Bolsa, mercados y cotizaciones

La nueva agenda climática mundial saca a las renovables de la zona de castigo

  • "Esta caída hay que verla como un proceso de ajuste normal"
Foto: Dreamstime

La Cumbre de líderes sobre el Clima ha sido el primer examen de Joe Biden para devolver a EEUU el liderazgo medioambiental. Un evento que reunió telemáticamente a 40 mandatarios de todo el globo y que el inquilino de la Casa Blanca aprobó con nota tras anunciar que la primera potencia reducirá sus emisiones a la mitad para 2030. 

El objetivo de la Administración Biden es aunar los esfuerzos de las grandes economías para reducir las emisiones durante esta década, mantener un límite de calentamiento de 1,5 grados centígrados y movilizar la financiación pública y privada para impulsar la transición energética y ayudar a los países más vulnerables a hacer frente a los impactos climáticos.

Animadas por estas previsiones, las firmas de energías limpias han puesto freno a las estrepitosas caídas que venían padeciendo en el bolsa, con el S&P Global clean energy –el indicador que reúne a las grandes cotizadas del sector– cediendo más de un 30% desde máximos de enero y con un saldo negativo del 17% en el año. Por valores, se cuentan con los dedos de una mano los que escapan a las pérdidas: Nextera y Xcel Energy en EEUU, Enel en Europa y Acciona y Audax en el parqué español.

Desde Bank of America consideran que la burbuja renovable ha estallado en 2021 acuciada por la sobrecompra, la preocupación por la competencia y por la subida de tipos. Pero tras volver a tierra, "el índice cotiza en niveles de diciembre y el sector vuelve a ofrecer un atractivo potencial alcista".

Otro de los factores que ha alimentado esta pompa era la limitada composición del selectivo de referencia, que sólo contaba con 30 valores y desde el 19 de abril se ha ampliado a 81 para aumentar la liquidez y reflejar el cambiante conjunto de oportunidades.

Un ajuste lógico

Ahora bien, ¿cabe esperar un rebote desde los niveles actuales como sucedió en 2020? Para Nicolás López, director de análisis de renta variable de Singular Bank, "las compañías de energías renovables ya estaban dando muestras de estabilización en las últimas semanas tras la fuerte corrección en el inicio del año. Esta caída hay que verla como un proceso de ajuste normal en un sector que va a tener un gran crecimiento en los próximos años y que atrae un gran interés de los inversores".

Menos optimista se muestra Xavier Brun, gestor del Trea European Equities de Trea AM, quien admite desconocer si las renovables han tocado fondo, "ya que lo que rige estas valoraciones no son los beneficios y rentabilidades asociados al negocio sino los flujos monetarios que reciben", apunta. "Si miramos los PER [veces que el beneficio está recogido en el precio de la acción] de las mayores posiciones del ETF del S&P Global clean energy vemos que son valoraciones exigentes, que corresponden a empresas con crecimientos en beneficios por encima del 20%/30% anual en los próximos años. En este punto hemos de diferenciar entre negocio y valoración. No negamos que el negocio crezca de forma notable los próximos años, pero con valoraciones exigentes puede ser que la inversión no lo sea tanto", agrega. El gestor no descarta mayores crecimientos en las cotizaciones que responderían a la mayor inyección de dinero hacia temáticas ASG.

Todo a favor

Está claro que el entorno, y particularmente el foco de Biden en la reducción de las emisiones, "es muy positivo para las renovables", explica Luis Padrón, analista de Renta 4. "Es cierto que para las pequeñas (como las españolas Solaria o Greenalia) el impacto es reducido, por su escasa exposición al mercado americano; pero la situación de fondo las favorece, ya que previsiblemente más inversiones se dirigirán hacia este tipo de compañías", añade.

Con una importante exposición a EEUU (supuso el 16,9% de su resultado bruto de explotación en 2020) y un claro sesgo verde, Iberdrola es una de las grandes beneficiadas de la fiebre climática. En 2020, un 25% de su ebitda procedió ya de las renovables. La energía eólica terrestre y la hidroeléctrica fueron las que más aportaron, aunque también está creciendo en el offshore, los molinos en alta mar, instalados donde el viento sopla con más fuerza. "Está muy bien posicionada, se ha hecho con carteras de proyectos de offshore en Japón, Suecia, Irlanda... Y el mercado está infravalorando esa posición que tiene en la energía eólica marina", advierte, también desde Renta 4, Ángel Pérez. Está de acuerdo con el resto de expertos en que "el mercado está muy motivado por el ASG; había mucho dinero en el mercado que quería realizar inversión responsable" y desde el año pasado se ha lanzado a este tipo de valores, comenta.

Continuando con las grandes de las energías limpias en España, Acciona estaría "recogiendo en su cotización el efecto de la salida a bolsa de su filial de renovables", explica Pérez, una operación gracias a la cual el grupo prevé duplicar su negocio verde en un plazo de cinco años. Es una de las españolas que más han celebrado en el parqué el anuncio de Biden en el Día del Clima. La compañía presidida por José Manuel Entrecanales se ve muy beneficiada por la agenda verde de EEUU, ya que cuenta con una gran presencia en el país. Y también tiene un peso importante en Australia, igualmente favorable a las inversiones en energías limpias, como EEUU o Europa.

Siemens Gamesa –la más expuesta a las inversiones en la primera potencia del mundo, por su liderazgo en la fabricación de molinos eólicos para el offshore– se revalorizó casi un 7% el pasado jueves, recogiendo el efecto Biden. Fue su mayor escalada en el último año. "Es cierto que se ve beneficiada por la tendencia sostenible mundial, pero en los últimos tiempos la han lastrado las acusaciones de dumping que ha sufrido en EEUU", explica Pérez, que añade que el valor "ha venido decepcionando desde la fusión con Siemens Wind Power".

El atractivo de Solarpack

Más allá de los grandes valores, y advirtiendo que en renovables "es preciso ser muy selectivo, no todo vale", Luis Padrón se muestra especialmente positivo con dos de las más pequeñas empresas del sector en España: Solarpack (que capitaliza 700 millones), de la que comenta que "lleva muchísimos años en el sector y ha cambiado su perfil hacia el desarrollo y gestión de parques (antes se dedicaba a desarrollarlos y venderlos). Es una compañía muy diversificada a nivel internacional, y con presencia en mercados atractivos, donde los precios que se pagan por la electricidad son incluso más elevados que en España".

También ve interesante a Grenergy, y no le gusta tanto Solaria (a la que ve poco diversificada, muy expuesta al mercado español) aunque será ésta, al formar parte del Ibex, la que tire del resto. "Mucha gente quiere jugar esa exposición a renovables vía Solaria", señala. Por lo pronto, tras hablar Biden, sube más que nadie en el índice, un 7,2% en dos sesiones.

Una semana clave para la regulación de la sostenibilidad en Europa

La última semana ha sido intensa en avances en la regulación para la inversión sostenible en Europa. Por un lado, se ha publicado el Acto Delegado que pone en marcha una parte de la taxonomía. Detrás de esta denominación no hay sino una clasificación de actividades empresariales (por ejemplo, la producción de energía eólica), que establece si éstas realizan o no "una contribución sustancial" a alcanzar objetivos ambientales (y en base a ello permite calcular, por parte de cada entidad, en qué medida sus fondos están alineados con dicha taxonomía, teniendo en cuenta las compañías en las que invierten).  

Lo que se ha sacado adelante no es la taxonomía verde completa, sino la que corresponde a 2 de los 6 objetivos según los cuales se clasificarán las actividades. Además, y por discrepancias entre Estados miembros y entre las propias instituciones europeas, por ahora se han dejado fuera los puntos más polémicos: la clasificación del gas y de la energía nuclear (uno de los problemas ha sido que Francia quiere que la energía nuclear reciba la etiqueta de verde en la taxonomía). Esta regulación cubrirá a un 40% de las compañías cotizadas, que generan el 80% de las emisiones de CO2.

Está pendiente el desarrollo de una taxonomía para las cuestiones sociales (aquellas que tienen que ver con temas como el capital humano, la calidad de los proveedores, la seguridad en el producto...), pero los expertos anticipan que el proceso será aún más arduo que para la verde, ya que muchas de estas cuestiones son difíciles de medir y de homogeneizar entre países.

Por otro lado, la Unión Europea anunció el pasado miércoles que reducirá "al menos" un 55% los gases de efecto invernadero para 2030, en comparación con los niveles de 1990. Europa incrementa así su ambición, antes fijada en la cifra del 40%, y encarrilla sus esfuerzos para lograr la neutralidad en 2050.

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