Bolsa, mercados y cotizaciones

La guerra de divisas no hará grande a América... ni tampoco a China

  • "La guerra de divisas se pelea con acciones encubiertas", explica PIMCO
  • "Habrá consecuencias. Es un juego de 'suma cero'", avisan desde AXA IM
La guerra comercial se intensifica
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"La guerra no le hace a uno grandioso". Esa es la primera lección que recibe Luke Skywalker del maestro Yoda, cuando, nada más conocerse en El Imperio Contraataca, el joven explica a su futuro mentor que está buscando "a un gran guerrero". Esta primera clase de filosofía es muy útil para ilustrar la opinión más repetida de los expertos sobre la guerra de divisas, que se ha vuelto a reactivar durante la última semana: es un juego de suma cero, en el que lo habitual es que no haya ganadores. Se trata de una batalla más en una guerra comercial que supone una amenaza de forma global, y no sólo para las partes implicadas.

La guerra de divisas se basa en las intervenciones que algunos gobiernos han hecho en sus monedas, directa o indirectamente, para mover el tipo de cambio en su favor. Los intereses y las necesidades de cada país no son siempre los mismos, pero durante los últimos años la guerra de divisas ha estado asociada a la pelea entre Estados Unidos y China por debilitar su divisa. El gobierno de la primera economía del mundo acusa al de la segunda de manipular su moneda, y mantenerla artificialmente baja para ser más competitivos.

De esta forma, China, una economía exportadora, con un superávit comercial de 383.244 millones de dólares con Estados Unidos, mejora su balanza comercial todavía más si el yuan cae, mientras que al gigante norteamericano le salen más caras las importaciones. En esta última edición de la guerra de divisas, Trump está acusando a China de intervenir su moneda, mientras con la otra mano él intenta que el dólar se deprecie al presionar a la Reserva Federal (Fed) para que baje tipos de forma agresiva, amenazando la independencia del organismo que preside Jerome Powell.

Joachim Fels, asesor económico global de Pimco, analiza cómo se está desarrollando el conflicto y explica cómo "la guerra fría de divisas que se mantiene entre los dos grandes bloques comerciales desde hace más de 5 años ha vuelto a empezar a encenderse". El experto explica cómo "las guerras frías de divisas se pelean con intervenciones verbales (y a través de Twitter) y acciones encubiertas, como recortes de tipos, los discursos de los banqueros centrales y quantitative easing (los programas de estímulos basados en compras de deuda), y no con intervenciones directas en los mercados a través de compras de divisas extranjeras", señala el experto.

La última escaramuza

La devaluación del yuan que ha llevado a cabo China esta semana ha sido una respuesta a los últimos aranceles de Trump, y ha avivado el temor de las bolsas por el impacto que esto puede tener. Posteriormente, China ha decidido suspender las importaciones de los productos agrícolas estadounidenses.

Trump quiere un dólar más débil, y acusa a China, y también a Europa, de ser manipuladores de la divisa. "El presidente ha criticado a Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, por depreciar el euro con comentarios que apuntan a políticas monetarias expansivas, como recortes de tipos y programas de compras de deuda", explican desde Citi, y recuerdan que también "ha criticado a Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal estadounidense, por fortalecer el dólar con sus palabras y sus medidas". Esta misma semana Trump tildó el endurecimiento de la política monetaria de la Fed de "ridícula", y dejó caer que estaba actuando de forma "incompetente".

China, por su parte, tras conocer a decisión de Estados Unidos de considerarla oficialmente "manipuladora de la divisa", se defendió. El gobernador del banco central del país explicó que "como país responsable que somos, nos adherimos al espíritu del G20 respecto a la moneda y al sistema de mercado de fluctuación de las divisas, además de comprometernos a no entrar en devaluaciones competitivas ni a usar el tipo de cambio con intereses competitivos ni como herramienta para lidiar con las disputas comerciales".

Si bien todavía no es un mercado libre, China ha ido flexibilizando la forma en la que cotiza el yuan durante las últimas décadas, permitiendo cada vez una banda de fluctuación más grande. Las medidas de apertura al mercado que ha llevado a cabo el país durante los últimos años terminaron abriendo la puerta a que se incluyesen las acciones de las firmas de la bolsa China en los índices de mercado de MSCI, que llevaba años exigiendo medidas aperturistas al país para aceptar las acciones chinas en sus índices. Una de las medidas que solicitaban era precisamente una mayor liberalización de la divisa

El yuan, una moneda intervenida

Las críticas de Trump hacia China tienen fundamento, si se tiene en cuenta que el yuan es una divisa que no cotiza libremente. El Gobierno chino establece todos los días en qué nivel va a arrancar la jornada la moneda china frente al dólar estadounidense y también otras monedas, y compra y vende las divisas que necesite para lograr que se cumpla el nivel que han establecido para esa jornada. Una vez empieza a cotizar, el mercado mueve a la divisa, eso sí, con un límite establecido por China, que no permite que la fluctuación del yuan supere el 2%, tanto de subida como de bajada, frente a una cesta de divisas, basándose en el precio del cierre del día anterior.

Aunque el movimiento del yuan es limitado, las devaluaciones del yuan de 2015 y 2016 están todavía frescas, y son un ejemplo de cómo el país ha echado mano de la intervención del tipo de cambio en momentos concretos. En agosto de 2015, para tratar de dar un empujón de ánimo a su economía, China devaluó la moneda un 3% en 3 jornadas de mercado, y las bolsas mundiales se tambalearon, por el impacto deflacionista que eso podía tener en el mundo (si las ventas de China eran más competitivas, el resto de exportadores mundiales se vería abocado a bajar precios para poder competir con el gigante asiático).

El movimiento se repitió en enero de 2016, dando lugar al peor arranque de un año de las bolsas mundiales que se había vivido hasta ese momento. Ahora, con la inflación volviendo a dar señales de debilidad (en la eurozona las expectativas de inflación a 10 años tocaron mínimos históricos el pasado junio) y el crecimiento mundial ralentizándose, la devaluación del yuan despierta viejos fantasmas que contribuyen a aumentar la incertidumbre global.

La devaluación del yuan no fue gratis para China, ya que, en un intento de evitar la pérdida de valor de las divisa, se produjo una huida de capitales del país que ahora podría repetirse, según avisan muchos analistas. Para frenarla China tuvo que echar mano de su reserva de divisas extranjeras, hasta el punto de reducirla en 17,9%, o más de 650.000 millones de dólares, entre agosto de 2015 y enero de 2017, lo que lleva a muchos expertos a descartar más movimientos agresivos en este sentido por parte del país asiático.

¿Puede EEUU devaluar directamente?

Tras el movimiento de China y la reacción posterior de Estados Unidos hay analistas que se están planteando la posibilidad de que el país americano incluso lleve a cabo una devaluación, directamente, del dólar estadounidense. "Si el dólar no se debilita por su cuenta existe el riesgo de que Estados Unidos intervenga", explican desde Axa Investment Managers, pero esta posibilidad de momento parece ser ciencia ficción, en opinión de la gestora francesa: "Los lectores que son suficientemente mayores como para recordar los años en las que estas intervenciones eran más comunes, serán escépticos con la habilidad de EEUU de devaluar unilateralmente su moneda. Primero necesitaría decidir qué otras monedas comprará, y por razones políticas y técnicas, no es probable que sea el yuan chino", señalan.

Además, la firma francesa destaca cómo "el vehículo para intervenir la divisa es el Fondo de Estabilización del Tipo de Cambio, que cuenta con 95.000 millones de dólares en activos, como monedas de otros países, de los cuales 25.000 millones son dólares". Mientras tanto, la reserva de divisa extranjera de China se mantiene en el entorno de los 3,10 billones de dólares, según los datos de Bloomberg. El Gobierno estadounidense "podría cambiar sus reservas en otras divisas a dólares. También, llegar a un acuerdo con la Fed para vender más dólares, pero estas opciones son cada vez menos probables, y no está nada claro que la Fed aprobase imprimir dólares para vender dólares, especialmente en un momento en el que su independencia está en entredicho", destacan.

Desde Barclays coinciden al señalar que "el Tesoro estadounidense tiene el poder para intervenir los mercados de divisas en cualquier momento", pero avisan de las dudas que existen en "la eficacia a medio plazo de una intervención de este tipo". Es posible que la falta de recursos de Trump para conseguir su objetivo de un dólar más débil esté detrás de las presiones que el presidente está haciendo a la Fed a través de Twitter.

Un juego de 'suma cero'

La guerra de divisas entre China y Estados Unidos es una amenaza más para la economía global. Esta misma semana algunos bancos centrales han actuado, reduciendo los tipos de interés por sorpresa o más de lo previsto. Ha sido el caso de Nueva Zelanda, India y Tailandia, que intentan protegerse de la devaluación china a través de sus bancos centrales. "Habrá consecuencias por las intervenciones no coordinadas en el mercado de divisas", explican desde AXA IM. "Es un juego de suma cero. Alguien va a perder, y la historia sugiere que los peor parados serán aquellos bancos centrales que creen que pueden hacer bullying al mercado, y forzarle a aceptar unos niveles concretos para una divisa", destaca la gestora francesa.

En Natixis IM son optimistas y creen que "habrá algún tipo de tregua o acuerdo a finales de este año, o quizá en el inicio de 2020, para asegurar un contexto económico decente de cara a las elecciones estadounidenses". La firma también cree que "continuarán las presiones a la Fed para que apoye la economía estadounidense", y cree que si Trump no afloja con los aranceles en septiembre, habrá "un recorte de tipos ese mes" de la Fed y se abrirá la puerta a otro en diciembre.

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