Dice el refrán que un hecho vale más que mil palabras pero en esto de la política monetaria son estas las que suelen adelantar cualquier acción futura evitando así una potencial pataleta del mercado o un desatino por parte de la Reserva Federal. Su Comité de Mercados Abiertos (FOMC, por sus siglas en inglés) inicia el martes su última reunión del año con las miras puestas en su programa de compras de activos.
Entre los síntomas de fatiga de una recuperación con más ímpetu de lo esperado y un Capitolio que lleva jugando al despiste sobre un segundo paquete de estímulo fiscal desde el pasado mayo, las mesas de inversión esperan que el presidente de la Fed, Jerome Powell, y el resto de miembros del FOMC concentren su atención en su programa de compras de bonos del Tesoro y activos respaldados por hipotecas (Quantitative Easing o QE, por sus siglas en inglés).
En runrún del mercado ha barajado la posibilidad de que el FOMC, que actualmente engulle 80.000 millones de dólares en bonos del Tesoro y otros 40.000 millones de dólares en activos hipotecarios, sopese la posibilidad de extender la madurez de las compras. Al fin y al cabo, el Departamento del Tesoro obligará al banco central a dejar expirar a finales de año buena parte de las facilidades de emergencia puestas en marcha desde el pasado marzo. Sin embargo, con los rendimientos a largo plazo relativamente bajos, la Fed no parece dispuesta a disparar esta bala antes de tiempo.
Cabe recordar que a principios de este año, en pleno auge de la pandemia, uno de los principales argumentos contra el control de la curva de rendimiento entre los funcionarios de la Fed era que con los rendimientos ya de por sí bajos, el impacto de las nuevas intervenciones sería limitado. Con el retorno del bono americano a 10 años no mucho más alto que los niveles de noviembre, una lógica similar puede reducir cualquier urgencia en torno a la ampliación de la madurez de las compras.
"Esperamos que los funcionarios de la Fed proporcionen una orientación cualitativa para que las compras de activos continúen al menos al ritmo actual hasta que los riesgos económicos de la pandemia hayan disminuido sustancialmente", adelanta Andrew Hollenhorst, economista de Citi.
No obstante, no descarta que la redacción del texto sea polémica, potencialmente generando disidencias. "Cualquier indicación de una eventual disminución de las compras de activos se interpretará como una presión de los halcones", añade, en referencia a los funcionarios que abogan por una política menos acomodaticia.
"Cualquier indicación de una eventual disminución de las compras de activos se interpretará como una presión de los halcones"
La comitiva llegará acompañada de una actualización del cuadro macro de la Fed. Se espera una mejora en sus perspectivas de crecimiento así como el desempleo. Sin embargo, la persistencia de una baja inflación, así como la incertidumbre sobre la tendencia del virus, la distribución de la vacuna y las perspectivas fiscales, debería mantener las proyecciones de que el precio del dinero se mantendrá inamovible entre el 0% y el 0,25% hasta finales de 2023.
Dicho esto, no sorprendería ver dos o tres funcionarios más que telegrafíen en el diagrama de puntos (dot-plot) el adelanto de una potencial subida de tipos . Esto, por supuesto, dejaría la media sin cambios, pero puede interpretado como una perspectiva menos acomodaticia por el mercado.