Endurecimiento de las restricciones, cierre de aeropuertos, golpe a la campaña de compras... Es la pesadilla antes de Navidad de las bolsas que amenaza con cancelar desde este mismo lunes el rally de fin de año e impedir al EuroStoxx 50 borrar las pérdidas anuales, algo que recientemente ha conseguido el Dax alemán y mucho antes lograron los índices chinos y de Wall Street.
Dinero huyendo al dólar, castigo a la libra y nueva ronda de incertidumbre en las principales plazas europeas son las consecuencias irremediables de la cepa de coronavirus detectada en Reino Unido y temida por su alta capacidad de infectar.
Las expectativas de una aceleración de la recuperación económica por las vacunas desaparecen y con ellas la continuidad de las fuertes subidas de las bolsas que empezaron a finales de octubre -el viernes se advirtió en Ecotrader de la posibilidad de una corrección desde el punto de vista técnico-.
El Ibex 35, uno de los índices más castigados por la pandemia por el peso de la banca y de la industria de los viajes en su composición, había sido el gran beneficiado por las positivas expectativas de noviembre llegando a dejar la brecha con el Dax alemán por debajo de los 15 puntos, pero venía ya perdiendo impulso en las últimas sesiones, y el diferencial vuelve a abrirse.
Con las caídas de este lunes, el índice español habrá borrado ya una quinta parte de todo lo que llegó a escalar con las vacunas.
Se rompen las expectativas
A falta de seis sesiones enteras y dos mitades para que concluya el año, la visión de todo el mundo estaba puesta en la vacuna que ya se ha empezado a suministrar en países como Canadá, Estados Unidos y Reino Unido y muy pronto lo hará también en Europa y en el resto del mundo.
Sin embargo, el temor a la nueva cepa interrumpe este proceso, que requerirá tiempo hasta que los resultados calen en la incidencia y mortalidad del virus. Y hasta que eso llegue, todavía habrá que enfrentarse muy probablemente a una tercera ola y a sus consecuentes restricciones a la actividad para combatirla, con lo que eso puede suponer para los mercados.
Prueba de que todavía queda tela que cortar es que el BCE se ha visto obligado a ampliar hasta la mitad de 2022 y por medio billón de euros más su programa de compra de deuda por la pandemia y que en Estados Unidos Biden está a punto de poner a funcionar el paquete de estímulos prometido.