivienda en España llegó a multiplicarse por cien en términos reales. Entonces, pocos contemplaban la posibilidad de que ese rally se terminase y mucho menos, que se pudiera perder dinero. Pero terminó, a finales de 2007, entre otros motivos por la falta de liquidez a nivel global en la que derivó el estallido de la crisis de las hipotecas basura en Estados Unidos. Desde entonces hasta ahora, trece años después, la corrección de los precios del sector inmobiliario ha provocado que la riqueza de los españoles en este activo se haya reducido en un 11%, pasando de los 6,24 billones de euros a los 5,56 billones actuales. En la otra cara de la moneda, sin embargo, el patrimonio en activos financieros no solo no se ha reducido, sino que ha incrementado en un 59% desde 2007.
... y además se ahorra distinto
Más allá de que los españoles tengan menor proporción de activos financieros que los europeos, otra diferencia es que ahorramos también con productos distintos. En la cartera del hogar medio europeo, los fondos de pensiones y seguros representan el activo mayoritario, con un 40,8% sobre el total, frente al 16,1% que alcanzan en España. Una cifra que nos aleja de países como Reino Unido, Dinamarca, Irlanda o Países Bajos, donde suponen en torno al 50% del ahorro financiero.
En España, el ahorro en depósitos, cuentas a la vista y efectivo se aproxima al billón de euros. Se trata de 990.000 millones de euros remunerados al 0%, que solo por el efecto de la inflación han perdido un 0,4% de su poder adquisitivo en los tres primeros meses del año -unos 3.900 millones de euros-. El dinero que se concentra en estos tres activos representa ya más del 42% del ahorro financiero de los hogares españoles -la cifra más alta desde 2013, y dos puntos porcentuales más respecto a marzo del año pasado, cuando la pandemia sacudía con fuerza en todo el mundo o, traducido a dinero, 64.800 millones más-.
Siempre han supuesto el grueso del ahorro, pero los españoles se refugiaron especialmente en ellos en un año convulso como 2020, incrementando sobre todo el efectivo y las cuentas a la vista, no los depósitos a plazo. Se observa en que solo el año pasado captaron 73.190 millones de euros, una cifra que únicamente ha sido superada en la crisis financiera de 2008.
Pero hay otra peculiaridad más y es que el dinero que destinan a activos financieros elige quedarse, en su mayoría, en depósitos y cuentas a la vista sin rentabilidad ninguna, donde dormitan casi 1 billón de euros, cuando los activos financieros mayoritarios en la cartera del hogar medio europeo continúan siendo los fondos de pensiones y seguros, según Inverco.
Según los últimos datos disponibles en el Banco de España (BdE), los tipos de interés que ofrecen los bancos para nuevos depósitos y cuentas a la vista sigue anclado en el 0,01%. Pero su rentabilidad real -es decir, la que obtiene un ahorrador una vez descontada la inflación- es negativa. Y si en algo coinciden los primeros espadas de algunas de las grandes gestoras de nuestro país es que el inversor tendrá que acostumbrarse a convivir con niveles de inflación superiores a los previos a la pandemia, moviéndose en niveles del 2%-2,5%. Algo que agrandará aún más las pérdidas del dinero en depósitos y cuentas a la vista.