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José Antonio Canales (Viscofan): "El objetivo es una décima más de margen, y luego otra"

Consejero Delegado de Viscofan/Foto: Daniel G. Mata
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Cuando una empresa lleva en su ADN la filosofía de la prudencia lo lleva hasta el final. Viscofan concede las entrevistas "con moderación", pese a que les gustaría tener una mayor visibilidad de cara a ganar interés entre los inversores particulares, que hasta ahora son tan solo 8.000. Este perfil bajo del que presume José Antonio Canales, su CEO, contrasta con su posición de liderazgo mundial en el sector de las envolturas alimentarias, llevando con orgullo la bandera de la empresa, la navarra y la española por todo el globo.

Con una rentabilidad anualizada del 7% en 30 años, que el mercado valora, casi todo el que piensa comprar Viscofan siempre ve la acción cara. ¿Qué hay que decirle al inversor o al analista que lo ve así?

Hay que decirles que somos una compañía de futuro, joven [del 75], y que de Navarra nos fuimos al resto del mundo. Hemos hecho muchas cosas, pero seguimos teniendo un proyecto de futuro basado en las envolturas, los negocios tradicionales, aunque establecidos en países lejanos como China, EEUU, Brasil, México, India, Japón... Y que si un día el humano llega a Marte, Viscofan estará allí. Nuestra ambición no tiene límite.

¿Cuál es el crecimiento del mercado de envolturas y qué cuota tiene Viscofan?

Este mercado crece entre el 3 y el 4%, aproximadamente. Nosotros somos capaces de hacerlo por encima de ese nivel por adquisiciones, eficiencias y precio. Somos líderes en tres de las cuatro grandes tecnologías. Quitando las tripas animales, manejamos una cuota del 37%. Es difícil mejorar, pero lo intentaremos.

Una de las cosas que dicen los gestores de los fondos que tienen Viscofan es que piensan que puede seguir habiendo mejora de márgenes. ¿Dónde está el límite?

El ser capaz de ajustar el precio al alza ayuda. Si hay inflación de costes, pues habrá que hacer un repaso de los precios. En materias primas, sobre todo los derivados del plástico, sí lo estamos notando ya. Lo que pasa es que teníamos stock y futuros en energía y otras materias, por lo que estamos cubiertos a corto plazo. Recurriendo al argot futbolístico, del Cholo Simeone, pasito a pasito. Para nosotros, cada décima es un objetivo. Y luego, la siguiente.

Están en torno a un 26% de margen ebitda. ¿Se puede llegar a un 27-28%?

A esos niveles, mantenerse ya es todo un reto. Cada décima es un objetivo.

¿Hay diferencias entre las plantas?

Obviamente Caseda (Navarra) es la más vanguardista tecnológicamente hablando. Producir en EEUU es más complicado y más caro. Es más difícil retener a la gente en la empresa. Ahí estamos notando una inflación de costes laborales.

¿Qué tecnología punta hay detrás de una salchicha?

Producir un metro de tripa es bastante sencillo, pero miles de millones de metros es otra cosa. Los hornos, las masas, ajustarse a cada cliente... La precisión tiene que ser quirúrgica. La inversión comprometida de mejora permanente son 25 o 30 millones cada año. Y esto lo hacemos con la bandera de Viscofan, la bandera navarra y la española, desde Caseda hasta Illinois y Shanghai.

¿Qué supone el mercado americano para vosotros, como país consumidor?

Es el mayor. En todos los aspectos. Está en torno a un 10% de nuestras ventas y el siguiente es China, antes era Brasil. Estos están entre el 5 y el 6%.

Estando presentes en más de 100 países, con una dependencia importante del dólar, ¿el efecto divisa es una preocupación importante? ¿Qué impacto tiene?

Tiene un impacto importante porque más de un 40% de nuestras ventas se hacen en dólares y tenemos un 20% de gap ahí, por lo que tenemos una sensibilidad al dólar importante. No tenemos grandes herramientas de gestión más allá de algunos futuros y coberturas, pero no somos especulativos con derivados por el alto riesgo. Más o menos cada punto porcentual que se aprecia el euro nos cuesta 1 millón del ebitda. También tenemos exposición al peso mexicano y al real brasileño, pero muy inferior.

La pandemia se llevó el Oktoberfest de 2020, algo importante para Viscofan.

Las salchichas de colágenos han sufrido un parón, por el Oktoberfest que no ha habido, pero también campos de fútbol, barbacoas familiares... Todavía no se ha recuperado la normalidad en este producto, pese al repunte que ya ha habido en Reino Unido. Es el único producto donde hay una retracción del consumo.

¿Ha habido acercamientos del capital riesgo en estos últimos años?

Acercamientos sólidos, no. El futuro nunca se sabe, pero la vocación de la dirección y el Consejo de Administración actual es claramente de futuro, con muchos nuevos proyectos. Queremos sacar nuevos usos del colágeno, como los usos sanitarios, además de la cogeneración de energía.

¿Qué va a representar estos nuevos negocios para Viscofan?

La cogeneración nos sirve, sobre todo, para ser más sostenibles y eficientes pero hay poco recorrido en ingresos, porque no vamos a invertir más para tener más ingresos. Todo lo que son nuevos negocios, como el sanitario, que incluye los apliques de colágeno, para lesiones, también el uso cardiológico... etc, el deseo es que alcance unos 100 millones de euros a medio plazo, quizás unos cinco años.

Los analistas han quedado sorprendidos de que han podido estirar la capacidad productiva para ajustarse a un crecimiento de la demanda mayor de lo esperado.

Sí. Hicimos un esfuerzo titánico. Forma parte de nuestra filosofía. Esa mejora continua de producir un poco más, más rápido, más eficientemente, nos permite hacerlo. Como líderes tenemos esa responsabilidad. Cuando nuestra capacidad se va a acercando al límite, invertimos algo más.

A raíz de la pandemia, otras empresas industriales han visto cómo se elevaban sus gastos por los temas de higiene y salud laboral. ¿En Viscofan ha sido significativo?

Hemos tenido un impacto de costes importante por mascarillas, limpieza, ozonización... etcétera. En 2020 ha sido de más de 2 millones de euros. Era absolutamente necesario para mantener la actividad en todas las plantas, como así ha sido. Primero en China y posteriormente en Europa.

Hablando de accionistas, Alba tiene una caja importante ahora tras la venta de Euskaltel. ¿Perciben un interés en ampliar su posición ante la falta de ideas mejores?

Eso hay que preguntárselo a ellos. Desconozco si hay ese interés. De momento su participación es bastante estable. Llevan seis años con nosotros, desde 2015.

¿Cómo es la estructura accionarial?

Tenemos a Alba con el 13%, Santiago Domecq con el 5%, APG con el 10% y Marathon con otro 5%. Siempre hemos tenido accionistas extranjeros, americanos y británicos sobre todo. Los particulares están entre un 20 y un 25%. En las Juntas somos 40 o 50 personas.

Por terminar, le dieron un año más de gracia al plan estratégico, pero los analistas ya te están diciendo que hasta aquí ha llegado...

Sí. No estaba el momento para lanzar nuevos planes y todavía tenía cierto recorrido. Bueno, habrá un nuevo plan estratégico pronto. Probablemente en febrero de 2022. No vamos a vender humo. Tenemos que seguir con nuestro ritmo de crecimiento, con las ideas claras, apostando en nuestro negocio tradicional y en la diversificación de productos. Sostenibilidad, eficiencia y mejorar márgenes, aunque sean 2 décimas.

"El sector todavía no ha dado el gran paso"

En las notas de final de curso de Viscofan, se podría decir que la única asignatura que necesita mejorar es la de cumplir los criterios de sostenibilidad, y no por no poner interés en que así sea, sino porque la naturaleza de su sector la lleva a unos ritmos más lentos que en otro tipo de negocios. "Está claro que el tema del plástico está ahí, las limitaciones que va a haber como derivado de un combustible fósil, pero nosotros ya nos estamos moviendo, desarrollando un nuevo plástico biodegradable, otro procedente del reciclado y otro de origen vegetal", explica José Antonio Canales. "Tenemos la ventaja de que hay ciertas aplicaciones en las que hay un solapamiento donde se puede usar indistintamente el plástico, el colágeno o la fibrosa y eso permite una migración", añade el directivo.

Sobre si esta tendencia viene dada por la exigencia de los clientes, Canales todavía cree que "el sector no ha dado ese gran paso aún". "Hay interés, pero claro, son productos más caros. Estamos haciendo pruebas, pero todavía no ha llegado ese cambio", sostiene Canales.

La derivada de este movimiento se da en los inversores, cada vez más concienciados de este tipo de inversión. "Los institucionales casi le dan más importancia a este tema que al propio negocio", afirma el consejero delegado. "Desde hace dos años, cada vez hay más preguntas sobre esto y tenemos mucho margen para atraer a aquellos que todavía no están, pero las cosas llevan su tiempo y en el mundo de la industria los plazos son incluso más largos", se lamenta Canales, que confirma que tienen en 2030 un objetivo claro como es el de reducir un 30% su huella de carbono, además de reducir el consumo de agua y los residuos, aparte de abastecerse con hidrógeno verde.

"No somos una firma de dientes de sierra"

Si algo ha acompañado en los últimos años a Viscofan ha sido el cartel de título caro, que cotiza con prima y que, por tanto, recibía una mala recomendación siempre por parte del consenso de analistas. Esta recomendación, que ahora es de mantener, ha mejorado considerablemente en los últimos meses, abandonando la zona más baja de La Liga Ibex de elEconomista, la clasificación que combina los parámetros recogidos por FactSet y Bloomberg y en la que ahora Viscofan ocupa el puesto 27 de las 35 compañías que la forman.

Sobre esta cuestión, José Antonio Canales explica que "no somos una empresa de pelotazos, de dientes de sierra, pero sí de seguir creciendo poco a poco. El consumo de proteína crece, aunque haya mudanzas de un tipo de carne a otra, nosotros nos adaptamos a eso. También tenemos las envolturas veganas, las biodegradables, reciclables, vegetales... es una evolución constante pese a ser ya líderes del sector".

Aunque este año haya comenzado mal para su acción, que se deja algo más de un 3% desde el primero de enero, en los últimos años ha logrado rentabilizar la inversión de sus accionistas, con anualidades de dígito simple medio, otro motivo por el que suele cotizar con prima frente a sus comparables, aunque no es único. "Hay varios factores que lo explican y lo justifican, como que tenemos un mejor servicio y un mejor producto, que nuestros clientes mantienen más allá del precio. Tenemos el liderazgo del sector en costes, tecnología y servicios, y eso vale lo que se paga por Viscofan", arguye Canales.

El consenso de analistas que recoge Bloomberg le da un potencial del 6%, hasta los 61,5 euros en los que fijan su precio objetivo de cara a los próximos 12 meses.

"Puede haber más dividendo o recompras"

Otro de los aspectos en los que Viscofan hace gala de su perfil de empresa conservadora es en el de la gestión de su balance, siempre muy saneado y que está cerca de reportar caja neta. En lo que inversores y analistas ven una cierta ineficiencia financiera, más si cabe con la facilidad que el mercado da ahora para apalancarse, José Antonio Canales ve "autonomía e independencia para actuar y no depender de nadie". "Si surge una oportunidad de compra o una necesidad de inversión de cualquier tipo, lo podemos hacer de forma rápida y sin presión, a con inversiones a largo plazo", añade el consejero delegado.

La otra opción para dar salida a este margen financiero es la de remunerar al accionista de forma extraordinaria. Canales reconoce que es una opción, como lo es "una recompra y amortización de acciones, como hicimos otros años". "Nuestro accionista siempre está presente y no queremos estar sentados sobre una pila de dinero, pero sí tener esa autonomía y rapidez a la hora de poder tomar decisiones", aclara el directivo.

La política de dividendo de Viscofan es de dar un dividendo moderado, pero estable y creciente, que actualmente ronda el 60% del payout. En 2010, el dividendo por acción fue de 0,80 euros y en 2020 este ya ha subido hasta 1,70, más del doble en una década de diferencia. Para este año, el consenso espera un pago de 1,73 euros, el cual alcanza una rentabilidad del 3% a precios actuales. "De cara al futuro, somos optimistas con la evolución del negocio y, por tanto, con el crecimiento del dividendo, aunque no tenemos un payout fijo y lo decidimos cada año en la Junta General de Accionistas. El accionista puede estar tranquilo con su dividendo.", concluye

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