Las declaraciones de esta semana de Klaas Knot, miembro del consejo de gobierno del Banco Central Europeo (BCE), apuntando que el organismo podría volver a bajar los tipos de interés para evitar que un euro demasiado fuerte castigue a la inflación, se interpretan desde Commerzbank como una declaración de guerra de divisas.
"El momento en el que ha llegado esta campaña de comunicación del BCE sugiere que no quieren frenar la apreciación del euro, sino que pretenden forzar unos niveles concretos para el tipo de cambio", explica el jefe de estrategia de divisas del banco alemán, Ulrich Leuchtmann. Para él, "esto sólo se puede interpretar como una declaración de guerra de divisas por parte del BCE" señala.
Durante los últimos meses el BCE ha intensificado sus avisos públicos, señalando la preocupación que le merece la fortaleza que está experimentando el euro frente a sus principales cruces.
En la última reunión del organismo, la presidenta Christine Lagarde reconoció que estaban "monitorizando con mucho cuidado el tipo de cambio, porque sabemos que tiene un impacto claro en los precios y un papel en nuestras estimaciones de inflación", y dejaba claro que "todos los instrumentos se pueden ajustar; no se descarta nada", dejando la puerta abierta a una nueva bajada de tipos.
Si, como Commerzbank, se empieza a interpretar que el BCE tiene la intención de manipular la divisa, esto podría tener consecuencias en la política monetaria de otros países. Hace 6 años, entre 2015 y 2016, era una de las grandes preocupaciones para los mercados, cuando China llevó a cabo varias devaluaciones para ganar competitividad y forzaba al resto de economías mundiales a bajar precios para poder competir.
Desde entonces, China ha estado tranquila en este sentido y la guerra de divisas ha cedido protagonismo a otras preocupaciones para los mercados. Sin embargo, siempre ha quedado latente; no hay que olvidar los continuos ataques y amenazas de Donald Trump a China, Suiza y también la zona euro por llevar a cabo estas prácticas. En agosto de 2019, por ejemplo, resurgieron los temores por que se reactivase el conflicto.
"No hay excusas para manipular los niveles del euro frente al dólar; al menos, no las hay para un banco central que ha prometido hacer lo contrario", señala Leuchtmann. "Este tipo de comportamientos hace que sea mucho más probable que otros bancos centrales contraataquen, lo que puede terminar en una guerra de divisas, a menos que todo el mundo vuelva a recobrar la calma", explica.
En las últimas semanas el euro ha perdido fuerza frente al dólar estadounidense, con una caída del 1,9% desde el pasado 6 de enero, el día en el que el cruce de la divisa europea frente al dólar tocó máximos de 2018 en los 1,232 dólares. Ahora se mueve en el entorno de los 1,209 dólares.
Si la inflación repunta en próximos meses, eso sí, esto podría llevar al BCE a despreocuparse más por la fortaleza de la divisa. El último dato de inflación en Alemania anima a pensar que los precios podrían repuntar en la zona euro durante los próximos meses, desde los niveles deprimidos en los que se mueve ahora, algo que encaja con las estimaciones de los expertos. En ese caso la entidad que preside Lagarde tendría menos razones para desenterrar el hacha de la guerra de divisas.