El efecto Draghi acercó el interés que se exige al bono de referencia de Italia (con vencimiento a 10 años) a apenas 25 puntos básicos del de España en las últimas semanas. El impacto del actual primer ministro del país transalpino y ex presidente del Banco Central Europeo (BCE) en el mercado se ha matizado en los últimos días, dejando la distancia cerca de los 35 enteros -llegó a rozar el punto porcentual en marzo de 2020-. Distintos factores, entre los que destaca la demanda japonesa de papel made in Spain, descartan que este diferencial se vaya estrechar más de lo visto hasta ahora.
Mientras el precio al que se financia España se incrementaba en línea con la salida general de dinero de toda la deuda del mundo por la expectativa de un incremento de la inflación, el interés que asume Italia se reducía hasta mínimos históricos por la estabilidad política que se le ha presumido a Draghi -el anuncio de su candidatura se realizó a principios de febrero- en el país más convulso de la eurozona en el terreno parlamentario.
Esta tendencia a contracorriente se ha normalizado en las últimas jornadas y Andrés Calzado, experto en deuda de Nomura, explica que desde la firma de inversión japonesa no se espera "que las rentabilidades de los bonos vayan a cambiar mucho de aquí a finales de año".
"Es lógico que los tipos vayan subiendo algo si el BCE tiene que ir actuando porque la inflación empieza a subir, pero en cualquier caso a finales de este año el bono español a 10 años podría estar alrededor del 0,35% y el italiano en torno al 0,65%", observa.
Las distintas razones que impedirían que el interés que se exige a Italia se acercara más al de España van desde los riesgos políticos, "con el ruido de partidos populistas sobre la salida de Italia del euro que no existe en nuestro país", incide Andrés Calzado, a la volatilidad histórica de su deuda, que hace que "los inversores suelan pedir más rentabilidad para que les compense es riesgo", continúa el experto.

También influye "la diferencia de ratings (calificaciones de las agencias) que hace que la base inversora para España e Italia sea algo diferente -por ejemplo en la deuda española vemos fuerte participación de inversores japoneses que no se ve en otros países con ratings más bajos como Portugal o Italia-", añade el experto de Nomura, y concluye con otro factor: "Italia tiene más cantidad de deuda que España".
Ritmo de 15.000 millones a la semana
El papel del BCE seguirá siendo clave para que el mercado no ponga a cada país en su sitio. Su presencia en el mercado durante la pandemia se resume en dos fases: la que fue de marzo a junio, con compras semanales de bonos por 27.000 millones de media, y la que ha seguido después, con adquisiciones de cerca de 15.000 millones cada siete días.